De nuevo las noticias hablaron de tragedia. Una vez más siete personas fueron rescatadas, una ha desaparecido, cuatro han muerto. Una vez más, uno era un niño.

Una vez más, utilizamos esa expresión recurrente: “han perdido la vida”, pero hablando con un amigo emigrante nos recuerda que no es así exactamente, porque para perder algo primero hay que tenerlo, y vida, precisamente vida, no tenían mucha. Este emigrante que ahora mismo está en un pequeño pueblo de Senegal, nos recuerda, una vez más: “es muy difícil quedarse aquí; como no cambie el régimen social, económico y político, seguirá esta locura. La gente está desesperada, cansada, la mayoría tienen hambre y no tienen nada para dar a sus hijos; estas personas no tienen miedo a nada, ni siquiera a la muerte”.
Por eso, una vez más, nos toca recordar que estas personas no “salen” de sus países, huyen; que la mayoría de las veces no dejan atrás un trabajo, la seguridad de un hogar… no han perdido nada de eso porque nunca lo tuvieron; porque hace tiempo se lo robaron (aunque sería más honesto decir que hace tiempo se lo robamos), haciendo y deshaciendo según nuestro interés pueblos y países, fronteras y límites, relaciones comerciales, reparto de riquezas y pobrezas, propiedad de la tierra y banderas. Una vez más, tenemos que reconocer que, si no han perdido todo eso, es porque hace tiempo que se lo quitamos.

No, no han perdido la vida, han encontrado, ahora sí, entera, de manera brutal, la muerte a plazos que les dejamos como herencia, como único futuro cierto. Y, una vez más, hacemos lo posible por evitar el desenlace final, llevamos helicópteros y barcos de salvamento, pero olvidamos evitar el empujón inicial. Una vez más nos lamentamos por las muertes, pero seguimos haciendo muy poco por las vidas. Y por eso, una vez más, es justo, es necesario, que reconozcamos que la mala gestión de las relaciones internacionales, la mala gestión de la convivencia en esta tierra que debería ser de todos, la egoísta gestión de las fronteras, la pésima gestión de las migraciones, son la causa de esta antigua, repetida y vergonzosa tragedia.
Y porque los que estamos aquí no queremos sentirnos cómplices, mostramos nuestra repulsa ante este sistema injusto y nuestra solidaridad con sus víctimas, guardando un minuto de silencio.
Y recurrimos, una vez más si, a la poesía de Pilar del Rio para mostrar nuestra indignación.

Y repetimos juntos, una vez más, nuestra reivindicación:
– Mostramos nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia que supone tantas muertes para llegar a Europa.
– Exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.
– Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
– Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.
– Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana, y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.
NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA POR UN MEDITERRANEO
SOLIDARIO
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