Queríamos empezar esta reflexión con algo que nos recuerda la UNESCO: «La migración es un fenómeno mundial impulsado por muchas fuerzas. Estas comienzan con aspiraciones de dignidad, seguridad y paz. La decisión de salir de casa es siempre extrema y, con demasiada frecuencia, el comienzo de un viaje peligroso, a veces con un final fatal».
Queremos aprovechar este día para volver a poner la reflexión de un grupo de chicos que han hecho ese viaje peligroso y que nos recuerdan todo lo que han perdido en el y todo lo que su tierra está perdiendo. Una reflexión muy profunda.
«Soy África. Todos me conocen y saben dónde estoy. Soy hermosa por dentro y por fuera; tengo desiertos infinitos, selvas y ríos que cuentan diferentes historias. Pero también llevo cicatrices que crecen cada día, ausencias que duelen y sueños que nunca vuelven.
Tengo una pena en lo más profundo de mi corazón porque mis hijos me dejan con la esperanza de encontrar algo mejor, y muchos no regresan a mí. Mis hijos buscan aquello que no encontraron en mi seno, no porque yo se lo haya negado, sino porque el mundo me ha saqueado y me ha olvidado. Cada día los veo partir, sabiendo que algunos nunca volverán, sabiendo que las olas reclamarán sus vidas antes de que puedan tocar otras tierras. Aunque algunos logran llegar, mis llantos son por aquellos cuerpos que flotan en el mar sin ninguna dirección.
El mar debería ser un puente para cruzar, pero se ha convertido en un cementerio de almas y sueños. Conozco cada cuerpo que se hunde en sus aguas. Sé sus nombres, sus historias, sus anhelos y sus ilusiones. Eran madres, padres, hermanos, hijos. Eran mis hijos. Y el dolor de perderlos me atraviesa el alma como un cuchillo afilado. ¿Dónde está la justicia para ellos? ¿Por qué sus vidas valen menos solo porque nacieron en mi suelo?
Soy rica en recursos, en cultura, en historia, pero también soy prisionera de la codicia humana y de la indiferencia de un mundo que cierra los ojos a mi sufrimiento. Me pregunto cuánto más debo llorar por mis hijos antes de que se entienda que ellos no emigran por elección, sino por necesidad. Cada patera que se pierde, para el mundo es solo un número más, pero yo no los olvido. Los llevo en mi corazón, aunque el mundo los deje atrás. Cada ola que veo y siento me recuerda a esos hijos e hijas que perdí porque buscaban un futuro mejor.
Mis lágrimas brotan porque sé que merecían algo más que una muerte solitaria. Me rompe el corazón ver familias destrozadas, hijos huérfanos, mujeres y niñas solas. Y mientras el mundo siga ignorándolos, mi llanto no cesará, porque ellos son y siempre serán parte de mí».
El pasado 29 de noviembre, nos llegaba la noticia de otras nueve personas que han ahogado sus sueños en el mar, nueve nuevas vidas perdidas en el mar de la injusticia y la desesperación. Dos cadáveres aparecieron el mismo día, otros siete forman parte de la larga lista de desaparecidos.
Por eso, una vez más, nos vemos obligados a hacer coincidir la celebración del Círculo de Silencio y la concentración “No más muertes para llegar a Europa”, porque la muerte de quienes solo buscan mejorar su vida continúa convocándonos con su grito sepultado en el agua.
Las últimas, han sido siete gotas más en ese mar de pérdidas y dolor que padece el continente africano.
Hoy tenemos la suerte de contar con las palabras que nos facilitan un grupo de jóvenes africanos que la semana pasada reflexionaban sobre este drama en primera persona y nos hablan en nombre de África, en nombre de la tierra que les vio nacer y que no ha podido verles hacerse viejos entre los suyos.
