En estos dias hemos tenido el placer de recibir en el centro San Isidro (Níjar) de Almería Acoge a los estudiantes de la Winter School Water Relationality and Ethics de la Universidad de Amberes, organizada por la Antwerp Winter University y por el @CEMyRI Centro de Estudio de las Migraciones y las Relaciones Interculturales de la Universidad de Almería. En esta visita, el director de nuestra entidad, Juan Miralles, ha compartido con los asistentes la misión de nuestra organización y la labor que desarrollamos en el acompañamiento y acogida de personas migrantes, así como la intervención en asentamientos.
Este encuentro ha sido una oportunidad para sensibilizar y reflexionar sobre la realidad de muchas personas en nuestra provincia y la importancia de una perspectiva relacional del agua y la ética en la toma de decisiones ambientales y sociales. Los participantes han podido conocer de primera mano la compleja relación entre los trabajadores migrantes y las condiciones en las que viven, un tema que se enmarca dentro del programa académico de la Winter School.
Durante la jornada, los estudiantes han explorado distintos aspectos de nuestra labor, como el impacto de los asentamientos en el acceso a recursos esenciales como el agua y la necesidad de políticas más inclusivas para garantizar derechos básicos a todas las personas. Además, se ha destacado la importancia del trabajo comunitario y la solidaridad en la construcción de una sociedad más justa y sostenible. Queremos agradecer a la Universidad de Amberes por incluirnos en este programa y permitirnos compartir nuestra experiencia con estudiantes y académicos comprometidos con la justicia social y ambiental. ¡Esperamos seguir colaborando en futuras ediciones!
Agradecemos a la @UAntwerp, al @CEMyRI Centro de Estudio de las Migraciones y las Relaciones Interculturales de la @ualmeria Universidad de Almeria y a todos los participantes por este enriquecedor encuentro. Más sobre el programa aquí [https://www.uantwerpen.be/en/summer-winter-schools/water-relationality-and-ethics/programme/course-description/]
En este día, los jóvenes del Proyecto de Extutelados de Almería Acoge quieren mandar un mensaje de apoyo a todas las personas que luchan contra el cáncer, especialmente a las mujeres que enfrentan el cáncer de mama. Este gesto solidario nos recuerda la importancia de la concienciación, la prevención y el acceso a tratamientos adecuados la detección temprana que puede salvar vidasy, sobre todo, que la lucha contra el cáncer es de todos. Juntos somos más fuertes.
Un espacio de aprendizaje y reflexión
A lo largo de una sesión de una hora y media, los participantes pudieron conocer de manera sencilla qué es el cáncer, cuáles son los tipos más comunes en el mundo y en España, y por qué es fundamental la detección temprana. A través de una dinámica de lluvia de ideas, los jóvenes compartieron sus conocimientos previos y reflexionaron sobre la importancia de hablar abiertamente de esta enfermedad para romper tabúes y miedos.
Uno de los momentos más significativos del taller fue la actividad de los lazos de colores, en la que los participantes aprendieron el significado de cada color en la lucha contra los distintos tipos de cáncer y la importancia de visibilizar el apoyo a las personas que padecen esta enfermedad. Además, se presentaron datos sobre la incidencia mundial de la enfermedad, destacando que en 2020 se registraron 20 millones de casos nuevos y que el cáncer de mama fue el más frecuente, afectando a más de 2 millones de personas.
Participación activa y compromiso con la prevención
Durante el taller, los jóvenes participaron en una actividad interactiva donde debieron clasificar diferentes hábitos como saludables o perjudiciales para la prevención del cáncer. Esta actividad permitió que comprendieran la importancia de llevar una alimentación equilibrada, hacer ejercicio regularmente, evitar el tabaco y el alcohol, y acudir al médico ante cualquier síntoma sospechoso.
También se abordó el impacto emocional del cáncer y el papel fundamental que juega la actitud positiva en el proceso de tratamiento. Los jóvenes reflexionaron sobre cómo pueden apoyar a una persona que esté luchando contra esta enfermedad, resaltando la importancia de acompañar sin juzgar, motivar sin presionar y celebrar cada pequeño avance.
