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CIRCULO DEL SILENCIO Y MUERTES EN EL ESTRECHO

Esta semana la asociación tenía que preparar la concentración del Círculo del Silencio, desgraciadamente hemos tenido que unirla una concentración por las muertes en el estrecho, tres en los últimos días. Dentro del duelo ha sido muy emocionante la presencia de chicos de nuestras casas de Acogida Humanitario y del programa JEM+18 con los que se está trabajando el proceso migratorio.

828 millones de personas pasan hambre hoy en el mundo, 24.000 personas mueren por ello cada año. 20 niños mueren cada día en alguna de las 54 guerras que se reconocen hoy 14 de junio de 2023 en el mundo. 237.000 personas murieron en alguna guerra el año pasado. Solo para intentar llegar a España han muerto ya este año 1.161 personas en el mar, las últimas personas ahogadas por este inmenso mar de injusticia que nos rodea murieron el viernes pasado, una en Ceuta y dos en Adra.

Nos sobran los motivos para el dolor, para el luto, para el llanto.

Alguien que los llore, ya no pido más que eso, no espero que desaparezcan las fronteras

no creo que se borren muros y alambradas, no cesarán las guerras

y las seguirán perdiendo los de siempre, no cambiará el sistema, el dinero, el poder…

no habrá vías seguras para escapar del hambre, para sacudirse de encima tanta injusticia,

para huir de la muerte. seguirán llamando las familias, seguirán buscando las madres,

añorando los hermanos, extrañando las hijas.

No pido enterrarlos dignamente, nos seguirán acompañando en la espuma del mar

o en una tumba sin nombre. Ya solo espero que siga estremeciendo el corazón,

que me duelan las tripas, que las entrañas no se cierren para siempre,

solo pido que, también en este lado del mar, haya alguien que los llore,

ya no pido más que eso.

¿Durante cuánto tiempo es razonable mantener el llanto? ¿Cuándo deberíamos parar de sollozar para entrar en el tiempo saludable de la calma o de la risa? ¿Cuándo deberíamos quitarnos el luto?

Hay quien muere demasiado pronto: Cruzando fronteras, huyendo de guerras, muriendo de hambre…

Hay quienes toda su vida es muerte: por las injusticias, el desamparo, la soledad, el rechazo, la exclusión…

La sociedad en la que vivimos, el mundo que se está construyendo, el mercado, pretende construir la historia de espaldas al sufrimiento, por eso es fundamental que el llanto esté presente en los espacios públicos, y sigamos reclamando lugares y tiempos para el duelo como este en el que estamos esta tarde.

Hacen falta duelos ininterrumpidos, en los que la memoria de las victimas sea una exigencia constante de responsabilidad.

Estas muertes, estas vidas rotas, su memoria, sus causas y sus esperanzas merecen no quedar en el olvido.

Es nuestra responsabilidad convertir el llanto en reivindicación política, es nuestra responsabilidad no dar por terminado el dolor que las injusticias provoca. Quizás desde la orilla del sufrimiento injusto lo más sano sea no parar de llorar. En un momento histórico como el nuestro, en el que el capitalismo neoliberal se desresponsabiliza de los sufrimientos que genera, reivindicar la presencia pública del llanto es un compromiso ineludible, que nos lleva a señalar y denunciar los lugares del sufrimiento.

Pero no podemos llorar solos. Tal y como nos recuerda José Laguna, tenemos que pasar del llanto y el lamento individual, al clamor colectivo, pasar de la expresión personal de un malestar a la reivindicación grupal de una exigencia. Las lágrimas se hacen política cuando se llora junto a otros.

Canción: LA VOZ DEL SILENCIO. (Salomé Arricibita).

Hay silencios que levantan muros y silencios que los otorgan,

hay intenciones con bondad, que en silencio no se mojan.

Hay silencios de poder que nos “guardan” las fronteras,

hay silencios de querer, que por no querer, condenan.

Hay silencios helados, que nos gritan a la cara

y silenciamos su grito, apagando la pantalla,

hay silencios del alma que nos hacen tener miedo

y los miedos, a sus anchas, nos silencian la esperanza.

Hay miradas en silencio, que me atruenan las entrañas

largas colas, frío y miedo, rabiando desesperanza

hay tristezas tan profundas, que nunca sabré a que saben

ojalá enjugar sus lágrimas, iluminase oscuridades.

