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MUERTES ESTRECHO Y CÍRCULO DE SILENCIO

El pasado 29 de noviembre, nos llegaba la noticia de otras nueve personas que han ahogado sus sueños en el mar, nueve nuevas vidas perdidas en el mar de la injusticia y la desesperación. Dos cadáveres aparecieron el mismo día, otros siete forman parte de la larga lista de desaparecidos.

Por eso, una vez más, nos vemos obligados a hacer coincidir la celebración del Círculo de Silencio y la concentración “No más muertes para llegar a Europa”, porque la muerte de quienes solo buscan mejorar su vida continúa convocándonos con su grito sepultado en el agua.

Las últimas, han sido siete gotas más en ese mar de pérdidas y dolor que padece el continente africano.

Hoy tenemos la suerte de contar con las palabras que nos facilitan un grupo de jóvenes africanos que la semana pasada reflexionaban sobre este drama en primera persona y nos hablan en nombre de África, en nombre de la tierra que les vio nacer y que no ha podido verles hacerse viejos entre los suyos.

Estas son sus palabras:

«Soy África. Todos me conocen y saben dónde estoy. Soy hermosa por dentro y por fuera; tengo desiertos infinitos, selvas y ríos que cuentan diferentes historias. Pero también llevo cicatrices que crecen cada día, ausencias que duelen y sueños que nunca vuelven.

Tengo una pena en lo más profundo de mi corazón porque mis hijos me dejan con la esperanza de encontrar algo mejor, y muchos no regresan a mí. Mis hijos buscan aquello que no encontraron en mi seno, no porque yo se lo haya negado, sino porque el mundo me ha saqueado y me ha olvidado. Cada día los veo partir, sabiendo que algunos nunca volverán, sabiendo que las olas reclamarán sus vidas antes de que puedan tocar otras tierras. Aunque algunos logran llegar, mis llantos son por aquellos cuerpos que flotan en el mar sin ninguna dirección.

El mar debería ser un puente para cruzar, pero se ha convertido en un cementerio de almas y sueños. Conozco cada cuerpo que se hunde en sus aguas. Sé sus nombres, sus historias, sus anhelos y sus ilusiones. Eran madres, padres, hermanos, hijos. Eran mis hijos. Y el dolor de perderlos me atraviesa el alma como un cuchillo afilado. ¿Dónde está la justicia para ellos? ¿Por qué sus vidas valen menos solo porque nacieron en mi suelo?

Soy rica en recursos, en cultura, en historia, pero también soy prisionera de la codicia humana y de la indiferencia de un mundo que cierra los ojos a mi sufrimiento. Me pregunto cuánto más debo llorar por mis hijos antes de que se entienda que ellos no emigran por elección, sino por necesidad. Cada patera que se pierde, para el mundo es solo un número más, pero yo no los olvido. Los llevo en mi corazón, aunque el mundo los deje atrás. Cada ola que veo y siento me recuerda a esos hijos e hijas que perdí porque buscaban un futuro mejor.

Mis lágrimas brotan porque sé que merecían algo más que una muerte solitaria. Me rompe el corazón ver familias destrozadas, hijos huérfanos, mujeres y niñas solas. Y mientras el mundo siga ignorándolos, mi llanto no cesará, porque ellos son y siempre serán parte de mí».

Esta tarde nos reunimos de nuevo para reivindicar el rostro humano de Europa, para volver a poner sobre la mesa de discusión política el valor de la fraternidad sin la que la libertad se queda en pura economía. Hacemos nuestro el llanto de África y de todas las madres que lloran por sus hijos e hijas.

Alguien que los llore,

ya no pido más que eso,

no espero que desaparezcan las fronteras

no creo que se borren muros y alambradas,

no cesarán las guerras

y las seguirán perdiendo los de siempre,

no cambiará el sistema, el dinero, el poder…

no habrá vías seguras para escapar del hambre,

para sacudirse de encima tanta injusticia,

para huir de la muerte.

seguirán llamando las familias,

seguirán buscando las madres,

añorando los hermanos,

extrañando las hijas.

No pido enterrarlos dignamente,

nos seguirán acompañando en la espuma del mar

o en una tumba sin nombre.

Ya solo espero que me siga estremeciendo el corazón,

que me duelan las tripas,

que las entrañas no se cierren para siempre,

solo pido que, también en este lado del mar,

haya alguien que los llore,

ya no pido más que eso.

Intentemos imaginar los nombres, los rostros, la edad, la familia… de estas últimas siete personas fallecidas. Ojalá que aprendamos a llorar desde la compasión y así que las lágrimas nos aclaren la mirada y sepamos descubrir en cada persona una ocasión para el encuentro y en ninguna de ellas una amenaza; ojalá que el llanto nos ablande el corazón y sepamos descubrir en toda persona una igual y desterremos por fin la palabra forastero, porque nadie quede fuera de ningún sitio ni de ninguna persona. Por eso, en recuerdo de sus vidas, hacemos ahora un minuto de silencio.

Y utilizamos la poesía de Pilar del Rio para expresar nuestra solidaridad con todas estas personas.

Y, una vez más, unimos nuestro silencio respetuoso y nuestra voz para repetir juntos estas
reivindicaciones:

  • Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
  • Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
  • Exigimos que los distintos gobiernos, abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
  • Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
  • Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.

NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA
POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO

CONCENTRACIÓN MUERTES EN EL ESTRECHO

Hace unos días nos preguntaba un persona cercana que si lo de las concentraciones por las Muertes en el Estrecho tenía sentido. La pregunta era con buena intención y nos hizo pensarnos lo que estamos haciendo. Pero si piensas y, sobre todo, si miras a alrededor y se llega a una conclusión: habría que concentrarse por todas las muertes injustas que se producen a nuestro alrededor pero no podemos.

Habría que concentrarse por las muertes en las guerras, todas muertes injustas, pero también por situaciones más cercanas: muertes por falta de medios en sanidad, en residencias de ancianos, muertes por negligencias en los trabajos para ahorrar dinero, muertes por estrés en trabajos inhumanos, muertes por falta de medios ante fenómenos adversos, muchas muertes injustas, la mayoría por motivos económicos, pero no podemos concentrarnos cada vez porque sería imposible.

Nuestras concentraciones van más allá de denunciar las muertes en concreto que se producen, que ya solo esto merece la pena por la dignidad de la vida de las personas que la han perdido. Nuestras concentraciones denuncian una forma sociedad donde la vida está perdiendo valor y se consideran solo cifras que al final no nos afectan, donde lo que manda es lo económico y esto se pone por encima de la vida del ser humano.

La semana pasada dos personas dejaron sus vidas cerca de la costa de El Ejido, dos personas de las que no sabemos su nombre, pero no son dos personas anónimas. Seguro que tenían familia y amigos que sabía sus nombres, conocían su vida y la compartían. Dos personas con su dignidad, sus sueños, sus anhelos, dos personas que intentando vivir se han dejado la vida. Pero no han dejada la vida porque si, han dejado la vida porque una sociedad injusta a nivel mundial los obligaba a vivir en la pobreza, a no tener esperanza, a necesitar escapar de una situación en la que no podían seguir viviendo, tenían derecho a no tener que migrar, pero tenemos que darle derecho a migrar si lo necesitan, a migrar con seguridad, sin miedo, sin pérdidas de vida.

Estas dos personas que han muerto solo serán, para muchos, un número, para otros ni eso, una pequeña reseña en un periódico. Para nosotros son el reflejo del sufrimiento que genera una manera criminal de entender la vida, una manera donde todo lo reducimos a lo económico.

Escuchamos la canción de «Un millón de muertos»

Si, creemos que hay que seguir denunciando estas injusticias y lo seguiremos haciendo. Sabemos que
hay más voces haciéndolo y con ellas uniremos nuestra lucha por la dignidad, por cambiar las consecuencias de esta sociedad: la muerte para los que no llegan y la criminalización y la exclusión
social para quienes consiguen escapar de la tragedia.

Por eso repetimos una vez más que estamos aquí porque no queremos sentirnos cómplices, mostramos
nuestra repulsa ante este sistema injusto y nuestra solidaridad con sus víctimas, guardando un minuto
de silencio.

Recurrimos de nuevo a la poesía de Pilar del Rio para mostrar nuestra indignación.

Y repetimos juntos, una vez más, nuestra reivindicación:
– Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
– Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
– Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
– Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
– Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.

NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO

SEMANA CONTRA LA POBREZA. MUERTES EN EL ESTRECHO

Esta semana la plataforma Almería Contra la Pobreza, de la que Almería Acoge es parte, está celebrando la semana contra la pobreza. Desgraciadamente hemos tenido que unir a esta celebración una concentración por la Muertes en el Estrecho, ya que ha habido tres nuevos fallecidos.

El lunes participamos en el encuentro interreligioso donde lo que más destacó fue la necesidad de aprender a convivir entre las distintas religiones, el rechazo absoluto a las guerras y, especialmente, aquellas que dicen basarse en motivos religiosos.

Una vez más nos vemos obligados a hacer coincidir la celebración del Círculo de Silencio y la concentración “No más muertes para llegar a Europa”, porque la muerte de quienes solo buscan mejorar su vida, continúa convocándonos con su grito sepultado en el agua.

Nos hemos convocado esta tarde para lanzar un mensaje en silencio. Un mensaje de indignación y de solidaridad, silencios de rabia y de compasión, silencios de duelo y pésame y mensajes de unidad y lucha por la justicia.

Guardaremos silencio porque durante este año 2024 han fallecido en las costas españolas 4.890 personas, 4.808 intentando llegar hasta canarias, 82 en las costas de esta parte del Mediterráneo.
Hace un par de semanas murieron 57 personas, en Canarias en la isla de hierro tras naufragar la patera en la que viajaban, esta ha sido considerada la mayor tragedia migratoria que ha vivido esta isla en las 3 últimas décadas, la semana pasada un nuevo muerto y no se sabe cuántos desaparecidos en la costa de Almería. Ayer mismo, tres nuevas vidas desaparecieron bajo el mar frente a las playas de Garrucha, tres nuevas personas sepultadas en la fosa común del mar mediterráneo, una fosa común que, como todas las fosas comunes, está llena del producto de la injusticia, que, como todas las fosas comunes, oculta los cuerpos de quienes han sido descartados por el sistema, dejados en la cuneta genocida de nuestras bien protegidas fronteras.