Un mensaje de apoyo a las mujeres con cáncer de mama
El taller concluyó con un gesto solidario que llenó de emoción a todos los presentes: la grabación de un video en varios idiomas en apoyo a las mujeres que están luchando contra el cáncer de mama. En esta grabación, los participantes expresaron mensajes de aliento y esperanza, reafirmando que nadie debe enfrentar esta batalla en soledad.
Desde nuestra asociación, queremos agradecer la participación activa de todos los jóvenes que formaron parte de este taller. Su interés, reflexiones y compromiso con la prevención son una muestra del impacto positivo que generan estas iniciativas.
Seguiremos promoviendo espacios de concienciación y formación, porque creemos firmemente en el poder del conocimiento, la prevención y la solidaridad para construir un futuro más saludable para todos.
El programa de jóvenes extutelados está impulsado por la Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad y cofinanciado por el FSE+, trabaja por la inserción social y laboral de jóvenes migrantes extutelados y en situación de vulnerabilidad.
Queríamos empezar esta reflexión con algo que nos recuerda la UNESCO: «La migración es un fenómeno mundial impulsado por muchas fuerzas. Estas comienzan con aspiraciones de dignidad, seguridad y paz. La decisión de salir de casa es siempre extrema y, con demasiada frecuencia, el comienzo de un viaje peligroso, a veces con un final fatal».
Queremos aprovechar este día para volver a poner la reflexión de un grupo de chicos que han hecho ese viaje peligroso y que nos recuerdan todo lo que han perdido en el y todo lo que su tierra está perdiendo. Una reflexión muy profunda.
«Soy África. Todos me conocen y saben dónde estoy. Soy hermosa por dentro y por fuera; tengo desiertos infinitos, selvas y ríos que cuentan diferentes historias. Pero también llevo cicatrices que crecen cada día, ausencias que duelen y sueños que nunca vuelven.
Tengo una pena en lo más profundo de mi corazón porque mis hijos me dejan con la esperanza de encontrar algo mejor, y muchos no regresan a mí. Mis hijos buscan aquello que no encontraron en mi seno, no porque yo se lo haya negado, sino porque el mundo me ha saqueado y me ha olvidado. Cada día los veo partir, sabiendo que algunos nunca volverán, sabiendo que las olas reclamarán sus vidas antes de que puedan tocar otras tierras. Aunque algunos logran llegar, mis llantos son por aquellos cuerpos que flotan en el mar sin ninguna dirección.
El mar debería ser un puente para cruzar, pero se ha convertido en un cementerio de almas y sueños. Conozco cada cuerpo que se hunde en sus aguas. Sé sus nombres, sus historias, sus anhelos y sus ilusiones. Eran madres, padres, hermanos, hijos. Eran mis hijos. Y el dolor de perderlos me atraviesa el alma como un cuchillo afilado. ¿Dónde está la justicia para ellos? ¿Por qué sus vidas valen menos solo porque nacieron en mi suelo?
Soy rica en recursos, en cultura, en historia, pero también soy prisionera de la codicia humana y de la indiferencia de un mundo que cierra los ojos a mi sufrimiento. Me pregunto cuánto más debo llorar por mis hijos antes de que se entienda que ellos no emigran por elección, sino por necesidad. Cada patera que se pierde, para el mundo es solo un número más, pero yo no los olvido. Los llevo en mi corazón, aunque el mundo los deje atrás. Cada ola que veo y siento me recuerda a esos hijos e hijas que perdí porque buscaban un futuro mejor.
Mis lágrimas brotan porque sé que merecían algo más que una muerte solitaria. Me rompe el corazón ver familias destrozadas, hijos huérfanos, mujeres y niñas solas. Y mientras el mundo siga ignorándolos, mi llanto no cesará, porque ellos son y siempre serán parte de mí».