Estas son sus palabras:
«Soy África. Todos me conocen y saben dónde estoy. Soy hermosa por dentro y por fuera; tengo desiertos infinitos, selvas y ríos que cuentan diferentes historias. Pero también llevo cicatrices que crecen cada día, ausencias que duelen y sueños que nunca vuelven.
Tengo una pena en lo más profundo de mi corazón porque mis hijos me dejan con la esperanza de encontrar algo mejor, y muchos no regresan a mí. Mis hijos buscan aquello que no encontraron en mi seno, no porque yo se lo haya negado, sino porque el mundo me ha saqueado y me ha olvidado. Cada día los veo partir, sabiendo que algunos nunca volverán, sabiendo que las olas reclamarán sus vidas antes de que puedan tocar otras tierras. Aunque algunos logran llegar, mis llantos son por aquellos cuerpos que flotan en el mar sin ninguna dirección.
El mar debería ser un puente para cruzar, pero se ha convertido en un cementerio de almas y sueños. Conozco cada cuerpo que se hunde en sus aguas. Sé sus nombres, sus historias, sus anhelos y sus ilusiones. Eran madres, padres, hermanos, hijos. Eran mis hijos. Y el dolor de perderlos me atraviesa el alma como un cuchillo afilado. ¿Dónde está la justicia para ellos? ¿Por qué sus vidas valen menos solo porque nacieron en mi suelo?
Soy rica en recursos, en cultura, en historia, pero también soy prisionera de la codicia humana y de la indiferencia de un mundo que cierra los ojos a mi sufrimiento. Me pregunto cuánto más debo llorar por mis hijos antes de que se entienda que ellos no emigran por elección, sino por necesidad. Cada patera que se pierde, para el mundo es solo un número más, pero yo no los olvido. Los llevo en mi corazón, aunque el mundo los deje atrás. Cada ola que veo y siento me recuerda a esos hijos e hijas que perdí porque buscaban un futuro mejor.
Mis lágrimas brotan porque sé que merecían algo más que una muerte solitaria. Me rompe el corazón ver familias destrozadas, hijos huérfanos, mujeres y niñas solas. Y mientras el mundo siga ignorándolos, mi llanto no cesará, porque ellos son y siempre serán parte de mí».
Esta tarde nos reunimos de nuevo para reivindicar el rostro humano de Europa, para volver a poner sobre la mesa de discusión política el valor de la fraternidad sin la que la libertad se queda en pura economía. Hacemos nuestro el llanto de África y de todas las madres que lloran por sus hijos e hijas.
Alguien que los llore,
ya no pido más que eso,
no espero que desaparezcan las fronteras
no creo que se borren muros y alambradas,
no cesarán las guerras
y las seguirán perdiendo los de siempre,
no cambiará el sistema, el dinero, el poder…
no habrá vías seguras para escapar del hambre,
para sacudirse de encima tanta injusticia,
para huir de la muerte.
seguirán llamando las familias,
seguirán buscando las madres,
añorando los hermanos,
extrañando las hijas.
No pido enterrarlos dignamente,
nos seguirán acompañando en la espuma del mar
o en una tumba sin nombre.
Ya solo espero que me siga estremeciendo el corazón,
que me duelan las tripas,
que las entrañas no se cierren para siempre,
solo pido que, también en este lado del mar,
haya alguien que los llore,
ya no pido más que eso.
Intentemos imaginar los nombres, los rostros, la edad, la familia… de estas últimas siete personas fallecidas. Ojalá que aprendamos a llorar desde la compasión y así que las lágrimas nos aclaren la mirada y sepamos descubrir en cada persona una ocasión para el encuentro y en ninguna de ellas una amenaza; ojalá que el llanto nos ablande el corazón y sepamos descubrir en toda persona una igual y desterremos por fin la palabra forastero, porque nadie quede fuera de ningún sitio ni de ninguna persona. Por eso, en recuerdo de sus vidas, hacemos ahora un minuto de silencio.
Y utilizamos la poesía de Pilar del Rio para expresar nuestra solidaridad con todas estas personas.