CANCIÓN: UN MILLÓN DE SUEÑOS (Cecilia)

No conoceremos sus nombres, ni sus apellidos, esta tragedia repetida, estas muertes, se envolverán, como otras, en la amalgama bárbara de la anestesia colectiva en la que se ha convertido el recuento anónimo de cadáveres.

Pero no podemos conformarnos. Todos los muertos tienen nombres y apellidos y tenían la esperanza de encontrar aquí lo que en sus países no tenían: la paz, comida, un trabajo, una casa. Este mes, en Andalucía, ha subido el paro, mientras crecen las alertas de la patronal del metal o de la construcción, de que hay muchas vacantes, puestos de trabajo que no se cubren, que aquí cuesta mucho encontrar peones, operarios, por eso miran ya hacia otros países, hacia posibles trabajadores extranjeros que quieran asumir los trabajos que no se cubren con mano de obra local.

Entonces si nos acordaremos de ellos, entonces si nos acordaremos de estos muertos, entonces sí importarán sus nombres y apellidos, aunque algunos hoy ni se dignen a levantarse durante 1 minuto de silencio para recordar Nosotros, quienes estamos esta tarde aquí, no queremos ser contados entre quienes no se estremecen ante el sufrimiento y la muerte. No guardamos un silencio cómplice, nos concentramos para hacer un silencio acusador, silencio digno, silencio indignado ante la injusticia.

CANCIÓN: LA VOZ DEL SILENCIO. (Salomé Arricibita).

Dentro de muy poco, celebraremos el día de todos los santos y nos uniremos en el recuerdo de todos los difuntos, ojalá tengamos un recuerdo para todos estos muertos que honramos ahora con la poesía de Pilar del Rio.

Y, una vez más, unimos nuestro silencio respetuoso y nuestra voz para repetir juntos estas reivindicaciones:

– Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone
tantas muertes para llegar a Europa.
– Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza,
y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
– Exigimos que los distintos gobiernos, abran vías seguras de migración para las personas que se ven
forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
– Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para
identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.

Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras
administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.

NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA
POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO

MÁS DE 500 MUERTOS EN NUESTRAS COSTAS

Más de 500 muertos en los que va de año, estos son los que conocemos, ¿cuántos serán en realidad?.

De nuevo, el pasado viernes fue encontrada en nuestras costas una patera con los cadáveres de 4 mujeres, nadie sabe sus nombres, ni su origen; como otras miles serán enterradas en un nicho sin nombre, eso pasa al 90% de los cuerpos que escupe el mar, y así, los muertos siguen muriendo después de muertos, siguen perdiendo su dignidad y sus derechos después de muertos, perderán además de la vida, su nombre, su historia, el derecho a descansar junto a los suyos, nadie las velará, no habrá consuelo para sus familiares.

Este año, en menos de cuatro meses, han muerto ya en el mar 507 personas. Pero estas cifras no revelan toda la verdad, se contabilizan las muertes que las autoridades o las ONG,s registran, pero solo el fondo del mar conoce el número real de muertos.

Y no solo están los muertos, ¿Qué pasa con sus familias? no pueden hacer el duelo, no hay un protocolo para buscar a las personas desaparecidas e identificar a los muertos.

La psicoterapeuta estadounidense Pauline Boss acuñó el término “pérdida ambigua” para definir la incertidumbre que sufren las familias de personas desaparecidas. “Es una pérdida poco clara, sin pruebas. Ni de vida ni de muerte. Las familias supervivientes quedan confundidas, preguntándose si su ser querido sigue vivo o está muerto”.

Mimuna en su despedida dijo a su familia: “Cuando recibas una llamada perdida de un número español da gracias a Dios, querrá decir que he llegado”. Un año después siguen sin haber recibido esa llamada.

Hablando de los pasajeros de una patera, una madre se pregunta al otro lado del mar: “Si nadie los ha visto desde hace dos meses, ¿puede ser que estén muertos y nadie lo sepa?”.

Fatna salió de casa de sus padres para cruzar el estrecho y nunca más han sabido de ella, la habitación que ocupaba en la casa sigue allí, pero ahora está vacía, y no solo esta vacía la habitación, en esa casa han quedado vacías también las vidas de sus familiares.

Es una sensación devastadora, como ya recogía Federico García Lorca en Poeta en Nueva York

¿No me encontraron? No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados.

Para recordar a estas personas, para mostrar que a nosotros sí que nos importan su nombre y su historia, nos importa el dolor de su familia, guardamos un minuto de silencio.

Y recurrimos de nuevo a la poesía de Pilar del Rio para mostrar nuestra indignación.

“Mi hijo muere cada tarde en el mar. Mi hijo tiene 18 años, y 26 y 32,
tiene todas las edades en las que hay fuerza, pasión y deseos.
Mi hijo sabe que la felicidad no consiste en tener cosas,
pero sabe que hay cosas imprescindibles.
Por eso no pospone su derecho a vivir, a habitar una casa humana,
a compartir con otros que siempre son sus semejantes
su historia, su tristeza y sus sueños.