El pasado 29 de noviembre, nos llegaba la noticia de otras nueve personas que han ahogado sus sueños en el mar, nueve nuevas vidas perdidas en el mar de la injusticia y la desesperación. Dos cadáveres aparecieron el mismo día, otros siete forman parte de la larga lista de desaparecidos.
Por eso, una vez más, nos vemos obligados a hacer coincidir la celebración del Círculo de Silencio y la concentración “No más muertes para llegar a Europa”, porque la muerte de quienes solo buscan mejorar su vida continúa convocándonos con su grito sepultado en el agua.
Las últimas, han sido siete gotas más en ese mar de pérdidas y dolor que padece el continente africano.
Hoy tenemos la suerte de contar con las palabras que nos facilitan un grupo de jóvenes africanos que la semana pasada reflexionaban sobre este drama en primera persona y nos hablan en nombre de África, en nombre de la tierra que les vio nacer y que no ha podido verles hacerse viejos entre los suyos.
Estas son sus palabras:
«Soy África. Todos me conocen y saben dónde estoy. Soy hermosa por dentro y por fuera; tengo desiertos infinitos, selvas y ríos que cuentan diferentes historias. Pero también llevo cicatrices que crecen cada día, ausencias que duelen y sueños que nunca vuelven.
Tengo una pena en lo más profundo de mi corazón porque mis hijos me dejan con la esperanza de encontrar algo mejor, y muchos no regresan a mí. Mis hijos buscan aquello que no encontraron en mi seno, no porque yo se lo haya negado, sino porque el mundo me ha saqueado y me ha olvidado. Cada día los veo partir, sabiendo que algunos nunca volverán, sabiendo que las olas reclamarán sus vidas antes de que puedan tocar otras tierras. Aunque algunos logran llegar, mis llantos son por aquellos cuerpos que flotan en el mar sin ninguna dirección.
El mar debería ser un puente para cruzar, pero se ha convertido en un cementerio de almas y sueños. Conozco cada cuerpo que se hunde en sus aguas. Sé sus nombres, sus historias, sus anhelos y sus ilusiones. Eran madres, padres, hermanos, hijos. Eran mis hijos. Y el dolor de perderlos me atraviesa el alma como un cuchillo afilado. ¿Dónde está la justicia para ellos? ¿Por qué sus vidas valen menos solo porque nacieron en mi suelo?
Soy rica en recursos, en cultura, en historia, pero también soy prisionera de la codicia humana y de la indiferencia de un mundo que cierra los ojos a mi sufrimiento. Me pregunto cuánto más debo llorar por mis hijos antes de que se entienda que ellos no emigran por elección, sino por necesidad. Cada patera que se pierde, para el mundo es solo un número más, pero yo no los olvido. Los llevo en mi corazón, aunque el mundo los deje atrás. Cada ola que veo y siento me recuerda a esos hijos e hijas que perdí porque buscaban un futuro mejor.
Mis lágrimas brotan porque sé que merecían algo más que una muerte solitaria. Me rompe el corazón ver familias destrozadas, hijos huérfanos, mujeres y niñas solas. Y mientras el mundo siga ignorándolos, mi llanto no cesará, porque ellos son y siempre serán parte de mí».
Esta tarde nos reunimos de nuevo para reivindicar el rostro humano de Europa, para volver a poner sobre la mesa de discusión política el valor de la fraternidad sin la que la libertad se queda en pura economía. Hacemos nuestro el llanto de África y de todas las madres que lloran por sus hijos e hijas.
Alguien que los llore,
ya no pido más que eso,
no espero que desaparezcan las fronteras
no creo que se borren muros y alambradas,
no cesarán las guerras
y las seguirán perdiendo los de siempre,
no cambiará el sistema, el dinero, el poder…
no habrá vías seguras para escapar del hambre,
para sacudirse de encima tanta injusticia,
para huir de la muerte.
seguirán llamando las familias,
seguirán buscando las madres,
añorando los hermanos,
extrañando las hijas.
No pido enterrarlos dignamente,
nos seguirán acompañando en la espuma del mar
o en una tumba sin nombre.