Y, una vez más, unimos nuestro silencio respetuoso y nuestra voz para repetir juntos estas reivindicaciones:
Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
Exigimos que los distintos gobiernos, abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.
NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO
Hace unos días nos preguntaba un persona cercana que si lo de las concentraciones por las Muertes en el Estrecho tenía sentido. La pregunta era con buena intención y nos hizo pensarnos lo que estamos haciendo. Pero si piensas y, sobre todo, si miras a alrededor y se llega a una conclusión: habría que concentrarse por todas las muertes injustas que se producen a nuestro alrededor pero no podemos.
Habría que concentrarse por las muertes en las guerras, todas muertes injustas, pero también por situaciones más cercanas: muertes por falta de medios en sanidad, en residencias de ancianos, muertes por negligencias en los trabajos para ahorrar dinero, muertes por estrés en trabajos inhumanos, muertes por falta de medios ante fenómenos adversos, muchas muertes injustas, la mayoría por motivos económicos, pero no podemos concentrarnos cada vez porque sería imposible.
Nuestras concentraciones van más allá de denunciar las muertes en concreto que se producen, que ya solo esto merece la pena por la dignidad de la vida de las personas que la han perdido. Nuestras concentraciones denuncian una forma sociedad donde la vida está perdiendo valor y se consideran solo cifras que al final no nos afectan, donde lo que manda es lo económico y esto se pone por encima de la vida del ser humano.
La semana pasada dos personas dejaron sus vidas cerca de la costa de El Ejido, dos personas de las que no sabemos su nombre, pero no son dos personas anónimas. Seguro que tenían familia y amigos que sabía sus nombres, conocían su vida y la compartían. Dos personas con su dignidad, sus sueños, sus anhelos, dos personas que intentando vivir se han dejado la vida. Pero no han dejada la vida porque si, han dejado la vida porque una sociedad injusta a nivel mundial los obligaba a vivir en la pobreza, a no tener esperanza, a necesitar escapar de una situación en la que no podían seguir viviendo, tenían derecho a no tener que migrar, pero tenemos que darle derecho a migrar si lo necesitan, a migrar con seguridad, sin miedo, sin pérdidas de vida.
Estas dos personas que han muerto solo serán, para muchos, un número, para otros ni eso, una pequeña reseña en un periódico. Para nosotros son el reflejo del sufrimiento que genera una manera criminal de entender la vida, una manera donde todo lo reducimos a lo económico.
Escuchamos la canción de «Un millón de muertos»
Si, creemos que hay que seguir denunciando estas injusticias y lo seguiremos haciendo. Sabemos que hay más voces haciéndolo y con ellas uniremos nuestra lucha por la dignidad, por cambiar las consecuencias de esta sociedad: la muerte para los que no llegan y la criminalización y la exclusión social para quienes consiguen escapar de la tragedia.
Por eso repetimos una vez más que estamos aquí porque no queremos sentirnos cómplices, mostramos nuestra repulsa ante este sistema injusto y nuestra solidaridad con sus víctimas, guardando un minuto de silencio.
Recurrimos de nuevo a la poesía de Pilar del Rio para mostrar nuestra indignación.
Y repetimos juntos, una vez más, nuestra reivindicación: – Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa. – Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar. – Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias. – Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares. – Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.
NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO
Esta semana la plataforma Almería Contra la Pobreza, de la que Almería Acoge es parte, está celebrando la semana contra la pobreza. Desgraciadamente hemos tenido que unir a esta celebración una concentración por la Muertes en el Estrecho, ya que ha habido tres nuevos fallecidos.
El lunes participamos en el encuentro interreligioso donde lo que más destacó fue la necesidad de aprender a convivir entre las distintas religiones, el rechazo absoluto a las guerras y, especialmente, aquellas que dicen basarse en motivos religiosos.