Hay silencios que incomodan porque reclaman justicia,

hay silencios que acompañan porque comparten la vida

Hay silencios que se alejan, silencios de manos frías,

y hay silencios que calientan el alma como caricias.

Hay silencios que se cortan, porque en verdad no hay palabras,

¡tantos seres sin hogar y yo aquí sin hacer nada!

Hay canciones en silencio y hay silencios que me cantan

que cante mi corazón, aunque quiera callar mi alma.

Seamos voz del silencio de los que pierden la vida

voz fuerte, para que caigan las vallas y concertinas.

Seamos voz que nos saque del silencio que inmoviliza

voz que toque los corazones, para curar sus heridas.

Y volvimos gritar juntos para que cesen estas muertes, esta locura.

Los jóvenes del programa JEM+18 pertenecen al programa de Inserción Laboral y Social para Jóvenes Inmigrantes que hayan estado bajo medidas del Sistema de Protección Menores. El programa se desarrolla por Andalucía Acoge a través de su entidad Almería Acoge en la provincia de Almería. Dicho programa depende de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía y cuenta con la financiación del Fondo Social Europeo.

SOY MADRE, MUY POBRE, VIVO EN UNA ZONA RURAL …

Soy madre, soy muy pobre, vivo en una zona rural y de pequeña no pude ir a la escuela.

Parí a mis hijos con ternura y dolor, tengo cuatro: 3 niñas y un chico.

Con 17 años, mi hijo decidió que tenia que hacer algo para ayudar a la familia, con 17 años mi hijo como todos los hijos del mundo, tenía sueños, tenía ilusiones, tenía esperanzas… pero no en el pueblo. él vio que tenia que emigrar, y con un dolor inmenso en mi corazón tuve que dejarlo ir, me parecía tan pequeño, tan indefenso, hoy sé que mi hijo puede con todo.

Foto del encuentro en Marruecos

Mi hijo se subió en una patera y se fue a España, en muchos días, que me parecieron una eternidad, no supe nada de él, después he sabido que estuvo un tiempo en un centro de menores, de ahí salió a la calle con 18 años y se tuvo que buscar la vida; en todo ese tiempo no pudo ayudar a la familia, a mi eso no me importaba, solo me preocupaba que estuviera vivo, que estuviera bien.

Mi hijo fue buscando ayuda y dio con una asociación que podía ayudarle, lo recibió una mujer supo ver su necesidad y su potencial, y le solicito poder entrar en una casa para mayores de 18 años.

Hoy sé que mi hijo fue acogido en una casa que compartía con otros chicos, no tuvo que seguir en la calle, solo, con miedo y con frío, tuvo la oportunidad de arreglar sus papeles y de conseguir un trabajo.

Hoy ha venido de nuevo a mí, ha venido a su pueblo, a su casa y mi alegría ha sido inmensa, llevaba seis años sin verlo, sin poderlo abrazar, sin poderlo besar, y hoy es para mí día de fiesta, llamé a las vecinas para que lo vieran, llame a mi familia para que supieran que él había vuelto, es día de fiesta.

Después llamé también a las personas que lo habían cuidado al otro lado del mar, vi sus rostros, les di las gracias, le agradecí a esa mujer que fuera capaz de ver a mi hijo como si fuera el suyo, me siento unida a ella en esa solidaridad de mujeres que aunque no nos conozcamos, aunque nos separe el mar, el idioma, la cultura… nos nace de dentro. No nos entendíamos porque no hablamos el mismo idioma, pero sí que los de allí y los de aquí entendimos que mi hijo nos une, nos hermana.

Ojala ninguna madre tenga que vivir el dolor de ver a sus hijos partir, pero si no tienen más remedio, ojala se encuentren en su camino personas como estas que les ayuden, les acojan, que comprendan su dolor y el mío, el dolor de un hijo al partir y el de una madre al despedirse y que de este dolor pueda hacer nacer a través de la solidaridad puentes entre las personas y las culturas, que vayan más allá de las fronteras, que este dolor nos haga ser y sentirnos más humanos.