Ya solo espero que me siga estremeciendo el corazón,
que me duelan las tripas,
que las entrañas no se cierren para siempre,
solo pido que, también en este lado del mar,
haya alguien que los llore,
ya no pido más que eso.
Intentemos imaginar los nombres, los rostros, la edad, la familia… de estas últimas siete personas fallecidas. Ojalá que aprendamos a llorar desde la compasión y así que las lágrimas nos aclaren la mirada y sepamos descubrir en cada persona una ocasión para el encuentro y en ninguna de ellas una amenaza; ojalá que el llanto nos ablande el corazón y sepamos descubrir en toda persona una igual y desterremos por fin la palabra forastero, porque nadie quede fuera de ningún sitio ni de ninguna persona. Por eso, en recuerdo de sus vidas, hacemos ahora un minuto de silencio.
Y utilizamos la poesía de Pilar del Rio para expresar nuestra solidaridad con todas estas personas.
Y, una vez más, unimos nuestro silencio respetuoso y nuestra voz para repetir juntos estas reivindicaciones:
Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
Exigimos que los distintos gobiernos, abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.
NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO
Casi siempre nuestro nombre dice mucho sobre quienes somos, o, al menos, de dónde venimos. Es frecuente que conocer nuestros orígenes, aquello que nos fundó, nuestra “etimología”, por así decirlo, nos haga entender mejor el alcance de lo que somos, de lo que hacemos y de lo que queremos ser.
Almería Acoge lleva este “apellido” desde hace 35 años, nos une a una familia desde nuestro origen, y creo que reflexionar sobre el significado de este “apellido” aclara quien quisimos ser desde el principio y cómo nos esforzamos en seguir siéndolo.
Al final todo parecer venir de “capere”. Capere, que venía del latín, se quedó, allá por el año 1.000 como “coger” aunque a finales de 1.200 engendró otra palabra preciosa, “accipere”, porque ya no significaba solo un acto, “coger”, sino que recordaba que todo acto implica una actitud, que no es otra que su significado: “aceptar”. Un poco antes, sobre 1.100, había nacido “acoger”.
No se puede “acoger” nada sin aceptarlo, por eso tiene la misma madre que “escoger” que significa “coger entre varios”. Es normal, entonces, que la actitud de aceptar (en latín “accipere”) proceda también de aquel “capere” y de su hermano “recipere” que en castellano dio en “recibir” y también, claro, recibimiento, recepción, o esa otra tan preciosa: “receptáculo”. Y para reforzar la imagen de que recibir, ser receptáculo, es tan sano para las personas, comparte origen desde 1.600 con receta (“recepta”) “las cosas tomadas para hacer un medicamento”.
A todo esto, comencé a escribir estas refelxiones con mi “Juan Corominas” en una mano y el bolígrafo en la otra, porque la RAE dice que “acoger” es un verbo transitivo, porque para tener todo el sentido requiere de un complemento directo, en este caso siempre mejor “alguien”: dicho de una persona, admitir en su casa o compañía a alguien”; también “refugiar o dar albergue”.
Siempre me ha parecido un verbo espléndido, pero ahora aún más, cuando recuerdo su parentesco con esa actitud de aceptar; aceptar como requisito para acoger, para recoger, para recibir, para mirar a la persona igual, parecida o diferente como alguien que me ofrece esa medicina de ser receptor y receptáculo de su historia, de su vida, receptor de otras formas de contar los cuentos o de cantar amores, también de llorar las penas y de buscar hombros amigos.
La identificación personal con nuestro apellido Acoge, es lo que hace que me escandalice cuando alguien se niega o se resiste a acoger a las personas que lo necesitan, sean menores o adultas. No se puede despreciar la mejor de las oportunidades para crecer como persona. Recordar nuestro origen etimológico debería llevarnos siempre a agradecer, sobrecogidos, cada ocasión que tengamos de aceptar, acoger, recibir, tantas personas que nos convierten en receptáculo de tantos sueños.
