Una vez más no hemos tenido que concentrar por nuevas muertes en el estrecho. En esta ocasión lo hemos unido al Círculo del Silencio que promueve la plataforma Almería Unida Contra la Pobreza.
Nuestro manifiesto:
Hace una semana, en Almería Acoge, recibimos a Mustafa. Viene buscando apoyo para continuar viviendo. Mustafa tiene 18 años recién cumplidos; Mustafa lleva un año entre nosotros, cuando aún era menor escapó de la muerte, fue uno de esos pocos que, como las tres personas rescatadas en el naufragio del pasado día 3, pudieron ser encontrados después de siete horas luchando contra las olas; “hacía mucho frío” nos repite; su amigo no sabía nadar, se hundió, desapareció.
El periodista que cuenta la crónica de las diez personas desaparecidas la semana pasada nos ayuda a imaginar esa situación, “un superviviente a nado en mitad de la explanada inmensa”. Cuesta imaginar el miedo, el sufrimiento, la angustia que Mustafa lleva a cuestas desde aquel día; cuesta imaginar el miedo, el sufrimiento, la angustia de quienes se ven forzados por una vida sin futuro en sus países, a jugársela en el mar de esta manera.
Forzados a arrojarse al mar, como las dos personas que tres días antes también se ahogaban porque quien los llevaba en la patera “les obligó a tirarse de la embarcación e incluso les golpeó porque se negaban”. Son lógicas las reacciones que escuchamos cuando vemos a gentes sin escrúpulos “mafias que mercadean con la vida de las personas que se encuentran en una situación desesperada».
Pero debemos ir más allá, ¿quiénes son esas “mafias” que mercadean con la vida de los desesperados, que arrojan al agua a las personas para buscarse la vida?, ¿por qué, casi un niño aún, tiene que vivir, quizá para siempre, con el frio del recuerdo del amigo hundido y él perdido en la explana inmensa?
Quizá debamos recordar cuáles son los motivos reales por los que en este año 2022 y sólo en el mar mediterráneo, se cuentan, con esta últimas doce, 1.901 personas muertas intentando escapar hasta Europa.
¿Por qué ocurren estas situaciones?
1.-Hemos creado un mundo injusto e insolidario que hace que las personas tengan que emigrar jugándose la vida.
2.- Nuestra sociedad favorece y mantiene guerras en todo el mundo. Guerras que provocan la migración forzosa de personas. Guerras como la de Siria, Yemen, Ucrania, Mali, Afganistán, Birmania, Chad, Burquina Faso, Sudán, Palestina… en la actualidad hay 59 guerras activas.
3.- El primer mundo explota, usurpa, se aprovecha de las riquezas y materias primas que tiene el Sur, esto empobrece a los países y a las personas que los habitan, obligándolas a emigrar.
4.- Las personas emigran porque no ven futuro en sus países, no se sienten seguros, no pueden dar de comer a sus hijos, no pueden ofrecerles un provenir. Y mientras tanto, el Norte despilfarra, contamina, se refugia tras sus muros y se olvida del Sur.
NOCTURNO SIN PATRIA (Jorge Debravo)
Yo no quiero un cuchillo en manos de la patria.
Ni un cuchillo ni un rifle para nadie:
la tierra es para todos,
Como el aire.
Me gustaría tener manos enormes,
violentas y salvajes,
para arrancar fronteras una a una
y dejar de frontera solo el aire.
Que nadie tenga tierra
como se tiene traje:
que todos tengan tierra
como tienen aire.
Cogería las guerras de la punta
y no dejaría una en el paisaje
y abriría la tierra para todos
como si fuera el aire.
Que el aire no es de nadie, nadie, nadie…
Y todos tienen su parcela de aire.
Que nadie tenga tierra
como se tiene traje:
que todos tengan tierra
como tienen aire.
Al otro lado del mar, está el drama de las familias que más sienten estas muertes. Cada vez que nos concentramos por un nuevo naufragio pedimos respeto y solidaridad para con las familias, que se identifique a las víctimas y se comunique cuanto antes con sus familiares.
Hoy pedimos ser nosotros y nosotras quienes primero demos este paso, quienes pensemos en esa madre, en ese padre, en el hijo, en la hija, en la esposa o el esposo, en el amigo de infancia, en la compañera de estudios. Pedimos pensar en las personas que más llorarán estas muertes y enviarles desde aquí nuestro pésame, nuestro apoyo, nuestras condolencias, nuestro ánimo, nuestra solidaridad o nuestra denuncia de esta injusticia… que podemos plasmar por escrito.
