De nuevo la tragedia, la muerte, la vergüenza, aparecen flotando en nuestras costas; el pasado jueves día 8, seis personas conseguian llegar, apenas, a la isla de San Andrés en Carboneras, el día siguiente un joven de 20 aparecía muerto en Mesa Roldán y el sábado la macabra lista se completó con un niño de ocho años que ha dejado de ser una preocupación para nuestro mundo acomodado en la queja porque también apareció ahogado cerca de la Isleta del Moro. Nadie sabe cuantas personas más han desaparecido, han muerto en ese intento.
No importa la edad, el Mediterraneo vuelve a ser sepultura de sus sueños, fosa común de la esperanza, como lo ha sido todo el fin de semana pasado de decenas de personas que, como estos dos últimos muertos, creían escapar de la violencia, de la guerra, de la injusticia y del hambre, para encontrar fronteras de agua, fronteras de alambradas, muros de nacionalismos excluyentes, puertas cerradas por leyes proteccionistas y por intereses egoístas.
Una vez más, los que huyen del hambre y la guerra, de la injusticia y la miseria, encuentran como respuesta la muerte. Nosotros, avergonzados, una vez más, por la incompetencia para resolver los problemas, por la insolidaridad para abrir las puertas y las manos, por la injusticia por o asumir la propia responsabilidad del auto proclamado primer mundo en todas estas muertes, guardamos silencio. El silencio estremecido de quienes no quieren ser cómplices de los otros silencios criminales. El silencio de la reflexión, de la solidaridad con las víctimas y el rechazo de los verdugos, el silencio solo roto por la poesía, los gestos y los símbolos que gritan: basta ya de tanta muerte, basta de tanta vergüenza.
En esta ocasión nos hemos unido al CÍRCULO DEL SILENCIO de la Plataforma Contra La Pobreza para decir con palabras y silencios: ¡¡¡¡BASTA!!!!
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