Este abrazo y esta historia son reales; la vivimos hace unos días desde el proyecto de inserción laboral y social para jóvenes inmigrantes que hayan estado bajo medidas del sistema de protección menores de la Junta de Andalucía, que desarrolla la Federación Andalucía Acoge a través de su entidad socia Almería Acoge en Almería. A lo largo de 2 años de proyecto han pasado por las casas de acogida 140 chicos que, como el hijo de esta madre, han encontrado un hogar, recibido protección, cariño, acompañamiento en su maduración y crecimiento personal; han tenido la posibilidad de documentarse y de encontrar un trabajo y, por tanto, de conseguir integrase en nuestra sociedad, y ayudarnos a todos a ser más humanos y más solidarios.

Pilar Castillo

COLABORAMOS CON LA SOLIDARIDAD

Toda esta situación que estamos viviendo no está llevando a descubrir  situaciones realmente terribles, falta de condiciones salubres mínimas, familias sin recursos, literalmente, personas abandonadas, viviendo en coches, en fin, un panorama del que conocíamos una parte pero que hemos visto es mucho más profundo.

Sin embargo, junto a estas situaciones, también vemos situaciones de solidaridad, de apoyo entre grupos dentro de las capacidades. Lo último ha sido en El Viso. Allí nos hemos encontrado con 35 personas que han sido acogidas por otros compañeros. Personas confinadas, que no pueden acceder a otro tipo de ayudas ni desplazarse en estos momentos de confinamiento para buscar trabajo por encontrarse en situación administrativa irregular.

Al cabo de un cierto tiempo las personas que los han acogido se han ido quedando sin recursos, haciendo frente a los gastos de una casa. Nos llegó la información y fuimos a conocerlos, la mayoría son senegaleses, estuvimos hablando sobre cómo ayudar y nos pidieron sobre todo cosas de alimentación báisca. Con parte de las donaciones que nos han ido haciendo hemos podido hacer lotes para ayudar a estas personas. Es un gesto importante la acogida y por eso lo hemos apoyado con alimentación básica.

Situaciones de falta de recursos, para alimentación básica, higiene, pago de alquiler, de facturas, seguimos teniendo todos los días, por eso sigue siendo necesaria la ayuda de tod@s.

DESDE ALMERÍA CON SOLIDARIDAD

Parte de la aportación

La solidaridad va haciendose un gran hueco entre los almerienses. Gracias a muchas personas solidarias que están aportando dinero, alimentos, trabajo, avisos de familias con dificultades, se está pudiendo atender a muchas personas. En esta ocasión queremos agradecer especialmente a un grupo de agricultores de la zona de Roquetas que nos han hecho llegar alimentos frescos para repartir, lo cual se agradece enormemente. Sabemos que algunas grandes cooperativas han hecho donaciones y se agradecen, pero quizás se agradece más el gesto de pequeños agricultures a los que les supone un gran esfuerzo el hacer la donación.

No se nos debe olvidar que el estado de emergencia ha provocado que muchas familias muy cercanas a las situación de vulnerabilidad termine por no poder hacer frente a lo mínimo del día. Este problema está generando una gran angustia entre las familias que ven con dificultad poder llegar siquiera a un mínimo de alimentación diaria. Pero a esto hay que sumar las familias que ya estaban en riesgo directo de pobreza, familias que ya antes de esta situación les costaba o directamente no llegaban a final de mes.

Por eso la solidaridad sigue siendo importante. Nuestro trabajo se encamina a todas las famillias, sin distinciones, a los colectivos vulnerables, al alumnado que necesita ayuda. Seguimos necesitando ayuda y apoyo, GRACIAS A TODOS LOS QUE LO HACÉIS POSIBLE, es momento de #AACTUAR

¡69 NUEVOS MUERTOS EN EL ESTRECHO!

Con mucha rabia por las 69 NUEVAS MUERTES, con algunas personas de las que han viajado en la patera con muertos, nos volvemos a concentrar para denunciar esta verguenza.

