Esta semana la asociación tenía que preparar la concentración del Círculo del Silencio, desgraciadamente hemos tenido que unirla una concentración por las muertes en el estrecho, tres en los últimos días. Dentro del duelo ha sido muy emocionante la presencia de chicos de nuestras casas de Acogida Humanitario y del programa JEM+18 con los que se está trabajando el proceso migratorio.
828 millones de personas pasan hambre hoy en el mundo, 24.000 personas mueren por ello cada año. 20 niños mueren cada día en alguna de las 54 guerras que se reconocen hoy 14 de junio de 2023 en el mundo. 237.000 personas murieron en alguna guerra el año pasado. Solo para intentar llegar a España han muerto ya este año 1.161 personas en el mar, las últimas personas ahogadas por este inmenso mar de injusticia que nos rodea murieron el viernes pasado, una en Ceuta y dos en Adra.
Nos sobran los motivos para el dolor, para el luto, para el llanto.
Alguien que los llore, ya no pido más que eso, no espero que desaparezcan las fronteras
no creo que se borren muros y alambradas, no cesarán las guerras
y las seguirán perdiendo los de siempre, no cambiará el sistema, el dinero, el poder…
no habrá vías seguras para escapar del hambre, para sacudirse de encima tanta injusticia,
para huir de la muerte. seguirán llamando las familias, seguirán buscando las madres,
añorando los hermanos, extrañando las hijas.
No pido enterrarlos dignamente, nos seguirán acompañando en la espuma del mar
o en una tumba sin nombre. Ya solo espero que siga estremeciendo el corazón,
que me duelan las tripas, que las entrañas no se cierren para siempre,
solo pido que, también en este lado del mar, haya alguien que los llore,
ya no pido más que eso.
¿Durante cuánto tiempo es razonable mantener el llanto? ¿Cuándo deberíamos parar de sollozar para entrar en el tiempo saludable de la calma o de la risa? ¿Cuándo deberíamos quitarnos el luto?
Hay quien muere demasiado pronto: Cruzando fronteras, huyendo de guerras, muriendo de hambre…
Hay quienes toda su vida es muerte: por las injusticias, el desamparo, la soledad, el rechazo, la exclusión…
La sociedad en la que vivimos, el mundo que se está construyendo, el mercado, pretende construir la historia de espaldas al sufrimiento, por eso es fundamental que el llanto esté presente en los espacios públicos, y sigamos reclamando lugares y tiempos para el duelo como este en el que estamos esta tarde.
Hacen falta duelos ininterrumpidos, en los que la memoria de las victimas sea una exigencia constante de responsabilidad.
Estas muertes, estas vidas rotas, su memoria, sus causas y sus esperanzas merecen no quedar en el olvido.
Es nuestra responsabilidad convertir el llanto en reivindicación política, es nuestra responsabilidad no dar por terminado el dolor que las injusticias provoca. Quizás desde la orilla del sufrimiento injusto lo más sano sea no parar de llorar. En un momento histórico como el nuestro, en el que el capitalismo neoliberal se desresponsabiliza de los sufrimientos que genera, reivindicar la presencia pública del llanto es un compromiso ineludible, que nos lleva a señalar y denunciar los lugares del sufrimiento.
Pero no podemos llorar solos. Tal y como nos recuerda José Laguna, tenemos que pasar del llanto y el lamento individual, al clamor colectivo, pasar de la expresión personal de un malestar a la reivindicación grupal de una exigencia. Las lágrimas se hacen política cuando se llora junto a otros.
Canción: LA VOZ DEL SILENCIO. (Salomé Arricibita).
Hay silencios que levantan muros y silencios que los otorgan,
hay intenciones con bondad, que en silencio no se mojan.
Hay silencios de poder que nos “guardan” las fronteras,
hay silencios de querer, que por no querer, condenan.
Hay silencios helados, que nos gritan a la cara
y silenciamos su grito, apagando la pantalla,
hay silencios del alma que nos hacen tener miedo
y los miedos, a sus anchas, nos silencian la esperanza.
Hay miradas en silencio, que me atruenan las entrañas
largas colas, frío y miedo, rabiando desesperanza
hay tristezas tan profundas, que nunca sabré a que saben
ojalá enjugar sus lágrimas, iluminase oscuridades.
Hay silencios que incomodan porque reclaman justicia,
hay silencios que acompañan porque comparten la vida
Hay silencios que se alejan, silencios de manos frías,
y hay silencios que calientan el alma como caricias.
Hay silencios que se cortan, porque en verdad no hay palabras,
¡tantos seres sin hogar y yo aquí sin hacer nada!
Hay canciones en silencio y hay silencios que me cantan
que cante mi corazón, aunque quiera callar mi alma.
Seamos voz del silencio de los que pierden la vida
voz fuerte, para que caigan las vallas y concertinas.
Seamos voz que nos saque del silencio que inmoviliza
voz que toque los corazones, para curar sus heridas.
Y volvimos gritar juntos para que cesen estas muertes, esta locura.
Los jóvenes del programa JEM+18 pertenecen al programa de Inserción Laboral y Social para Jóvenes Inmigrantes que hayan estado bajo medidas del Sistema de Protección Menores. El programa se desarrolla por Andalucía Acoge a través de su entidad Almería Acoge en la provincia de Almería. Dicho programa depende de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía y cuenta con la financiación del Fondo Social Europeo.