Mi hijo aprendió a aprender. Mi hijo estudió, mi hijo trabajó en todos los oficios.
Mi hijo se respeta a sí mismo, respeta a su tierra, ama y es amado.

Mi hijo no nació para morir en el mar, ningún Dios lo castigó,
ninguna maldición lo obliga a ser esclavo.
A mi hijo lo mata cada tarde una forma de entender el mundo,
una manera criminal de gobernar en la que el ser humano no es lo prioritario,
porque el hombre todavía no cotiza en bolsa,
porque los expoliados y olvidados no llenan los bolsillos
de los mil veces malditos que condenan a muerte a mi hijo
y luego besan con reverencia la moneda donde invocan a un Dios.
Con esa moneda que invoca a Dios y con otras en que aparecen patrias,
los hombres que matan a mi hijo han comprado todas las perversiones
y han cometido todas las ignominias.

Mi hijo es negro, es indio, es blanco, es pobre.
El mundo es suyo, no lo parí en Marte,
no nació con un destino animal porque nació humano.
Mi hijo, cuando muere cada tarde,
seguirá viniendo a esta costa de Europa y del mundo
con su mirada valiente y abierta.

Mi hijo no se rinde,
necesita hacernos comprender que sin él no estamos todos.
Mi hijo, cuando muere, nos deja empequeñecidos,
y él no quiere que su muerte haga desaparecer de la tierra
las palabras más hermosas y los conceptos que nos dignifican.
Mi hijo no puede seguir muriendo,
porque con él está muriendo nuestra civilización”.
(Pilar del Rio)

Y repetimos juntos, una vez más, nuestra reivindicación:

  • Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
  • Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
  • Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
  • Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
  • Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.

NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO

10 MUERTOS EN EL MEDITERRÁNEO

Una vez más el drama del mar. En esta ocasión queremos gritar con especial fuerza que se establezcan vías seguras, que no nos engañen cuando vamos a exigirlas diciendo que para eso están los consulados. Que nos expliquen las dificultades para venir con documentación, que no se siga jugando con la vida de las personas.

A continuación el manifiesto que se leyó:

El pasado día 22 la prensa nos alertaba de que salvamento marítimo rescataba cinco ocupantes de una patera frente a las costas de Almería. La primera reacción es de alivio, pero este alivio se cambia en dolor cuanto aclara que los rescatados son dos personas en estado grave por hipotermia y tres cadáveres. Tres nuevos cadáveres, y otras siete personas desaparecidas. Así siguen hasta hoy, desaparecidas. Diez nuevas personas muertas, ahogadas ellas y sus ilusiones, ellas y la necesidad de sus familias de salir adelante; muertas ellas y las esperanzas de comenzar una nueva vida aquí donde la prensa también alerta de que más de la mitad de la población adulta tiene problemas de sobrepeso. Diez nuevas personas muertas para esa alfombra de cuerpos ahogados que tapiza el mediterráneo. Diez más para la suma de la vergüenza, que en solo tres meses ya llega a las 457 muertes según la organización internacional de las migraciones.

Pero no es ninguna novedad, la única diferencia con otros cientos de muertos de los que nobnos enteramos, es que estos han caído aquí mismo, muy cerca de nosotros.

No hay novedad, porque continúan las mismas causas: guerras, persecuciones, hambre, falta de libertad, injusticias, gobiernos títere de nuestros intereses, nosotros mirando hacia otro lado preocupados principalmente de no perder nuestro sitio en la mesa. La triste necesidad de huir, de escapar de la tierra en la que has nacido para seguir viviendo o para hacerlo con un mínimo de dignidad y de futuro.

No hay novedad porque continúan los mismos medios: la patera, ponerse en manos de gentes sin escrúpulos que comercian con la necesidad y no dudan en apurar hasta el último céntimo de quienes ya no tenían nada, pasar como sea porque no hay formas normalizadas, vías de migración seguras, regulares, accesibles en la práctica para todas estas personas. No hay otra forma porque nosotros no lo permitimos y centramos la gestión de las migraciones en el control de las fronteras.

No hay novedad porque continúan las mismas consecuencias: la muerte para los que no llegan y la criminalización y la exclusión social para quienes consiguen escapar de la tragedia.

Por eso repetimos una vez más que estamos aquí porque no queremos sentirnos cómplices, mostramos nuestra repulsa ante este sistema injusto y nuestra solidaridad con sus víctimas, guardando un minuto de silencio.

Posteriormente se leyó la poesía de Pilar del Rio y nuestras reivindicaciones:

  • Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
  • Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
  • Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
  • Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
  • Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.

NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO

FESTIVAL ROMPEFRONTERAS: SI SECO UN LLANTO

El pasado viernes el grupo Un Día Junto al Mar, formado fundamentalmente por personas del Asociación y simpatizantes de la misma, actuaron el el XXVII Festival Rompefronteras que organiza la comunidad franciscana en Granada.

Con el espectáculo «Si Seco un Llanto» acercaron al público la historia de la migración. A través de una historia contada, cantada, de música, poesía e imágenes, trataron de hacer un poco más cercana la que puede ser una historia de migración, intentamos contar y cantar lo que pasa por la cabeza y, sobre todo por el corazón a las personas que por distintos motivos deciden dar el paso para migrar.

A través de canciones, muchas de ellas muy conocidas, de imágenes y de narraciones se fue pasando desde las razones que llevan a las personas a migrar, los recuerdos de sus países, de sus paisajes, de sus personas, las dificultades del viaje, los impedimentos que le ponen los países a donde tratan de llegar, hasta la cruda realidad cuando llegan: que no es un paraíso y que van a seguir sufriendo hasta poder rehacer su vida si es que lo consiguen.

Desde la Asociación agradecemos mucho la acogida del público al espectáculo y el que nos hayan permitido participar en este evento. Agradecemos a las personas que han montado el espectáculo por su esfuerzo y dedicación, un agradecimiento especial para Luis, con la caja, un préstamo de Granada que ha resultado todo un descubrimiento.

CIRCULO DEL SILENCIO Y MUERTES EN EL ESTRECHO

Esta semana la asociación tenía que preparar la concentración del Círculo del Silencio, desgraciadamente hemos tenido que unirla una concentración por las muertes en el estrecho, tres en los últimos días. Dentro del duelo ha sido muy emocionante la presencia de chicos de nuestras casas de Acogida Humanitario y del programa JEM+18 con los que se está trabajando el proceso migratorio.

828 millones de personas pasan hambre hoy en el mundo, 24.000 personas mueren por ello cada año. 20 niños mueren cada día en alguna de las 54 guerras que se reconocen hoy 14 de junio de 2023 en el mundo. 237.000 personas murieron en alguna guerra el año pasado. Solo para intentar llegar a España han muerto ya este año 1.161 personas en el mar, las últimas personas ahogadas por este inmenso mar de injusticia que nos rodea murieron el viernes pasado, una en Ceuta y dos en Adra.

Nos sobran los motivos para el dolor, para el luto, para el llanto.

Alguien que los llore, ya no pido más que eso, no espero que desaparezcan las fronteras

no creo que se borren muros y alambradas, no cesarán las guerras

y las seguirán perdiendo los de siempre, no cambiará el sistema, el dinero, el poder…

no habrá vías seguras para escapar del hambre, para sacudirse de encima tanta injusticia,

para huir de la muerte. seguirán llamando las familias, seguirán buscando las madres,

añorando los hermanos, extrañando las hijas.

No pido enterrarlos dignamente, nos seguirán acompañando en la espuma del mar

o en una tumba sin nombre. Ya solo espero que siga estremeciendo el corazón,

que me duelan las tripas, que las entrañas no se cierren para siempre,

solo pido que, también en este lado del mar, haya alguien que los llore,

ya no pido más que eso.

¿Durante cuánto tiempo es razonable mantener el llanto? ¿Cuándo deberíamos parar de sollozar para entrar en el tiempo saludable de la calma o de la risa? ¿Cuándo deberíamos quitarnos el luto?

Hay quien muere demasiado pronto: Cruzando fronteras, huyendo de guerras, muriendo de hambre…

Hay quienes toda su vida es muerte: por las injusticias, el desamparo, la soledad, el rechazo, la exclusión…

La sociedad en la que vivimos, el mundo que se está construyendo, el mercado, pretende construir la historia de espaldas al sufrimiento, por eso es fundamental que el llanto esté presente en los espacios públicos, y sigamos reclamando lugares y tiempos para el duelo como este en el que estamos esta tarde.

Hacen falta duelos ininterrumpidos, en los que la memoria de las victimas sea una exigencia constante de responsabilidad.

Estas muertes, estas vidas rotas, su memoria, sus causas y sus esperanzas merecen no quedar en el olvido.

Es nuestra responsabilidad convertir el llanto en reivindicación política, es nuestra responsabilidad no dar por terminado el dolor que las injusticias provoca. Quizás desde la orilla del sufrimiento injusto lo más sano sea no parar de llorar. En un momento histórico como el nuestro, en el que el capitalismo neoliberal se desresponsabiliza de los sufrimientos que genera, reivindicar la presencia pública del llanto es un compromiso ineludible, que nos lleva a señalar y denunciar los lugares del sufrimiento.

Pero no podemos llorar solos. Tal y como nos recuerda José Laguna, tenemos que pasar del llanto y el lamento individual, al clamor colectivo, pasar de la expresión personal de un malestar a la reivindicación grupal de una exigencia. Las lágrimas se hacen política cuando se llora junto a otros.

Canción: LA VOZ DEL SILENCIO. (Salomé Arricibita).

Hay silencios que levantan muros y silencios que los otorgan,

hay intenciones con bondad, que en silencio no se mojan.

Hay silencios de poder que nos «guardan» las fronteras,

hay silencios de querer, que por no querer, condenan.

Hay silencios helados, que nos gritan a la cara

y silenciamos su grito, apagando la pantalla,

hay silencios del alma que nos hacen tener miedo

y los miedos, a sus anchas, nos silencian la esperanza.

Hay miradas en silencio, que me atruenan las entrañas

largas colas, frío y miedo, rabiando desesperanza

hay tristezas tan profundas, que nunca sabré a que saben

ojalá enjugar sus lágrimas, iluminase oscuridades.