Una vez más nos vemos obligados a hacer coincidir la celebración del Círculo de Silencio y la concentración “No más muertes para llegar a Europa”, porque la muerte de quienes solo buscan mejorar su vida, continúa convocándonos con su grito sepultado en el agua.
Nos hemos convocado esta tarde para lanzar un mensaje en silencio. Un mensaje de indignación y de solidaridad, silencios de rabia y de compasión, silencios de duelo y pésame y mensajes de unidad y lucha por la justicia.
Guardaremos silencio porque durante este año 2024 han fallecido en las costas españolas 4.890 personas, 4.808 intentando llegar hasta canarias, 82 en las costas de esta parte del Mediterráneo. Hace un par de semanas murieron 57 personas, en Canarias en la isla de hierro tras naufragar la patera en la que viajaban, esta ha sido considerada la mayor tragedia migratoria que ha vivido esta isla en las 3 últimas décadas, la semana pasada un nuevo muerto y no se sabe cuántos desaparecidos en la costa de Almería. Ayer mismo, tres nuevas vidas desaparecieron bajo el mar frente a las playas de Garrucha, tres nuevas personas sepultadas en la fosa común del mar mediterráneo, una fosa común que, como todas las fosas comunes, está llena del producto de la injusticia, que, como todas las fosas comunes, oculta los cuerpos de quienes han sido descartados por el sistema, dejados en la cuneta genocida de nuestras bien protegidas fronteras.
CANCIÓN: UN MILLÓN DE SUEÑOS (Cecilia)
No conoceremos sus nombres, ni sus apellidos, esta tragedia repetida, estas muertes, se envolverán, como otras, en la amalgama bárbara de la anestesia colectiva en la que se ha convertido el recuento anónimo de cadáveres.
Pero no podemos conformarnos. Todos los muertos tienen nombres y apellidos y tenían la esperanza de encontrar aquí lo que en sus países no tenían: la paz, comida, un trabajo, una casa. Este mes, en Andalucía, ha subido el paro, mientras crecen las alertas de la patronal del metal o de la construcción, de que hay muchas vacantes, puestos de trabajo que no se cubren, que aquí cuesta mucho encontrar peones, operarios, por eso miran ya hacia otros países, hacia posibles trabajadores extranjeros que quieran asumir los trabajos que no se cubren con mano de obra local.
Entonces si nos acordaremos de ellos, entonces si nos acordaremos de estos muertos, entonces sí importarán sus nombres y apellidos, aunque algunos hoy ni se dignen a levantarse durante 1 minuto de silencio para recordar Nosotros, quienes estamos esta tarde aquí, no queremos ser contados entre quienes no se estremecen ante el sufrimiento y la muerte. No guardamos un silencio cómplice, nos concentramos para hacer un silencio acusador, silencio digno, silencio indignado ante la injusticia.
CANCIÓN: LA VOZ DEL SILENCIO. (Salomé Arricibita).
Dentro de muy poco, celebraremos el día de todos los santos y nos uniremos en el recuerdo de todos los difuntos, ojalá tengamos un recuerdo para todos estos muertos que honramos ahora con la poesía de Pilar del Rio.
Y, una vez más, unimos nuestro silencio respetuoso y nuestra voz para repetir juntos estas reivindicaciones:
– Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa. – Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar. – Exigimos que los distintos gobiernos, abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias. – Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.
NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO
Los derechos son normas que reconocen y protegen la dignidad de todos los seres humanos. Estos derechos rigen la manera en que los individuos viven en la sociedad y se relacionan entre sí, al igual que sus relaciones con el Estado y las obligaciones del Estado hacia ellos.
Las leyes relativas a los derechos exigen que los gobiernos hagan determinadas cosas y les impide hacer otras. Las personas también tienen responsabilidades; así como hacen valer sus derechos, deben respetar los derechos de los demás. Ningún, gobierno, grupo o persona individual tiene derecho a llevar a cabo ningún acto que vulnere los derechos de los demás.