Como nos recuerda ACNUR, el 20 de junio de cada año, el mundo conmemora el Día Mundial del Refugiado, una fecha en la que se rinde homenaje a las personas que se han visto forzadas a huir de sus hogares. Estamos en un momento donde hay muchos intereses para desprestigiar a estas personas y criminalizarlas, pero aquellas personas que siguen teniendo un mínimo de corazón o pueden mirar para otro lado y encogerse de hombros ante estos discursos de miedo y odio.
En Almería nos hemos juntados un grupo de ONGs: Almería Acoge – Federación Andalucía Acoge hemos compartido stand con Fundación Cepaim. Había otras ONGs en el espacio Accem, CEAR, Save The Children, Cruz Roja y Movimiento por la Paz para transmitir a las personas que viven en Almería el drama de esta situación y la respuesta en positivo que tenemos la obligación de darles a estas personas que lo han perdido todo y que aquí solo le damos migajas. Hay que apoyar la tarea que se hace y exigir que se eviten las situaciones que llevan a tantas personas a desplazarse de su lugar de origen.
El ambiente a pesar del drama es festivo y alegre usando la música y la danza como forma de expresar la situación que se vive. Ante todo hay ganas de vivir en paz y ser felices.
Los derechos son normas que reconocen y protegen la dignidad de todos los seres humanos. Estos derechos rigen la manera en que los individuos viven en la sociedad y se relacionan entre sí, al igual que sus relaciones con el Estado y las obligaciones del Estado hacia ellos.
Las leyes relativas a los derechos exigen que los gobiernos hagan determinadas cosas y les impide hacer otras. Las personas también tienen responsabilidades; así como hacen valer sus derechos, deben respetar los derechos de los demás. Ningún, gobierno, grupo o persona individual tiene derecho a llevar a cabo ningún acto que vulnere los derechos de los demás.
Hasta aquí parece estar todo claro, pero ¿cómo encajamos el derecho a una vivienda digna en todo esto?
El artículo 47 de la Constitución Española declara que todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada y atribuye a los poderes públicos la obligación de promover las condiciones necesarias y establecer las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.
Hagamos un ejercicio de imaginación e imaginemos, aunque igual no es fácil, que esto se cumple y todo español y española disfruta de una vivienda digna y adecuada, que cualquier español o española puede destinar el 43% de su salario (según el INE) a una vivienda digna y seguir viviendo dignamente, cosa que no es sencilla, o que el Estado ha garantizado el derecho a esa vivienda digna en el caso de no poder hacer frente a ese gasto.
Después de imaginar todo esto hay que preguntarse ¿qué pasa con las personas extranjeras?
El 13.4% de la población que habita en España es extranjera, 8.775.213 personas, ¿hay que entender que estas personas no tienen derecho a esta vivienda digna y adecuada?
Vayamos más allá ¿qué pasa con las personas en situación irregular, esos extranjeros de segunda, los inmigrantes (porque en España solo es inmigrante el que viene de manera irregular o no es blanco caucásico, no me pregunten por qué)
Pues yo les diré qué pasa. Pasa que la imposibilidad de presentar una nómina (recordemos que para pasar de irregular a regular hay que, no solo sobrevivir 3 años, sino poder demostrarlo) dificulta aún más la consecución de lo que, para otros, es un derecho, la vivienda digna y adecuada. Personas que han cumplido con todo lo que se les pide cuando llegan aquí que, básicamente, es sobrevivir sin molestar, que se adapten a nosotros, que trabajen en lo que no queremos, cobrando lo que no queremos cobrar los españoles. En muchos casos son familias que han escolarizado a sus hijos, están aprendiendo el idioma y las costumbres, en resumen, están haciendo un esfuerzo de integración a pasar de las dificultades que les plantea el nuevo contexto social.
En la Asociación Almería Acoge llevamos trabajando con población migrante desde hace más de 35 años y contamos con programas financiados por el Ministerio que garantizan el acceso a una vivienda digna de manera temporal, tanto a personas recién llegadas como a jóvenes que llegaron siendo menores y, al cumplir la mayoría de edad, salen de los centros de tutela.