Hay silencios que incomodan porque reclaman justicia,

hay silencios que acompañan porque comparten la vida

Hay silencios que se alejan, silencios de manos frías,

y hay silencios que calientan el alma como caricias.

Hay silencios que se cortan, porque en verdad no hay palabras,

¡tantos seres sin hogar y yo aquí sin hacer nada!

Hay canciones en silencio y hay silencios que me cantan

que cante mi corazón, aunque quiera callar mi alma.

Seamos voz del silencio de los que pierden la vida

voz fuerte, para que caigan las vallas y concertinas.

Seamos voz que nos saque del silencio que inmoviliza

voz que toque los corazones, para curar sus heridas.

Y volvimos gritar juntos para que cesen estas muertes, esta locura.

Los jóvenes del programa JEM+18 pertenecen al programa de Inserción Laboral y Social para Jóvenes Inmigrantes que hayan estado bajo medidas del Sistema de Protección Menores. El programa se desarrolla por Andalucía Acoge a través de su entidad Almería Acoge en la provincia de Almería. Dicho programa depende de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía y cuenta con la financiación del Fondo Social Europeo.

CÍRCULO DEL SILENCIO Y MUERTES EN EL ESTRECHO

Una vez más no hemos tenido que concentrar por nuevas muertes en el estrecho. En esta ocasión lo hemos unido al Círculo del Silencio que promueve la plataforma Almería Unida Contra la Pobreza.

Nuestro manifiesto:

Hace una semana, en Almería Acoge, recibimos a Mustafa. Viene buscando apoyo para continuar viviendo. Mustafa tiene 18 años recién cumplidos; Mustafa lleva un año entre nosotros, cuando aún era menor escapó de la muerte, fue uno de esos pocos que, como las tres personas rescatadas en el naufragio del pasado día 3, pudieron ser encontrados después de siete horas luchando contra las olas; “hacía mucho frío” nos repite; su amigo no sabía nadar, se hundió, desapareció.

El periodista que cuenta la crónica de las diez personas desaparecidas la semana pasada nos ayuda a imaginar esa situación, “un superviviente a nado en mitad de la explanada inmensa”. Cuesta imaginar el miedo, el sufrimiento, la angustia que Mustafa lleva a cuestas desde aquel día; cuesta imaginar el miedo, el sufrimiento, la angustia de quienes se ven forzados por una vida sin futuro en sus países, a jugársela en el mar de esta manera.

Forzados a arrojarse al mar, como las dos personas que tres días antes también se ahogaban porque quien los llevaba en la patera “les obligó a tirarse de la embarcación e incluso les golpeó porque se negaban”. Son lógicas las reacciones que escuchamos cuando vemos a gentes sin escrúpulos “mafias que mercadean con la vida de las personas que se encuentran en una situación desesperada».

Pero debemos ir más allá, ¿quiénes son esas “mafias” que mercadean con la vida de los desesperados, que arrojan al agua a las personas para buscarse la vida?, ¿por qué, casi un niño aún, tiene que vivir, quizá para siempre, con el frio del recuerdo del amigo hundido y él perdido en la explana inmensa?

Quizá debamos recordar cuáles son los motivos reales por los que en este año 2022 y sólo en el mar mediterráneo, se cuentan, con esta últimas doce, 1.901 personas muertas intentando escapar hasta Europa.

¿Por qué ocurren estas situaciones?

1.-Hemos creado un mundo injusto e insolidario que hace que las personas tengan que emigrar jugándose la vida.

2.- Nuestra sociedad favorece y mantiene guerras en todo el mundo. Guerras que provocan la migración forzosa de personas. Guerras como la de Siria, Yemen, Ucrania, Mali, Afganistán, Birmania, Chad, Burquina Faso, Sudán, Palestina… en la actualidad hay 59 guerras activas.

3.- El primer mundo explota, usurpa, se aprovecha de las riquezas y materias primas que tiene el Sur, esto empobrece a los países y a las personas que los habitan, obligándolas a emigrar.

4.- Las personas emigran porque no ven futuro en sus países, no se sienten seguros, no pueden dar de comer a sus hijos, no pueden ofrecerles un provenir. Y mientras tanto, el Norte despilfarra, contamina, se refugia tras sus muros y se olvida del Sur.

NOCTURNO SIN PATRIA (Jorge Debravo)

Yo no quiero un cuchillo en manos de la patria.
Ni un cuchillo ni un rifle para nadie:
la tierra es para todos,
Como el aire.

Me gustaría tener manos enormes,
violentas y salvajes,
para arrancar fronteras una a una
y dejar de frontera solo el aire.

Que nadie tenga tierra
como se tiene traje:
que todos tengan tierra
como tienen aire.

Cogería las guerras de la punta
y no dejaría una en el paisaje
y abriría la tierra para todos
como si fuera el aire.

Que el aire no es de nadie, nadie, nadie…
Y todos tienen su parcela de aire.

Que nadie tenga tierra
como se tiene traje:
que todos tengan tierra
como tienen aire.

Al otro lado del mar, está el drama de las familias que más sienten estas muertes. Cada vez que nos concentramos por un nuevo naufragio pedimos respeto y solidaridad para con las familias, que se identifique a las víctimas y se comunique cuanto antes con sus familiares.