Hasta aquí parece estar todo claro, pero ¿cómo encajamos el derecho a una vivienda digna en todo esto?
El artículo 47 de la Constitución Española declara que todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada y atribuye a los poderes públicos la obligación de promover las condiciones necesarias y establecer las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.
Hagamos un ejercicio de imaginación e imaginemos, aunque igual no es fácil, que esto se cumple y todo español y española disfruta de una vivienda digna y adecuada, que cualquier español o española puede destinar el 43% de su salario (según el INE) a una vivienda digna y seguir viviendo dignamente, cosa que no es sencilla, o que el Estado ha garantizado el derecho a esa vivienda digna en el caso de no poder hacer frente a ese gasto.
Después de imaginar todo esto hay que preguntarse ¿qué pasa con las personas extranjeras?
El 13.4% de la población que habita en España es extranjera, 8.775.213 personas, ¿hay que entender que estas personas no tienen derecho a esta vivienda digna y adecuada?
Vayamos más allá ¿qué pasa con las personas en situación irregular, esos extranjeros de segunda, los inmigrantes (porque en España solo es inmigrante el que viene de manera irregular o no es blanco caucásico, no me pregunten por qué)
Pues yo les diré qué pasa. Pasa que la imposibilidad de presentar una nómina (recordemos que para pasar de irregular a regular hay que, no solo sobrevivir 3 años, sino poder demostrarlo) dificulta aún más la consecución de lo que, para otros, es un derecho, la vivienda digna y adecuada. Personas que han cumplido con todo lo que se les pide cuando llegan aquí que, básicamente, es sobrevivir sin molestar, que se adapten a nosotros, que trabajen en lo que no queremos, cobrando lo que no queremos cobrar los españoles. En muchos casos son familias que han escolarizado a sus hijos, están aprendiendo el idioma y las costumbres, en resumen, están haciendo un esfuerzo de integración a pasar de las dificultades que les plantea el nuevo contexto social.
En la Asociación Almería Acoge llevamos trabajando con población migrante desde hace más de 35 años y contamos con programas financiados por el Ministerio que garantizan el acceso a una vivienda digna de manera temporal, tanto a personas recién llegadas como a jóvenes que llegaron siendo menores y, al cumplir la mayoría de edad, salen de los centros de tutela.
Desde Almería Acoge se trabaja diariamente para que familias, jóvenes, o personas que vinieron solas logren la independencia de los programas, trabajamos para devolverles la dignidad y autonomía que muchos perdieron en el camino y para conseguir la plena inclusión de estas personas en la sociedad almeriense. Pero el acceso a la vivienda es el talón de Aquiles de nuestros programas (recordemos que estábamos imaginando que el resto de población tienen cubierto este derecho como la Constitución indica) y se nos hace imposible conseguir viviendas tanto para garantizar el acceso temporal como para que estas personas logren su independencia una vez finalizada su estancia con nosotros.
Por eso hacemos un llamamiento a repensar nuestro modelo de mercado inmobiliario, tanto a nivel social como individual, a recordar por qué se creó un Articulo 47 en la Constitución y a dejar de ver la vivienda digna como un negocio y al prójimo como un okupa.
Más de 500 muertos en los que va de año, estos son los que conocemos, ¿cuántos serán en realidad?.
De nuevo, el pasado viernes fue encontrada en nuestras costas una patera con los cadáveres de 4 mujeres, nadie sabe sus nombres, ni su origen; como otras miles serán enterradas en un nicho sin nombre, eso pasa al 90% de los cuerpos que escupe el mar, y así, los muertos siguen muriendo después de muertos, siguen perdiendo su dignidad y sus derechos después de muertos, perderán además de la vida, su nombre, su historia, el derecho a descansar junto a los suyos, nadie las velará, no habrá consuelo para sus familiares.
Este año, en menos de cuatro meses, han muerto ya en el mar 507 personas. Pero estas cifras no revelan toda la verdad, se contabilizan las muertes que las autoridades o las ONG,s registran, pero solo el fondo del mar conoce el número real de muertos.
Y no solo están los muertos, ¿Qué pasa con sus familias? no pueden hacer el duelo, no hay un protocolo para buscar a las personas desaparecidas e identificar a los muertos.
La psicoterapeuta estadounidense Pauline Boss acuñó el término “pérdida ambigua” para definir la incertidumbre que sufren las familias de personas desaparecidas. “Es una pérdida poco clara, sin pruebas. Ni de vida ni de muerte. Las familias supervivientes quedan confundidas, preguntándose si su ser querido sigue vivo o está muerto”.
Mimuna en su despedida dijo a su familia: “Cuando recibas una llamada perdida de un número español da gracias a Dios, querrá decir que he llegado”. Un año después siguen sin haber recibido esa llamada.
Hablando de los pasajeros de una patera, una madre se pregunta al otro lado del mar: “Si nadie los ha visto desde hace dos meses, ¿puede ser que estén muertos y nadie lo sepa?”.
Fatna salió de casa de sus padres para cruzar el estrecho y nunca más han sabido de ella, la habitación que ocupaba en la casa sigue allí, pero ahora está vacía, y no solo esta vacía la habitación, en esa casa han quedado vacías también las vidas de sus familiares.
Es una sensación devastadora, como ya recogía Federico García Lorca en Poeta en Nueva York
¿No me encontraron? No. No me encontraron. Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba y que el mar recordó ¡de pronto! los nombres de todos sus ahogados.
Para recordar a estas personas, para mostrar que a nosotros sí que nos importan su nombre y su historia, nos importa el dolor de su familia, guardamos un minuto de silencio.
Y recurrimos de nuevo a la poesía de Pilar del Rio para mostrar nuestra indignación.
“Mi hijo muere cada tarde en el mar. Mi hijo tiene 18 años, y 26 y 32, tiene todas las edades en las que hay fuerza, pasión y deseos. Mi hijo sabe que la felicidad no consiste en tener cosas, pero sabe que hay cosas imprescindibles. Por eso no pospone su derecho a vivir, a habitar una casa humana, a compartir con otros que siempre son sus semejantes su historia, su tristeza y sus sueños.
Mi hijo aprendió a aprender. Mi hijo estudió, mi hijo trabajó en todos los oficios. Mi hijo se respeta a sí mismo, respeta a su tierra, ama y es amado.
Mi hijo no nació para morir en el mar, ningún Dios lo castigó, ninguna maldición lo obliga a ser esclavo. A mi hijo lo mata cada tarde una forma de entender el mundo, una manera criminal de gobernar en la que el ser humano no es lo prioritario, porque el hombre todavía no cotiza en bolsa, porque los expoliados y olvidados no llenan los bolsillos de los mil veces malditos que condenan a muerte a mi hijo y luego besan con reverencia la moneda donde invocan a un Dios. Con esa moneda que invoca a Dios y con otras en que aparecen patrias, los hombres que matan a mi hijo han comprado todas las perversiones y han cometido todas las ignominias.
Mi hijo es negro, es indio, es blanco, es pobre. El mundo es suyo, no lo parí en Marte, no nació con un destino animal porque nació humano. Mi hijo, cuando muere cada tarde, seguirá viniendo a esta costa de Europa y del mundo con su mirada valiente y abierta.
Mi hijo no se rinde, necesita hacernos comprender que sin él no estamos todos. Mi hijo, cuando muere, nos deja empequeñecidos, y él no quiere que su muerte haga desaparecer de la tierra las palabras más hermosas y los conceptos que nos dignifican. Mi hijo no puede seguir muriendo, porque con él está muriendo nuestra civilización”. (Pilar del Rio)
Y repetimos juntos, una vez más, nuestra reivindicación:
Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.
NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO
Una vez más el drama del mar. En esta ocasión queremos gritar con especial fuerza que se establezcan vías seguras, que no nos engañen cuando vamos a exigirlas diciendo que para eso están los consulados. Que nos expliquen las dificultades para venir con documentación, que no se siga jugando con la vida de las personas.
A continuación el manifiesto que se leyó:
El pasado día 22 la prensa nos alertaba de que salvamento marítimo rescataba cinco ocupantes de una patera frente a las costas de Almería. La primera reacción es de alivio, pero este alivio se cambia en dolor cuanto aclara que los rescatados son dos personas en estado grave por hipotermia y tres cadáveres. Tres nuevos cadáveres, y otras siete personas desaparecidas. Así siguen hasta hoy, desaparecidas. Diez nuevas personas muertas, ahogadas ellas y sus ilusiones, ellas y la necesidad de sus familias de salir adelante; muertas ellas y las esperanzas de comenzar una nueva vida aquí donde la prensa también alerta de que más de la mitad de la población adulta tiene problemas de sobrepeso. Diez nuevas personas muertas para esa alfombra de cuerpos ahogados que tapiza el mediterráneo. Diez más para la suma de la vergüenza, que en solo tres meses ya llega a las 457 muertes según la organización internacional de las migraciones.
Pero no es ninguna novedad, la única diferencia con otros cientos de muertos de los que nobnos enteramos, es que estos han caído aquí mismo, muy cerca de nosotros.
No hay novedad, porque continúan las mismas causas: guerras, persecuciones, hambre, falta de libertad, injusticias, gobiernos títere de nuestros intereses, nosotros mirando hacia otro lado preocupados principalmente de no perder nuestro sitio en la mesa. La triste necesidad de huir, de escapar de la tierra en la que has nacido para seguir viviendo o para hacerlo con un mínimo de dignidad y de futuro.
No hay novedad porque continúan los mismos medios: la patera, ponerse en manos de gentes sin escrúpulos que comercian con la necesidad y no dudan en apurar hasta el último céntimo de quienes ya no tenían nada, pasar como sea porque no hay formas normalizadas, vías de migración seguras, regulares, accesibles en la práctica para todas estas personas. No hay otra forma porque nosotros no lo permitimos y centramos la gestión de las migraciones en el control de las fronteras.
No hay novedad porque continúan las mismas consecuencias: la muerte para los que no llegan y la criminalización y la exclusión social para quienes consiguen escapar de la tragedia.
Por eso repetimos una vez más que estamos aquí porque no queremos sentirnos cómplices, mostramos nuestra repulsa ante este sistema injusto y nuestra solidaridad con sus víctimas, guardando un minuto de silencio.
Posteriormente se leyó la poesía de Pilar del Rio y nuestras reivindicaciones:
Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.
NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRÁNEO SOLIDARIO
El pasado viernes el grupo Un Día Junto al Mar, formado fundamentalmente por personas del Asociación y simpatizantes de la misma, actuaron el el XXVII Festival Rompefronteras que organiza la comunidad franciscana en Granada.
Con el espectáculo «Si Seco un Llanto» acercaron al público la historia de la migración. A través de una historia contada, cantada, de música, poesía e imágenes, trataron de hacer un poco más cercana la que puede ser una historia de migración, intentamos contar y cantar lo que pasa por la cabeza y, sobre todo por el corazón a las personas que por distintos motivos deciden dar el paso para migrar.
A través de canciones, muchas de ellas muy conocidas, de imágenes y de narraciones se fue pasando desde las razones que llevan a las personas a migrar, los recuerdos de sus países, de sus paisajes, de sus personas, las dificultades del viaje, los impedimentos que le ponen los países a donde tratan de llegar, hasta la cruda realidad cuando llegan: que no es un paraíso y que van a seguir sufriendo hasta poder rehacer su vida si es que lo consiguen.
