Desde el mes de febrero, un grupo de jóvenes, de nuestros dispositivos de jóvenes extutelados, que han pasado por momentos difíciles y que aún enfrentan muchas incertidumbres de cara a su futuro, encontraron en un pequeño campo de fútbol un espacio para soñar, aprender y crecer. Este taller de fútbol, organizado con mucho cariño y dedicación, no solo es una actividad deportiva; también sirve como refugio, un lugar donde la alegría y la amistad florecen en medio de sus vidas complicadas.


Durante estos meses, cada tarde de taller se convirtió en una oportunidad para que los jóvenes sintieran que no estaban solos, que formaban parte de algo más grande que ellos mismo. Con cada pase, cada gol y cada risa compartida, se construyeron lazos que trascienden las barreras del idioma, la cultura y las dificultades. Las personas que han participado como dinamizadores-entrenadores, no solo enseñaron técnicas y reglas del juego, sino que también ofrecieron palabras de aliento, gestos de apoyo y una presencia constante que les recordó que son valiosos y que tienen un futuro por delante, convirtiendo esa pista no solo en un espacio de deporte, sino un acto de amor y esperanza.
Los jóvenes encuentran en el fútbol una forma de expresarse, de sentirse parte de algo más grande y de recuperar la confianza en sí mismos, confianza que luego trasladarán a su día a día. La emoción en sus rostros al marcar un gol o al recibir una felicitación fue un recordatorio de que, a veces, los pequeños momentos pueden tener un impacto inmenso en sus vidas.

Ahora que llega el fin de la temporada y las vacaciones de verano, sentimos una mezcla de tristeza y gratitud. Nos despedimos por ahora, pero con la certeza de volver a encontrarnos cuando las temperaturas sean más compasivas, con más sueños, más risas y más historias que contar. Este tiempo compartido ha dejado huellas imborrables en nuestros corazones y en los de los jóvenes que participaron.
En conclusión, este taller de fútbol ha sido mucho más que una actividad deportiva; ha sido un acto de humanidad, de solidaridad y de fe en el potencial de cada uno de estos chicos. Nos llena de orgullo ser parte de su camino y ellos seguirán siendo parte de nuestra historia, recordándonos siempre que, con apoyo y cariño, todos podemos encontrar nuestro lugar en el mundo.
Este taller forma parte del SERVICIO DE 300 PLAZAS PARA INSERCIÓN LABORAL Y SOCIAL DE JÓVENES INMIGRANTES QUE HAYAN ESTADO BAJO MEDIDAS DEL SISTEMA DE PROTECCIÓN MENORES DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA O JÓVENES INMIGRANTES EN SITUACIÓN DE GRAN VULNERABILIDAD (EXPDT. 61/2023. CONTR.: 2023/241178 – LOTE 1). ejecutado en Almería por nuestra Asociación Almería Acoge.