Hoy pedimos ser nosotros y nosotras quienes primero demos este paso, quienes pensemos en esa madre, en ese padre, en el hijo, en la hija, en la esposa o el esposo, en el amigo de infancia, en la compañera de estudios. Pedimos pensar en las personas que más llorarán estas muertes y enviarles desde aquí nuestro pésame, nuestro apoyo, nuestras condolencias, nuestro ánimo, nuestra solidaridad o nuestra denuncia de esta injusticia… que podemos plasmar por escrito.

Cada persona aportó sus condolencias por las nuevas muertes

Lectura de la poesía AIRE DURANDO (Manuel Cabral)

¿quién ha matado este hombre
que su voz no está enterrada?
hay muertos que van subiendo
cuanto su ataúd más baja…

Este sudor… ¿Por quién muere?
¿por qué cosa muere un pobre?
¿quién ha matado estas manos?
¡no cabe en la muerte un hombre!
hay muertos que van subiendo
cuanto su ataúd más baja…

¿Quién acortó su estatura
que su voz está parada?
hay muertos como raíces
que hundidas… dan fruto al ala.
¿Quién ha matado estas manos,
este sudor, esta cara?
hay muertos que van subiendo
cuanto más su ataúd baja..

Hacemos otro silencio por las últimas muertes

Cantamos LA VOZ DEL SILENCIO. (Salomé Arricibita).

Hay silencios que levantan muros y silencios que los otorgan
hay intenciones con bondad, que en silencio no se mojan
hay silencios de poder que nos «guardan» las fronteras
hay silencios de querer, que por no querer, condenan

Hay silencios helados, que nos gritan a la cara
y silenciamos su grito, apagando la pantalla
hay silencios del alma que nos hacen tener miedo
y los miedos, a sus anchas, nos silencian la esperanza

Hay miradas en silencio, que me atruenan las entrañas
largas colas, frío y miedo, rabiando desesperanza
hay tristezas tan profundas, que nunca sabré a que saben
ojalá enjugar sus lágrimas, iluminase oscuridades

Hay silencios que incomodan porque reclaman justicia
Hay silencios que acompañan porque comparten la vida
Hay silencios que se alejan, silencios de manos frías
Y hay silencios que calientan el alma como caricias

Hay silencios que se cortan, porque en verdad no hay palabras,
¡tantos seres sin hogar y yo aquí sin hacer nada!
Hay canciones en silencio y hay silencios que me cantan
Que cante mi corazón, aunque quiera callar mi alma.

Lectura de la poesía Mi hijo muere cada tarde en el mar (Pilar del Rio)

“Mi hijo muere cada tarde en el mar.
Mi hijo tiene 18 años, y 26 y 32,
tiene todas las edades en las que hay fuerza, pasión y deseos.
Mi hijo sabe que la felicidad no consiste en tener cosas,
pero sabe que hay cosas imprescindibles.
Por eso no pospone su derecho a vivir, a habitar una casa humana,
a compartir con otros que siempre son sus semejantes
su historia, su tristeza y sus sueños.
Mi hijo aprendió a aprender. Mi hijo estudió, mi hijo trabajó en todos los oficios.
Mi hijo se respeta a sí mismo, respeta a su tierra, ama y es amado.
Mi hijo no nació para morir en el mar, ningún Dios lo castigó,
ninguna maldición lo obliga a ser esclavo.
A mi hijo lo mata cada tarde una forma de entender el mundo,
una manera criminal de gobernar en la que el ser humano no es lo prioritario,
porque el hombre todavía no cotiza en bolsa,
porque los expoliados y olvidados no llenan los bolsillos
de los mil veces malditos que condenan a muerte a mi hijo
y luego besan con reverencia la moneda donde invocan a un Dios.
Con esa moneda que invoca a Dios y con otras en que aparecen patrias,
los hombres que matan a mi hijo han comprado todas las perversiones
y han cometido todas las ignominias.
Mi hijo es negro, es indio, es blanco, es pobre.
El mundo es suyo, no lo parí en Marte,
no nació con un destino animal porque nació humano.
Mi hijo, cuando muere cada tarde,
seguirá viniendo a esta costa de Europa y del mundo con su mirada valiente y abierta.
Mi hijo no se rinde, necesita hacernos comprender que sin él no estamos todos.
Mi hijo, cuando muere, nos deja empequeñecidos,
y él no quiere que su muerte haga desaparecer de la tierra
las palabras más hermosas y los conceptos que nos dignifican.
Mi hijo no puede seguir muriendo porque con él está muriendo nuestra civilización”.

Finalizamos el acto con nuestras reivindicaciones

– Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
– Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
– Exigimos acabar con la arbitrariedad en la concesión de visados en los consulados.
– Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
– Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
– Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.

CONCENTRACIÓN POR NUEVAS MUERTES EN EL ESTRECHO

En 1915, en plena primera guerra mundial, el teniente coronel médico John McCrae, horrorizado ante tanta muerte escribió: “Nosotros somos los muertos. Hace solo unos días estábamos vivos. Sentíamos el amanecer y la calidez del sol al ponerse. Amábamos y éramos amados. Y ahora yacemos en los campos de Flandes”.

Poco hemos aprendido, aún seguimos en pie de guerra. Busco con atención lo poco que aparece en la prensa sobre los últimos fallecidos frente a la costa de Almería, lo encuentro en páginas de prensa digital: el cadáver del primer hombre con un chaleco salvavidas frente a embarcaciones de recreo. Salta otra notica junto a esta: fosas comunes con hombres, mujeres, niños acribillados frente a centrales nucleares bien custodiadas. Cinco niños rescatados con hipotermia frente a la preocupación por el precio del gas y la electricidad. Otro cadáver un poco más adelante. Tres hombres “en malas condiciones” ¿tres hombres? Millones de hombres, mujeres, niños y niñas “en malas condiciones” que van cayendo en esa fosa común llamada mediterráneo.

938 personas muertas en lo que va de año en el mediterráneo occidental, (sin contar los cuarenta que murieron en la valla de Melilla), 35 aquí en nuestras costas, 37 sumando estos dos. Eran personas de Marruecos, Argelia, Guinea Conakry, Costa de Marfil, Senegal y Siria. Que se sepa. Son
“enterramientos” masivos, fosa común, aunque la sala de torturas viene de más lejos, son crímenes de guerra, de otra guerra que olvidamos hace tiempo, como hacemos con todas las que no afectan a nuestros bolsillos. Vienen de la guerra del hambre, de la injusticia, de los gobiernos títere al servicio de los mismos intereses económicos que mueven las otras guerras y que siempre han puesto el beneficio por encima de las personas.

No nos extrañemos de estas fosas comunes, ni de esos edificios en los que unas tropas y después otras ondean sus banderas de victoria, cuando por dentro están “totalmente destruidos”. No nos engañemos, construimos sobre la destrucción un nuevo/viejo orden mundial a costa de millares de
muertos.

Como en todas las guerras, solo nos queda ponernos en pie sin más armas que la razón y la palabra para exigir acabar con esta hemorragia, y el corazón, la poesía y el silencio para solidarizarnos con los caídos, los muertos, los que hace solo unos días estaban vivos. Sentían el amanecer y la calidez del sol al ponerse. Amaban y eran amados. Y ahora yacen… en nuestras costas.

Y porque los que estamos aquí no queremos sentirnos cómplices, mostramos nuestra repulsa ante este sistema injusto y nuestra solidaridad con sus víctimas, guardando un minuto de silencio. Y recurrimos, una vez más si, a la poesía de Pilar del Rio para mostrar nuestra indignación.

Y repetimos juntos, una vez más, nuestra reivindicación

– Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
– Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
– Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
– Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
– Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.

NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRANEO SOLIDARIO

MUERTES EN EL ESTRECHO

De nuevo las noticias hablaron de tragedia. Una vez más siete personas fueron rescatadas, una ha desaparecido, cuatro han muerto. Una vez más, uno era un niño.

Una vez más, utilizamos esa expresión recurrente: “han perdido la vida”, pero hablando con un amigo emigrante nos recuerda que no es así exactamente, porque para perder algo primero hay que tenerlo, y vida, precisamente vida, no tenían mucha. Este emigrante que ahora mismo está en un pequeño pueblo de Senegal, nos recuerda, una vez más: “es muy difícil quedarse aquí; como no cambie el régimen social, económico y político, seguirá esta locura. La gente está desesperada, cansada, la mayoría tienen hambre y no tienen nada para dar a sus hijos; estas personas no tienen miedo a nada, ni siquiera a la muerte”.

Por eso, una vez más, nos toca recordar que estas personas no “salen” de sus países, huyen; que la mayoría de las veces no dejan atrás un trabajo, la seguridad de un hogar… no han perdido nada de eso porque nunca lo tuvieron; porque hace tiempo se lo robaron (aunque sería más honesto decir que hace tiempo se lo robamos), haciendo y deshaciendo según nuestro interés pueblos y países, fronteras y límites, relaciones comerciales, reparto de riquezas y pobrezas, propiedad de la tierra y banderas. Una vez más, tenemos que reconocer que, si no han perdido todo eso, es porque hace tiempo que se lo quitamos.

No, no han perdido la vida, han encontrado, ahora sí, entera, de manera brutal, la muerte a plazos que les dejamos como herencia, como único futuro cierto. Y, una vez más, hacemos lo posible por evitar el desenlace final, llevamos helicópteros y barcos de salvamento, pero olvidamos evitar el empujón inicial. Una vez más nos lamentamos por las muertes, pero seguimos haciendo muy poco por las vidas. Y por eso, una vez más, es justo, es necesario, que reconozcamos que la mala gestión de las relaciones internacionales, la mala gestión de la convivencia en esta tierra que debería ser de todos, la egoísta gestión de las fronteras, la pésima gestión de las migraciones, son la causa de esta antigua, repetida y vergonzosa tragedia.

Y porque los que estamos aquí no queremos sentirnos cómplices, mostramos nuestra repulsa ante este sistema injusto y nuestra solidaridad con sus víctimas, guardando un minuto de silencio.

Y recurrimos, una vez más si, a la poesía de Pilar del Rio para mostrar nuestra indignación.

Y repetimos juntos, una vez más, nuestra reivindicación:

– Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.

– Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.

– Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.

– Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.

– Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.

NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRANEO
SOLIDARIO