Desde Almería Acoge se trabaja diariamente para que familias, jóvenes, o personas que vinieron solas logren la independencia de los programas, trabajamos para devolverles la dignidad y autonomía que muchos perdieron en el camino y para conseguir la plena inclusión de estas personas en la sociedad almeriense. Pero el acceso a la vivienda es el talón de Aquiles de nuestros programas (recordemos que estábamos imaginando que el resto de población tienen cubierto este derecho como la Constitución indica) y se nos hace imposible conseguir viviendas tanto para garantizar el acceso temporal como para que estas personas logren su independencia una vez finalizada su estancia con nosotros.
Por eso hacemos un llamamiento a repensar nuestro modelo de mercado inmobiliario, tanto a nivel social como individual, a recordar por qué se creó un Articulo 47 en la Constitución y a dejar de ver la vivienda digna como un negocio y al prójimo como un okupa.
Una vez más el drama del mar. En esta ocasión queremos gritar con especial fuerza que se establezcan vías seguras, que no nos engañen cuando vamos a exigirlas diciendo que para eso están los consulados. Que nos expliquen las dificultades para venir con documentación, que no se siga jugando con la vida de las personas.
A continuación el manifiesto que se leyó:
El pasado día 22 la prensa nos alertaba de que salvamento marítimo rescataba cinco ocupantes de una patera frente a las costas de Almería. La primera reacción es de alivio, pero este alivio se cambia en dolor cuanto aclara que los rescatados son dos personas en estado grave por hipotermia y tres cadáveres. Tres nuevos cadáveres, y otras siete personas desaparecidas. Así siguen hasta hoy, desaparecidas. Diez nuevas personas muertas, ahogadas ellas y sus ilusiones, ellas y la necesidad de sus familias de salir adelante; muertas ellas y las esperanzas de comenzar una nueva vida aquí donde la prensa también alerta de que más de la mitad de la población adulta tiene problemas de sobrepeso. Diez nuevas personas muertas para esa alfombra de cuerpos ahogados que tapiza el mediterráneo. Diez más para la suma de la vergüenza, que en solo tres meses ya llega a las 457 muertes según la organización internacional de las migraciones.
Pero no es ninguna novedad, la única diferencia con otros cientos de muertos de los que nobnos enteramos, es que estos han caído aquí mismo, muy cerca de nosotros.
No hay novedad, porque continúan las mismas causas: guerras, persecuciones, hambre, falta de libertad, injusticias, gobiernos títere de nuestros intereses, nosotros mirando hacia otro lado preocupados principalmente de no perder nuestro sitio en la mesa. La triste necesidad de huir, de escapar de la tierra en la que has nacido para seguir viviendo o para hacerlo con un mínimo de dignidad y de futuro.
No hay novedad porque continúan los mismos medios: la patera, ponerse en manos de gentes sin escrúpulos que comercian con la necesidad y no dudan en apurar hasta el último céntimo de quienes ya no tenían nada, pasar como sea porque no hay formas normalizadas, vías de migración seguras, regulares, accesibles en la práctica para todas estas personas. No hay otra forma porque nosotros no lo permitimos y centramos la gestión de las migraciones en el control de las fronteras.
No hay novedad porque continúan las mismas consecuencias: la muerte para los que no llegan y la criminalización y la exclusión social para quienes consiguen escapar de la tragedia.
Por eso repetimos una vez más que estamos aquí porque no queremos sentirnos cómplices, mostramos nuestra repulsa ante este sistema injusto y nuestra solidaridad con sus víctimas, guardando un minuto de silencio.
Posteriormente se leyó la poesía de Pilar del Rio y nuestras reivindicaciones:
Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.
NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO
Hay quien se dedica a estudiar, cuantificar y valorar el impacto social que tiene una inversión, incluso cuando ésta no tiene un valor de mercado tangible. Es lo que se llama Retorno Social de la Inversión.