Hoy es 18 de diciembre, día internacional de las personas migrantes. Nos habría gustado celebrarlo de otro modo. Habríamos preferido un encuentro de convivencia, o publicar un manifiesto proclamando los beneficios del mestizaje, la riqueza del intercambio; reivindicando el derecho a migrar, recordando la obligación de toda persona bien nacida a acoger, a abrir su puerta a quien llama necesitado de pan, de justicia, de libertad o de paz. Nos habría gustado, pero no. De nuevo la muerte nos devuelve a la realidad más allá del deseo, la muerte más allá del trabajo cotidiano; la muerte más allá de las mil noticias repetidas, falsas o no, sobre política, sobre economía, sobre la integridad del territorio nacional o sobre el penúltimo caso de corrupción. Esas noticias que saturan nuestra atención y provocan el olvido de la otra verdad, de la otra vida que no es llamativa, de la necesidad de pensiones digas, del derecho de todos al trabajo y a la vivienda, de la honradez de tantas personas en su trabajo cotidiano… y, sobre todo, nos alejan de estas muertes que casi nunca son noticia. De la muerte de una persona quemada en un asentamiento chabolista en Huelva, esos vertederos humanos en los que mal habitan miles de trabajadores inmigrantes también en nuestra provincia; de la calle como única alternativa de vivienda para tantas personas, migrantes o no, en estos días de frío; del olvido de la legislación internacional para no acoger a solicitantes de asilo ni a inmigrantes económicos, mientras nuestros gobiernos
invierten grandes recursos en pactos desconocidos con países como Marruecos, o en reforzar la vigilancia, las vallas y las fronteras para control de las personas, que no de los capitales.

Hace unos años, para celebrar este día, se acuñó un buen slogan: “somos diferentes, somos iguales”. Era una buena frase que soportaba un buen deseo. Pero hoy tenemos que reconocer con tristeza que por suerte somos diferentes si, con lo que eso significa de riqueza para todos de posibilidad de intercambio, de crecimiento personal y social; pero no somos iguales, somos profundamente desiguales. Somos desiguales en derechos, en posibilidades económicas, en acceso al trabajo, en acceso a la vivienda, en libertad y en tranquilidad para habitar nuestros barrios y nuestras calles, y desiguales para viajar y buscar la vida donde más nos convenga. Es la desigualdad más injusta e inhumana la que hoy hace que nos tengamos que concentrar de nuevo para no celebrar ningún día internacional, sino para reconocer avergonzados, indignados una vez más, la terrible injusticia que sigue provocando tantas muertes; la indignidad más absoluta de quienes no parece que hagan nada por solucionarlo y la degradación social que refleja la enorme indiferencia que parece mostrar la mayor parte de la sociedad.

Una vez más, no en nuestro nombre. No admitimos esa nueva sangre en nuestras manos. Gritamos con el silencio que nos negamos a ser cómplices de tanta deshumanización. Como hace una semana usamos la música y una vez más recurrimos a la poesía de Pilar del Río “Mi hijo muere cada tarde en el mar”. Guardamos un minuto de silencio…… Y juntos proclamamos nuestra denuncia y reivindicación :

– Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.

– Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.

– Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.

– Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.

– Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.

¡NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA, POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO!

CONCENTRACIONES POR LAS MUERTES EN EL ESTRECHO

En apenas 9 días nos hemos concentrado dos veces para la pérdida de nuevas vidas en el Estrecho, nuevos lazos que se suman a una cuerda que cuenta con más de 130 sólo en lo que va de año, una cuerda que no para de recordarnos la muerte de personas cercanas.

Os ponemos los manifiestos que se leyeron en las dos concentraciones.

Manifiesto de la concentración del 22 de Mayo:

