Más de 500 muertos en los que va de año, estos son los que conocemos, ¿cuántos serán en realidad?.
De nuevo, el pasado viernes fue encontrada en nuestras costas una patera con los cadáveres de 4 mujeres, nadie sabe sus nombres, ni su origen; como otras miles serán enterradas en un nicho sin nombre, eso pasa al 90% de los cuerpos que escupe el mar, y así, los muertos siguen muriendo después de muertos, siguen perdiendo su dignidad y sus derechos después de muertos, perderán además de la vida, su nombre, su historia, el derecho a descansar junto a los suyos, nadie las velará, no habrá consuelo para sus familiares.
Este año, en menos de cuatro meses, han muerto ya en el mar 507 personas. Pero estas cifras no revelan toda la verdad, se contabilizan las muertes que las autoridades o las ONG,s registran, pero solo el fondo del mar conoce el número real de muertos.
Y no solo están los muertos, ¿Qué pasa con sus familias? no pueden hacer el duelo, no hay un protocolo para buscar a las personas desaparecidas e identificar a los muertos.
La psicoterapeuta estadounidense Pauline Boss acuñó el término “pérdida ambigua” para definir la incertidumbre que sufren las familias de personas desaparecidas. “Es una pérdida poco clara, sin pruebas. Ni de vida ni de muerte. Las familias supervivientes quedan confundidas, preguntándose si su ser querido sigue vivo o está muerto”.
Mimuna en su despedida dijo a su familia: “Cuando recibas una llamada perdida de un número español da gracias a Dios, querrá decir que he llegado”. Un año después siguen sin haber recibido esa llamada.
Hablando de los pasajeros de una patera, una madre se pregunta al otro lado del mar: “Si nadie los ha visto desde hace dos meses, ¿puede ser que estén muertos y nadie lo sepa?”.
Fatna salió de casa de sus padres para cruzar el estrecho y nunca más han sabido de ella, la habitación que ocupaba en la casa sigue allí, pero ahora está vacía, y no solo esta vacía la habitación, en esa casa han quedado vacías también las vidas de sus familiares.
Es una sensación devastadora, como ya recogía Federico García Lorca en Poeta en Nueva York
¿No me encontraron? No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados.
Para recordar a estas personas, para mostrar que a nosotros sí que nos importan su nombre y su historia, nos importa el dolor de su familia, guardamos un minuto de silencio.
Y recurrimos de nuevo a la poesía de Pilar del Rio para mostrar nuestra indignación.
“Mi hijo muere cada tarde en el mar. Mi hijo tiene 18 años, y 26 y 32,
tiene todas las edades en las que hay fuerza, pasión y deseos.
Mi hijo sabe que la felicidad no consiste en tener cosas,
pero sabe que hay cosas imprescindibles.
Por eso no pospone su derecho a vivir, a habitar una casa humana,
a compartir con otros que siempre son sus semejantes
su historia, su tristeza y sus sueños.
Mi hijo aprendió a aprender. Mi hijo estudió, mi hijo trabajó en todos los oficios.
Mi hijo se respeta a sí mismo, respeta a su tierra, ama y es amado.
Mi hijo no nació para morir en el mar, ningún Dios lo castigó,
ninguna maldición lo obliga a ser esclavo.
A mi hijo lo mata cada tarde una forma de entender el mundo,
una manera criminal de gobernar en la que el ser humano no es lo prioritario,
porque el hombre todavía no cotiza en bolsa,
porque los expoliados y olvidados no llenan los bolsillos
de los mil veces malditos que condenan a muerte a mi hijo
y luego besan con reverencia la moneda donde invocan a un Dios.
Con esa moneda que invoca a Dios y con otras en que aparecen patrias,
los hombres que matan a mi hijo han comprado todas las perversiones
y han cometido todas las ignominias.
Mi hijo es negro, es indio, es blanco, es pobre.
El mundo es suyo, no lo parí en Marte,
no nació con un destino animal porque nació humano.
Mi hijo, cuando muere cada tarde,
seguirá viniendo a esta costa de Europa y del mundo
con su mirada valiente y abierta.
Mi hijo no se rinde,
necesita hacernos comprender que sin él no estamos todos.
Mi hijo, cuando muere, nos deja empequeñecidos,
y él no quiere que su muerte haga desaparecer de la tierra
las palabras más hermosas y los conceptos que nos dignifican.
Mi hijo no puede seguir muriendo,
porque con él está muriendo nuestra civilización”.
(Pilar del Rio)
Y repetimos juntos, una vez más, nuestra reivindicación:
- Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
- Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
- Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
- Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
- Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.
NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO