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UNA PARTE DEL BARRIO QUE ARDE: ASENTAMIENTO DEL WALILI

Imagina que una parte de tu barrio ardiera en llamas. Imagina que tus vecinos y vecinas perdieran su casa, su cama, su ropa, sus muebles, sus fotos, sus documentos y todo aquello que convierte cuatro paredes en un hogar, por muy humilde que este sea. Imagina que tú mismo o tú misma vieras cómo el fuego devora todo lo que tienes reduciéndolo a cenizas. Y, por último, imagina que esto ocurre con una regularidad poco frecuente, con demasiada asiduidad, pongamos cada 5 o 6 meses. ¿No crees que saltarían las alarmas? ¿No sería lógico pensar que está ocurriendo algo anormal y que debería investigarse o, al menos, prestar una especial atención?  ¿No sería lógico que desde los organismos públicos se mostrara algo de interés especial por conocer qué está ocurriendo y por qué un barrio arde cada cierto tiempo? ¿No tendría sentido que se intentara buscar solución a este drama tan recurrente?

Pues esta es la realidad a la que se enfrentan los vecinos y vecinas de los asentamientos del Campo de Níjar y porque, guste o no guste, quiera o no aceptarse, son vecinos y vecinas de esta localidad.

El 28 de Marzo, el fuego volvió a acudir a su cita con los asentamientos, en concreto con el asentamiento de Walili, también conocido como Los Nietos o El Nazareno, que ha ido viendo menguar sus habitantes en los últimos tiempos debido a los incendios. Ardieron entre 15 y 20 chabolas, dejando sin nada a alrededor de 40 personas. Todas están casi seguras de lo que va a ocurrir, pocas pueden asegurar la razón de lo que pasó, pero hoy se despertaban en el suelo, algunas al raso, otras con más suerte en la chabola de algún amigo o vecino se ha ofrecido a acogerlas. Alguna persona todavía se despertaba con la esperanza de reconstruir su chabola, de empezar de nuevo, pero la mayoría es consciente de que las máquinas del ayuntamiento vendrán para limpiar el terreno y socavarlo para que no puedan construir de nuevo sus casas, conocen bien el procedimiento, no es la primera vez que pasa, ni la segunda, ni la tercera, tampoco creen que sea la última.

Abdeladil Ghinay, pasión por el atletismo

Desde muy joven el atletismo ha sido su gran pasión y aún en situaciones adversas ha demostrado que se puede llevar a cabo con amor y dedicación.

Abdeladil Ghinay es un chico marroquí que llegó a Nijar hace unos 15 años, como la mayoría de sus compatriotas se echó a la mar subiéndose en una patera para atravesar el mediterráneo con la esperanza de encontrar una vida mejor pero con la pena de dejar atrás familia y amigos.

Abdeladil trajo consigo hasta esta parte del mediterráneo su alegría, su simpatía, sus ganas de vivir y ayudar a su familia y su gran pasión por el atletismo.

Abdeladil Ghinay nació en Ben Guerir, provincia de Rehamma, desde pequeño compartía su entusiasmo por jugar al futbol, como la mayoría de chicos de su edad, con su amor por el atletismo. Ya de muy joven veía en televisión en esas tardes interminables de verano a su paisano Hicham El Guerrouj, uno de los iconos de este deporte, ganador de varias medallas olímpicas y demás metales que inundan el palmarés de este mundialmente aclamado atleta marroquí. Por ello a muy corta edad Abdeladil comenzó a practicar el atletismo pero de manera individual, totalmente amateur, sin pertenecer a ningún club. Abdeladil salía por las inmediaciones de Ben Guerir y corría, corría.

Actualmente Abdeladil vive en un asentamiento de chabolas en Los Grillos, una pedanía perteneciente al municipio de Nijar, junto a un grupo de compatriotas marroquíes. El asentamiento lo compone unos cortijos en ruinas y un grupo de chabolas construidas con plásticos y pales. En este asentamiento vive desde hace unos 10 años, antes de vivir aquí vivía en otro asentamiento muy conocido de la zona de los Albaricoques. Abdeladil compagina su pasión por el atletismo junto duras y estresantes jornadas de trabajo bajo plástico que prácticamente le ocupan casi todo el día. Una vez terminada su jornada laboral se pone su ropa de deporte y sale a correr; “subo hasta la rotonda del pueblo de Nijar, luego a San Isidro y de allí dirección Atochares para bajar hasta casa”.