El jueves pasado cuatro nuevas vidas se perdían en los brazos del mar, a escasos metros de las costas de Canarias. Una de esas vidas sólo contaba un año y medio y desapareció de la espalda de su madre cuando ella intentaba alcanzar la playa. Lo demás, lo habitual, el cuerpo de mujeres, de hombres, de ese niño, es encontrado flotando en el agua días después.
No sabemos tu nombre, pero no importas. Sobras. No importáis, ni tu ni las otras 133 personas que este año ya se han ahogado o han desaparecido en este mar de muerte en que hemos convertido nuestras costas. No importáis, ni tu ni otros niños muertos en cárceles de México o de Estados Unidos también por tratar de llegar a un mundo donde se come todos los días.
Los de arriba del mapa estamos preocupados porque nos dicen que fuisteis 50.000 los que llegasteis vivos el año pasado, y eso nos preocupa bastante más que los 85.000 niños muertos de hambre sólo en Yemen en ese mismo año. Los de arriba del mapa estamos preocupados por poner puertas al campo, por frenar la huida desesperada de tantas personas que en realidad no nos importan. En realidad, sobran, al menos para la mayoría de los que desde este lado ven pasar, flotar, los muertos y solo se preocupan por su triste seguridad, por su tajada en el plato robado, ni tan siquiera molestos por hacer de sepultureros de la mayor parte del mundo.
Importas para tu madre, que seguirá, Dios sabe por cuánto tiempo, sintiendo tu peso en la espalda y en el corazón; importas para los que hoy estamos aquí, intentando defender nuestra dignidad individual y colectiva a pesar de estos tiempos de egoísmo y alambradas, que es lo mismo. Importáis a unas pocas personas que en vuestras muertes cotidianas vemos cómo nos roban, poco a poco, nuestras propias vidas. Importáis para quienes seremos también apartados poco a poco por gritar, asqueados, que esas políticas no nos representan, que esos intereses económicos, comerciales, terminarán arrinconando también a todos los que protestan, las que luchan, los que no se rinden.
Mujeres supervivientes en un mundo demasiado macho, hombres solidarios, niñas vulnerables de barrios vulnerables, personas que no cuentan ni en el censo electoral, inmigrantes, jubilados, personas excluidas de un sistema tan inhumano que no se duele cuando un hombre cae ahogado, cuando una mujer desaparece en el agua, cuando a un niño de un año y medio no le damos tiempo ni de morir de hambre.
Malditos, malditos sean de Dios y de la historia quienes no luchan contra tanta injusticia, quienes no se estremecen ante tanta muerte.

Manifiesto de la concentración del 13 de Mayo:

Los brazos en cruz, el rostro buscando el cielo, la ropa y los zapatos aún en su sitio.Sobre el cuerpo de hombre joven, algas y arena. Descansa en el suelo soñado, ya para siempre. Sin futuro. Sin gloria.”
No, esta no es la descripción del muchacho de 16 años que apareció en la playa de Cádiz el viernes pasado. Es la descripción de la foto del primer inmigrante ahogado que fue recogido en una playa española hace ya 30 años, en 1988, cuando intentaba alcanzar el sueño de escapar de la miseria. Fue el primero en esta macabra lista que sumó otro hombre, otra mujer y otro menor la semana pasada. Sin que nadie parezca preocupado por acabar con la vergüenza y el espanto. Los simbolizamos con tres nuevos lazos en esta cuerda de la memoria.
Después de tanta muerte repetida, no nos cansamos de denunciar, de repudiar esta realidad, no estamos cansados, pero si estamos hartos. Hartos de que se siga dejando que la historia se repita y siempre paguen los mismos. Hartos de las declaraciones de responsables públicos que repiten una y otra vez la necesidad de frenar esta sangría humana sin poner ningún medio para que sea verdad. Hartos de escuchar la indigna postura de quienes, encima, culpabilizan a las víctimas y hablan de levantar muros porque no tienen bastante con las alambradas y las concertinas.
Los gobiernos van cambiando, pero la arbitrariedad y el parcheo se mantienen. Un derecho humano y una necesidad como la emigración siguen manchados de muerte. Es hora de recordar a quienes hemos encargado de la gestión pública, que cada nueva muerte no es sino la demostración de su falta de interés o de su incompetencia. O no son capaces de solucionarlo o no es un elemento central para la gestión política. Mirar hacia el cumplimiento o no de los acuerdos de control de migraciones con Marruecos, hablar de relajación de vigilancia por el Ramadám, es, ciertamente, mirar para otro lado. Achacar las muertes al buen tiempo es aceptarlas como naturales e irremediables. Cualquiera de las dos posturas es una aberración inadmisible que añade aún más indignación, si cabe, a quienes no entendemos de excusas cuando se trata de la vida de personas, de hombres, mujeres, niños, migrantes económicos, refugiados, víctimas de trata… personas que
merecen toda la atención y todos los medios para respetar sus derechos y su dignidad.
En ambos casos hemos terminado con la Poesía de Pilar del Rio y la lectura de nuestras reivindicaciones:
“Mi hijo muere cada tarde en el mar.
Mi hijo tiene 18 años, y 26 y 32,
tiene todas las edades en las que hay fuerza, pasión y deseos.
Mi hijo sabe que la felicidad no consiste en tener cosas,
pero sabe que hay cosas imprescindibles.
Por eso no pospone su derecho a vivir, a habitar una casa humana,
a compartir con otros que siempre son sus semejantes
su historia, su tristeza y sus sueños.
Mi hijo aprendió a aprender.
Mi hijo estudió, mi hijo trabajó en todos los oficios.
Mi hijo se respeta a sí mismo, respeta a su tierra, ama y es amado.
Mi hijo no nació para morir en el mar, ningún Dios lo castigó,
ninguna maldición lo obliga a ser esclavo.
A mi hijo lo mata cada tarde una forma de entender el mundo,
una manera criminal de gobernar en la que el ser humano no es lo prioritario,
porque el hombre todavía no cotiza en bolsa,
porque los expoliados y olvidados no llenan los bolsillos
de los mil veces malditos que condenan a muerte a mi hijo
y luego besan con reverencia la moneda donde invocan a un Dios.
Con esa moneda que invoca a Dios y con otras en que aparecen patrias,
los hombres que matan a mi hijo han comprado todas las perversiones
y han cometido todas las ignominias.
Mi hijo es negro, es indio, es blanco, es pobre.
El mundo es suyo, no lo parí en Marte,
no nació con un destino animal porque nació humano.
Mi hijo, cuando muere cada tarde,
seguirá viniendo a esta costa de Europa y del mundo con su mirada valiente y abierta.
Mi hijo no se rinde,
necesita hacernos comprender que sin él no estamos todos.
Mi hijo, cuando muere, nos deja empequeñecidos,
y él no quiere que su muerte
haga desaparecer de la tierra las palabras más hermosas
y los conceptos que nos dignifican.
Mi hijo no puede seguir muriendo
porque con él está muriendo nuestra civilización”.
Guardamos un minuto de silencio… Y juntos proclamamos nuestra denuncia y reivindicación
– Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
– Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
– Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
– Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
– Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.