Dicho de una forma más inteligible, los expertos afirman que por cada euro que se invierte en temas como educación o cohesión social, revierte entre una media de 4 euros. La verdad es que no está nada mal. Es una forma más inteligente de mirar el esfuerzo por mejorar la situación de las personas y la realidad que nos rodea. Un análisis inteligente de lo que aportan entidades como la nuestra a la sociedad que muchas veces la sociedad ignora y quienes la gobiernan parecen olvidar.
En 2023, como venimos haciendo desde hace más de 30 años, Almería Acoge desarrolló un “Proyecto para la inclusión social de personas obligadas a vivir en asentamientos en Andalucía “ . Un proyecto que desarrollaba acciones formativas de distinto tipo, asesoramiento en materia de extranjería y detección de víctimas de trata de seres humanos, entre otras cosas.
Todos sabemos que uno de los principales problemas relacionados con la inmigración en la provincia es la proliferación de asentamientos de infraviviendas, y una de las desgracias más repetidas últimamente en estos vergonzosos asentamientos, son los incendios en los mismos.
Pues bien, como pensamos que no basta con escandalizarse y denunciar la situación, ese proyecto, desarrollado en la comarca de Nijar, también comprendía el desarrollo de “acciones formativas y de sensibilización sobre prevención de incendios”, y en cada uno de los 6 cursos realizados en otros tantos asentamientos, se les proporcionó un extintor a cada grupo participante, unos extintores que costaban 50€.
Cuando realizamos cualquier tipo de taller, siempre intentamos evaluar si los conocimientos adquiridos resultan realmente de utilidad o si son utilizados de manera práctica. En esta ocasión la evaluación fue fácil: uno de los últimos talleres se desarrolló ya en el mes de diciembre, y cuatro días después del taller se produjo un incendio en el mismo asentamiento. La persona que ocupaba la chabola que comenzó a arder se encontraba dentro y no podía salir. Salvó su vida gracias a que sus compañeros pudieron apagar con el extintor ese amasijo de plásticos, cartones y maderas que son a un tiempo paredes y combustible, y de paso impidieron que se propagase por todo el asentamiento.
Puede que alguien estuviera calculando cuánto habrá revertido a la sociedad Almeriense ese gasto de 50€ de cada extintor, o cuánto supondrá por la inversión global de ese proyecto. No es una cuenta difícil.
Yo me quedo con otra más sencilla: 50€ salvaron la vida de un hombre. Una vida. Una persona. Ese ha sido el mejor resultado de este proyecto. Una vida, Una persona. Si alguien no lo ve claro, no está haciendo cuentas, está inventando cuentos.
El pasado viernes el grupo Un Día Junto al Mar, formado fundamentalmente por personas del Asociación y simpatizantes de la misma, actuaron el el XXVII Festival Rompefronteras que organiza la comunidad franciscana en Granada.
Con el espectáculo «Si Seco un Llanto» acercaron al público la historia de la migración. A través de una historia contada, cantada, de música, poesía e imágenes, trataron de hacer un poco más cercana la que puede ser una historia de migración, intentamos contar y cantar lo que pasa por la cabeza y, sobre todo por el corazón a las personas que por distintos motivos deciden dar el paso para migrar.
A través de canciones, muchas de ellas muy conocidas, de imágenes y de narraciones se fue pasando desde las razones que llevan a las personas a migrar, los recuerdos de sus países, de sus paisajes, de sus personas, las dificultades del viaje, los impedimentos que le ponen los países a donde tratan de llegar, hasta la cruda realidad cuando llegan: que no es un paraíso y que van a seguir sufriendo hasta poder rehacer su vida si es que lo consiguen.
Desde la Asociación agradecemos mucho la acogida del público al espectáculo y el que nos hayan permitido participar en este evento. Agradecemos a las personas que han montado el espectáculo por su esfuerzo y dedicación, un agradecimiento especial para Luis, con la caja, un préstamo de Granada que ha resultado todo un descubrimiento.
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