Desde la Asociación agradecemos mucho la acogida del público al espectáculo y el que nos hayan permitido participar en este evento. Agradecemos a las personas que han montado el espectáculo por su esfuerzo y dedicación, un agradecimiento especial para Luis, con la caja, un préstamo de Granada que ha resultado todo un descubrimiento.
Desde Almería Acoge, trabajamos con personas en situación de gran vulnerabilidad, algunas por el camino han sido despojados hasta de su dignidad, la pierden por culpa del sistema injusto en el que vivimos, que no considera a la persona como tal si es pobre o si no tiene un documento que dice que puede vivir en España, sin ese documento puedes trabajar solo en actividades marginales o en régimen de esclavitud, ya que no puedes reivindicar ningún derecho, y ,por supuesto, el acceso a una vivienda digna también queda como un sueño inalcanzable. Una de las labores que procuramos hacer es trabajar con estas personas para que puedan recuperar su dignidad, sentirse tratados como personas, aceptados como son y donde viven; lo hacemos a través de talleres donde puedan estar unas cuantas horas compartiendo con otros semejantes, en pie de igualdad, ideas, reflexiones, angustias, con el pretexto de un trabajo manual.
Una de estas personas me ha traído el siguiente poema:
ALMERÍA ACOGE EL CLAVEL DE LA ESPERANZA En la oscuridad de la noche y la negrura de la vida, cierro mis ojos y me rindo a la vida. Escucho una voz cálida que llamaba desde lejos, una estrella brillante enciende sus brazos para mi, me llamaba con voz tierna y tímida, me da la bienvenida y me abraza como si fuera mi madre, me siento como en mi casa y con mi familia. Un ángel blanco ayuda a los necesitados, hace felices a los pobres, protege a los niños y salva a los inmigrantes. Almería Acoge es mi familia Y estoy orgulloso de ser su hijo. Gracias por todo y espero que Dios los proteja. (El Mehdi)
Para mi es la confirmación de que estamos consiguiendo crear espacios que dignifican, que hacen sentirse familia a personas que están solas, y desahuciadas por la sociedad, es la confirmación de que entre esos excluidos, descartados, echados a la cuneta, hay personas con sensibilidad, con ganas de expresarse a través de una poesía en una lengua que no es la suya y encuentran en el espacio que hemos creado para ellos, fuera de las infraviviendas, de la búsqueda de chatarra en la basura todos los días, la posibilidad de crear unos versos, expresar sus sentimientos, sentirse escuchados y aceptados.
Gracias Mehdi, porque tú nos ayudas a no perder nuestra humanidad, porque das sentido a lo que hacemos y a cómo lo hacemos, porque tú nos enseñas lo que es la resiliencia, la capacidad de seguir adelante a pesar de “la negrura de la vida”, porque tú nos ayudas a mejorar como Asociación y como personas, porque tú nos dignificas.
En esta semana pasada se ha celebrado la Semana Mundial para la Erradicación de la Pobreza, desde la Asociación se han realizado diversas actividades, el martes nos encargamos de preparar el Círculo del Silencio como ya informamos.
Además a lo largo de la semana desde la asociación hemos realizado actividades de sensibilización con personas con las que estamos trabajando: los jóvenes del programa JEM +18, personas participantes en nuestra primera acogida y en nuestro taller de tareas.
Se trata de actividades para acercarnos a conocer y reflexionar sobre las situaciones de pobreza y, sobre todo de empobrecimiento. Trabajar para entender que no se es pobre porque se quiere, se es pobre porque vivimos en una sociedad injusta y poco solidaria, a nivel interno y a nivel externo. Hemos reflexionado sobre todo tipo de pobrezas y sobre la solidaridad como forma de salir de la pobreza. En nuestras actividades nos hemos cuestionado preguntas como ¿Que nos empobrece ? ¿Y que cosas no? ¿cómo ayudar a salir de la pobreza? Asó como a reflexionar sobre los conceptos de pobreza y como podemos curar ese mal social. Se han ido recogiendo las reflexiones de las personas y las hemos ido compartiendo.
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