¡No más muertes para llegar a Europa. Por un Mediterráneo solidario!

MUERTES EN EL ESTRECHO: ¡104 ESTE AÑO!

Mi hijo se llama Antonio, mi hija se llama Maria, mi hijo se llama Enrique… Mi hijo muere todos los días en el mar al intentar alcanzar una vida mejor… en las tierras africanas… ¿Qué diría, qué haría Europa, los cultos europeos, la cuna de los derechos humanos, de las libertades, si la poesía de Pilar del Río reflejase la tragedia de miles de hombres y mujeres tratando de llegar al continente africano para trabajar, para vivir mejor?

Esto, que hoy nos parece absolutamente irreal y fuera de lugar, ocurría frecuentemente en épocas pasadas. Numerosas personas se concentraban en nuestras costas, en las playas de Cabo de Gata, para buscar una nueva vida… en el norte de África, huyendo de las persecuciones, de la presión que sufrían en los pueblos almerienses. Podemos imaginarlos. Hacinados en campamentos improvisados, sin agua, sin comida, siendo atacados y asediados por ladrones, bandidos e incluso por los vecinos de los pueblos cercanos. En condiciones lamentables, con las escasas pertenencias que habían podido salvar de sus casas y conservar durante el camino esperaban la llegada de barcos piratas y corsarios, las mafias de la época, para que los trasladasen hasta allende. Piratas que, en ocasiones, no dudaban en venderlos como esclavos si no tenían cómo cobrarles.

Siglos después se concretaron y definieron los derechos humanos en una Europa culta, ilustrada: derecho a la vida, a una vida digna, a un trabajo remunerado y legal. En definitiva, la ley del más fuerte se trocaba en la defensa de los más débiles.

Sorprende que, después de varios siglos de un lento y progresivo afianzamiento de la defensa de los derechos humanos, desde hace algunas décadas se abran paso cada vez más situaciones de injusticia, de abandono, de desamparo… de un regreso a la aplicación de la ley del más fuerte, de las mafias que trafican con seres humanos.

Por eso, una vez más nos concentramos para honrar los cuerpos rescatados, las vidas sesgadas. Nos convocamos para denunciar que otras 48 personas muertas se suman al centenar que conocemos en este año, representadas en los nudos de la vergüenza de la cuerda. Otro medio centenar que se añade a los miles de desaparecidos en la vergonzosa fosa común del Mediterráneo.

