Desde Almería Acoge colaboramos para hacer realidad un proyecto tan simple como humano, colaborar con la Unidad de Transfusión de Sangre de Almería en una donación colectiva. Y lo teníamos claro, queríamos demostrar lo evidente, pero que hay quien se empeña en negar: todos y todas tenemos Una Misma Sangre.
No lo hicimos solos, junto a los organizadores, la Unidad de Transfusión, estuvo el Colegio Alfredo Molina Martín que ofreció sus instalaciones, la Asociación de africanos SET, y el instituto Al-Andalus y numerosos vecinos y vecinas de Quemadero-Fuentecica. Personas anónimas para nosotros y otras que sí conocíamos como El Hadji Diouf, que donaba sangre por primera vez, y que sentía que algo le obligaba a hacerlo al ver allí a vecinos y vecinas, o Hassan Joudalla de la asociación Salud, Educación y Trabajo que donó porque sabe de la necesidad de sangre en esta situación de COVID y sentía la necesidad de solidarizarse, o nuestra socia Irene Manzano que no perdía detalle, tranquila y orgullosa mientras le introducían la aguja o Aicha Mohammed, a quien conocimos esa tarde, que dio su sangre para levantar un poco su ánimo ante la reciente muerte de su madre, de quien no se pudo despedir al estar las fronteras cerradas y que con este gesto quiso honrarla. O nuestra vecina María que fue a donar pero no pudo hacerlo al no haber transcurrido el tiempo suficiente desde la última vez que lo hizo, y entonces su hija donó por primera vez. O Samir, que quiso donar para agradecer la oportunidad que se le está dando para encauzar su vida en nuestro país. Y así hasta 35 personas, de las cuales 9 donaban por primera vez.
Nos sentimos satisfechos de nuestra colaboración y agradecemos la profesionalidad y el trato del equipo sanitario de la Unidad de Transfusión, el gesto del equipo directivo del colegio al ofrecer sus instalaciones y nos ofrecemos a seguir colaborando y si es posible institucionalizar un día al año en nuestro barrio donde seguir demostrando la evidente realidad, la existencia de Una Misma Sangre
Os dejamos una carta de Aicha sobre su vivencia, nos ha parecido muy tierna y profunda:
«Me llamo Aicha Mohammed, de los cincuenta años que tengo ya llevo diez trabajando y viviendo en Almería. Para mi, como para otra mucha pobre gente, lo peor de esta maldita pandemia ha sido no poder despedirme de mi madre.
Después de tres semanas ingresada al final murió, y yo no pude estar con ella en ese momento, murió sola en el Hospital de Torrecárdenas, muy bien atendida, eso es verdad, pero sin su hija, y yo me siento más sola aún, huérfana, muy deprimida.
Vuelvo de trabajar a mi barrio de la Fuentecica en el 18, como tantas veces cuando iba al Hospital a preguntar cómo estaba, a sentirla cerca aunque no la pudiera ver; vuelvo triste, como voy a todas partes desde hace ya casi un mes. Pero me bajo del autobús y en la puerta del colegio, el Molina Martín, veo unos carteles: “una misma sangre”. Almería Acoge, con la Hermandad de Donantes de Sangre, están haciendo una campaña para donarla, para compartirla. “Una misma sangre”, pienso, la que me dio un día mi madre.
Nunca lo había hecho, pero no lo pienso dos veces. Entro al colegio; allí están las camillas y varias personas esperando. “La misma sangre” pienso una y otra vez; hay hombres y mujeres y “Una misma misma sangre”; hay españoles, hay inmigrantes, “una misma sangre”, y yo lo tengo claro, quiero donar “una misma sangre”, por mi madre, por mi barrio, por quien la pueda necesitar.
Salgo de donar sangre mucho mejor que entré, me duele que mi madre no esté, pero ahora se que comparto mi sangre, la suya, con muchas personas; que comparo mi vida y la de mi madre porque tenemos una misma sangre.»