Cada persona aportó sus condolencias por las nuevas muertes
Lectura de la poesía AIRE DURANDO (Manuel Cabral)
¿quién ha matado este hombre
que su voz no está enterrada?
hay muertos que van subiendo
cuanto su ataúd más baja…
Este sudor… ¿Por quién muere?
¿por qué cosa muere un pobre?
¿quién ha matado estas manos?
¡no cabe en la muerte un hombre!
hay muertos que van subiendo
cuanto su ataúd más baja…
¿Quién acortó su estatura
que su voz está parada?
hay muertos como raíces
que hundidas… dan fruto al ala.
¿Quién ha matado estas manos,
este sudor, esta cara?
hay muertos que van subiendo
cuanto más su ataúd baja..
Hacemos otro silencio por las últimas muertes
Cantamos LA VOZ DEL SILENCIO. (Salomé Arricibita).
Hay silencios que levantan muros y silencios que los otorgan
hay intenciones con bondad, que en silencio no se mojan
hay silencios de poder que nos «guardan» las fronteras
hay silencios de querer, que por no querer, condenan
Hay silencios helados, que nos gritan a la cara
y silenciamos su grito, apagando la pantalla
hay silencios del alma que nos hacen tener miedo
y los miedos, a sus anchas, nos silencian la esperanza
Hay miradas en silencio, que me atruenan las entrañas
largas colas, frío y miedo, rabiando desesperanza
hay tristezas tan profundas, que nunca sabré a que saben
ojalá enjugar sus lágrimas, iluminase oscuridades
Hay silencios que incomodan porque reclaman justicia
Hay silencios que acompañan porque comparten la vida
Hay silencios que se alejan, silencios de manos frías
Y hay silencios que calientan el alma como caricias
Hay silencios que se cortan, porque en verdad no hay palabras,
¡tantos seres sin hogar y yo aquí sin hacer nada!
Hay canciones en silencio y hay silencios que me cantan
Que cante mi corazón, aunque quiera callar mi alma.
Lectura de la poesía Mi hijo muere cada tarde en el mar (Pilar del Rio)
“Mi hijo muere cada tarde en el mar.
Mi hijo tiene 18 años, y 26 y 32,
tiene todas las edades en las que hay fuerza, pasión y deseos.
Mi hijo sabe que la felicidad no consiste en tener cosas,
pero sabe que hay cosas imprescindibles.
Por eso no pospone su derecho a vivir, a habitar una casa humana,
a compartir con otros que siempre son sus semejantes
su historia, su tristeza y sus sueños.
Mi hijo aprendió a aprender. Mi hijo estudió, mi hijo trabajó en todos los oficios.
Mi hijo se respeta a sí mismo, respeta a su tierra, ama y es amado.
Mi hijo no nació para morir en el mar, ningún Dios lo castigó,
ninguna maldición lo obliga a ser esclavo.
A mi hijo lo mata cada tarde una forma de entender el mundo,
una manera criminal de gobernar en la que el ser humano no es lo prioritario,
porque el hombre todavía no cotiza en bolsa,
porque los expoliados y olvidados no llenan los bolsillos
de los mil veces malditos que condenan a muerte a mi hijo
y luego besan con reverencia la moneda donde invocan a un Dios.
Con esa moneda que invoca a Dios y con otras en que aparecen patrias,
los hombres que matan a mi hijo han comprado todas las perversiones
y han cometido todas las ignominias.
Mi hijo es negro, es indio, es blanco, es pobre.
El mundo es suyo, no lo parí en Marte,
no nació con un destino animal porque nació humano.
Mi hijo, cuando muere cada tarde,
seguirá viniendo a esta costa de Europa y del mundo con su mirada valiente y abierta.
Mi hijo no se rinde, necesita hacernos comprender que sin él no estamos todos.
Mi hijo, cuando muere, nos deja empequeñecidos,
y él no quiere que su muerte haga desaparecer de la tierra
las palabras más hermosas y los conceptos que nos dignifican.
Mi hijo no puede seguir muriendo porque con él está muriendo nuestra civilización”.
Finalizamos el acto con nuestras reivindicaciones
– Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
– Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
– Exigimos acabar con la arbitrariedad en la concesión de visados en los consulados.
– Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
– Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
– Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.
Sobre el autor