Desde hace varios años denunciamos cada desaparición, cada naufragio, recordamos e intentamos ponerles nombre, incluso rostro, a quienes mueren tratando de alcanzar nuestras costas en busca de un futuro mejor. Pero, en esta ocasión también denunciamos la ausencia de noticias: ¿cuántas semanas hace que los medios de comunicación no reflejan ningún hecho relativo a las migraciones? ¿por cuántos periódicos tenemos que rastrear para encontrar algún dato? El “apagón informativo” hace que los muertos en el Mediterráneo desaparezcan de doble manera: primero físicamente, en la profundidad de las aguas; después, en nuestras conciencias. Pero, sobre todo, que no estén en nuestra vida cotidiana.

Nos concentramos una vez más para no ser cómplices de la muerte, de la ocultación, del olvido. Para poner rostro humano a los sistemas económicos y políticos que condenan a muerte a las tres cuartas partes de la humanidad, mientras engañan al resto con falsas seguridades y aparente bienestar.

Una vez más recurrimos a la poesía de Pilar del Rio, Mi hijo muere cada tarde en el mar…

Mi hijo muere cada tarde en el mar.
Mi hijo tiene 18 años, y 26 y 32,
tiene todas las edades en las que hay fuerza, pasión y deseos.
Mi hijo sabe que la felicidad no consiste en tener cosas,

pero sabe que hay cosas imprescindibles.
Por eso no pospone su derecho a vivir, a habitar una casa humana,
a compartir con otros que siempre son sus semejantes

su historia, su tristeza y sus sueños.

Mi hijo aprendió a aprender.
Mi hijo estudió, mi hijo trabajó en todos los oficios.
Mi hijo se respeta a sí mismo, respeta a su tierra, ama y es amado.
Mi hijo no nació para morir en el mar, ningún Dios lo castigó,
ninguna maldición lo obliga a ser esclavo.
A mi hijo lo mata cada tarde una forma de entender el mundo,

una manera criminal de gobernar en la que el ser humano no es lo prioritario,

porque el hombre todavía no cotiza en bolsa,
porque los expoliados y olvidados no llenan los bolsillos

de los mil veces malditos que condenan a muerte a mi hijo

y luego besan con reverencia la moneda donde invocan a un Dios.
Con esa moneda que invoca a Dios y con otras en que aparecen patrias,
los hombres que matan a mi hijo han comprado todas las perversiones

y han cometido todas las ignominias.
Mi hijo es negro, es indio, es blanco, es pobre.
El mundo es suyo, no lo parí en Marte,
no nació con un destino animal porque nació humano.

Mi hijo, cuando muere cada tarde,

seguirá viniendo a esta costa de Europa y del mundo con su mirada valiente y abierta.
Mi hijo no se rinde,

necesita hacernos comprender que sin él no estamos todos.
Mi hijo, cuando muere, nos deja empequeñecidos,
y él no quiere que su muerte

haga desaparecer de la tierra las palabras más hermosas

y los conceptos que nos dignifican.
Mi hijo no puede seguir muriendo

porque con él está muriendo nuestra civilización”.

Guardamos un minuto de silencio… Y juntos proclamamos nuestra denuncia y reivindicación

  • Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.

  • Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.

  • Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.

  • Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.

  • Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.

No más muertes para llegar a Europa. Por un Mediterráneo solidario.

¡53 NUEVOS MUERTOS!

El sábado pasado conocimos que otras 53 personas murieron en el mar de Alborán. Buscaban un sueño, el mismo sueño que nos ha movido desde siempre, a todos, el sueño, el deseo de vivir, de progresar, comer, amar, ser felices, salvar a sus hijos, alimentar a sus padres. Hoy están muertos, desaparecidos, olvidados, anegados de agua y sal.

Vienen del odio, son fruto del odio; son fruto de esa corriente de odio, de intransigencia, de despreocupación, de profundo egoísmo que invade Europa y España. Son fruto del egoísmo violento que grita “nosotros primero”. Son fruto de la violencia de unos países expoliados, de los intereses económicos, estratégicos y políticos que condenan a millones de personas al hambre, la opresión y la injusticia. Vienen del odio, de la injusticia, del egoísmo disfrazado de patrias, de banderas, de un “nosotros” consagrado con la sangre de los otros, con la pobreza de los otros, con el sufrimiento, con el miedo, con la muerte de los otros. Ya hasta nos asusta que se sepa el número de los que huyen, procuramos ocultar el número de los que mueren, procuramos esconder los rostros, los nombres, el recuerdo, la vida de tantas personas que, simplemente, no cuentan.

Nosotros seguiremos reivindicando su memoria y nuestra propia dignidad, haciéndolos presentes y manifestando nuestra solidaridad.