Hace ya algunos meses mientras hacíamos una visita a las personas que residen en este asentamiento de Los Grillos tuvimos la oportunidad de conocer a Abdeladil. Hablando con las personas que residen en el asentamiento de los pormenores del día a día y de necesidades ue afloran en el asentamiento unos amigos de Abdeladil nos dijeron que vivía un chico al cual le gustaba mucho correr, que era muy bueno corriendo, que debería fichar por un club. Así es como Almería Acoge conoció a Abdeladil, la fisionomía era total de atleta marroquí, delgado y con apariencia de velocidad explosiva en largas carreras, no dudamos en hacer lo que en nuestras manos fuese posible para intervenir y mediar para poder ayudarlo y que pudiera comenzar esta nueva etapa maravillosa en su vida, el poder conocer a más personas que practican el atletismo, competir en carreras, el poder disfrutar personalmente de este magnífico deporte y hacernos disfrutar a los demás.

San Silvestre

Nos vino la idea de comentarle la posibilidad de participar en la San Silvestre de Almería, competición que se celebraba este año el día 26 de diciembre y que congrega a un buen número de participantes. Este año fueron en torno a 1500 personas las que participaron en la gran clásica navideña. Abdeladil no dudo en inscribirse, participar y competir. Acabó la San Silvestre en duodécima posición, un hito para un chico que entrena el tiempo que le permiten sus largas jornadas laborales, entre corredores que entrenan unas tres horas al día y que en muchos casos su forma de vida es la participación en estas competiciones. Un grandísimo resultado que tan solo es el inicio de una andadura que se prevé emocionante ya que aquí no termina su participación en el mundo del atletismo, Abdeladil quiere seguir disfrutando de su amor por el atletismo saliendo a correr cuando su empleo se lo permita, inscribiéndose a un club de atletismo y compitiendo en carreras de media y larga distancia. Desde Almería Acoge vamos a estar a su lado para que en la medida que podamos poder acompañarlo en este hermoso periplo.

SOÑANDO EN BALSA SECA, NIJAR

Nijar es un lugar especial. Y la zona en la que la asociación trabaja es todavía más especial. Una parte de las personas con las que trabajamos a diario son todavía más especiales. Hoy queremos compartir una parte del trabajo que realizamos con nuestros jóvenes extutelados.

Son chicos que dejaron todo lo que tenían en sus diferentes países siendo menores de edad, cruzaron el mediterráneo jugándose su vida en busca de un futuro mejor, o bien en una balsa de plástico,o debajo de un camión o de mil maneras más que no podriamos imaginar. Lograron sobrevivir y llegar a nuestra querida España, otros no… Algunos pudieron llamar a sus madres para decirles que estaban vivos, otros no…

El sistema de protección de menores los protegió hasta los 18 años. Después, algunos afortunados pudieron ser protegidos un tiempo por nuestra asociación, siendo conscientes que son una ínfima minoría y el resto de compañeros extutelados deambulan solos, sin familia, sin medios económicos, sin techo, sin comida por nuestro teritorio. Malviviendo. Sobreviviendo. Muriendo en vida.

Nuestros «afortunados» hacen muchas cosas. Su sueño es tener una buena vida y poder ayudar a sus familias. Poder ayudar a sus madres, a sus herman@s. No es sencillo. No es fácil. Lo intentan todos los días.

El trabajo en los invernaderos es cada vez más complicado por una justificada y debatible situación, estar documentado y que este documento sea de los que te permite trabajar. Ningún chico de los que hasta ahora ha estado en el recurso de la asociación, ha salido de un centro de menores con este tipo de permiso, y en muchas ocasiones, con ningun tipo de documentación.

Por ello, como no sabemos estar parad@s, estos últimos días, nos hemos puesto con ellos a limpiar y adecuar un cañizo que estaba casi obstruyendo un camino, arreglamos una zona muy cercana a ellos y que habían pedido que estuviera limpia y poder utilizarla. El trabajo de cortar y limpiar las cañas hace que por unos ratos puedan volver a sonreir y puedan volver a soñar, olvidando el duro camino que les queda por delante. Y nosotr@s, desde la asociación, también sonreímos y soñamos con ellos. Porque a veces, cuando varios sueñan juntos, los sueños llegan a hacerse realidad. El trabajo continua…