Nuestra compañera Margarita Asensio nos recuerda con una poesia que son 53 MUERTES:
53 desaparecidos en el mar,
en la oscuridad de la noche,
en la clandestinidad propia del pobre.
53 personas como tú y como yo,
53 familias sin noticias,
53 ausencias, 53.
53 personas como tú y como yo.
con 53 ansias de futuro,
con 53 ganas de vivir, 53.
Cantamos la canción “Por detrás de mi voz. Desaparecidos”, (Mario Benedetti – Daniel Viglieti) y la poesía de Pilar del Rio. Finalmente leimos entre todos la reivindicación que hacemos:
– Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas
muertes para llegar a Europa.
– Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y
garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
– Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a
dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
– Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para
identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
– Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana y nuestras
administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.
No más muertes para llegar a Europa. Por un Mediterráneo solidario.

NUDOS EN LA GARGANTA

De Marga Asensio

Esta mañana, como todas las mañanas, me tomo un café en el bar de la esquina. Me gusta sentarme y oír las noticias en la tele, mientras leo el periódico y me bebe mi café humeante. Como de costumbre, estamos los mismos clientes de todas las mañanas. A veces comentamos alguna noticia de la tele, pero solo a veces.

Esta mañana el titular ha sido “gobierno y sindicatos debaten sobre pateras”. Leer el verbo debatir me ha provocado desasosiego y, evidentemente, preocupación. No hace ni dos días que nos reuníamos en la plaza del Educador, la de la leche (la plaza Juan Casinello) un pequeño grupo de personas preocupadas por lo que está pasando en el Mediterráneo. Tumba marina para miles de personas que no llegan a las cosas del norte. Como todos los días en los que nos reunimos, se hace un nudo por cada muerto en el mar… ya son demasiados, solo uno es ya demasiado. Como todos los días que nos reunimos, se lee un manifiesto y un poema y se te encoge el alma. Como todos los días en los que nos vemos en la obligación de reunirnos, gritamos en silencio, en silencio porque cada nudo en la cuerda es un nuevo nudo en la garganta.

Durante esos encuentros, desgraciados encuentros, a veces hay gente que se nos queda mirando, se detiene, mira, y pasa de largo. Parece que quisieran encontrar algo político por si les interesa, detenerse y unirse… pero es solo la muerte de unos inmigrantes. Anónimos, sin rostro… y al pasar de largo dejan constancia del desinterés que muchos tienen por la vida humana… ¿quién les mandaría embargarse? ¡Con lo mal que estamos aquí! Parecen decir al pasar. Y a mí se me vuelve a hacer otro nudo en la garganta.

Vuelta a la realidad de la cafetería, a la noticia… resuena la palabra debatir. Me gustaría hacerles un nudo en la garganta para que dejen de hablar y pasen a actuar con humanidad.

Termino el café y salgo de la cafetería… estoy segura de que nuestros nudos en la garganta nos humanizan y me voy con la convicción de que hay que seguir trabajando por volver a una sociedad humanizada con nudos en la garganta.

Margarita Isabel Asensio Pastor, Voluntaria de Almería Acoge, forma parte de la Junta Directiva de la Asociación. Profesora UAL, Didáctica de la Lengua y la Literatura.

COMIENZA EL TALLER DE TAREAS

Un nuevo curso ponemos en marcha el Taller de Tareas de la Fuentecica. Con una reunión informativa para las madres y padres de los participantes en el taller, comenzamos un año más esta actividad que podemos desarrollar gracias a los voluntarios y voluntarias que colaboran.

Con estos talleres cubrimos un doble objetivo. Por un lado colaborar en el estudio y en el valor que este tiene para los niños y las niñas que participan a través de ayudas en las tareas, actividades motivadoras, talleres, etc. Por otro lado permite mejorar las relaciones entre ellos, especialmente cuando vienen niños y niñas recien llegados y con poco conocimiento del idioma. Es un espacio entre iguales que les facilita la integración.

Como siempre queremos destacar que no sería posible desarrollar estos talleres sin los voluntarios y voluntarias que con su esfuerzo desinteresado y con un esfuerzo e interés enorme son capaces de dar respuesta individual a los chicos y chicas y en muchos casos también a las familias sobre situaciones y problemas que les surgen en el entorno escolar.