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CONCENTRACIÓN MUERTES EN EL ESTRECHO

A continuación subimos el manifiesto que leeimos en la concentración del 2 de Mayo:

De nuevo la tragedia, de nuevo la vergüenza, de nuevo la muerte y de nuevo la obligación moral de
concentrarnos, de gritar con la palabra y el silencio, de dolernos y de indignarnos. De nuevo el momento de mostrar la solidaridad con quienes sufren la injusticia de un mundo centrado en el beneficio, en el interés por encima de las personas, con quienes sufren la guerra, el hambre, la injusticia, la amenaza de la muerte en su tierra, y la encuentran en el mar cuando intentan escapar de ella.

De nuevo el momento de mostrar nuestra repulsa, nuestra protesta contra este sistema injusto que, ante esa necesidad de huida, de trabajo, de libertad; ante esa necesidad de vivir, sólo es capaz de cerrar fronteras, poner vallas y concertinas a las personas y alfombras rojas a la venta de armas y al intercambio de capitales.

El pasado día 27 nos despertábamos con cuatro personas muertas ante nuestras costas, una más, moría al llegar a Almería, nada se pudo hacer por recuperarla. Otras doce personas se quedaron en el mar, desaparecieron en esta enorme fosa común que nos baña. Sólo dos días después eran encontradas otras once personas muertas, ahogadas en el mismo Mar de Alborán. Son 16 nuevos nudos en esta cuerda y deberían serlo en la garganta de la gente digna que se niega a silenciar y  olvidar tanto sufrimiento y tantainjusticia.

Son ya, en cuatro meses, 112 cuerpos rescatados, 112 personas muertas sin contar las desaparecidas. 112 familias destrozadas, ¿Cuántas personas más deberán morir para que España y Europa reaccionen? ¿Cuántos muertos son necesarios para que reaccionen quienes sostienen este sistema criminal de gobernar el mundo? Son 112 personas muertas por las que mostramos nuestro respeto y nuestra solidaridad guardando un minuto de silencio.

Nos negamos a ser cómplices de estas muertes. Por eso, asqueados y avergonzados, una vez más,
planteamos nuestra reivindicación a quienes tienen la obligación de gobernarnos de otra forma más justa y más humana, por eso leemos todos juntos este escrito a nuestros responables públicos:

Ante los reiterados naufragios que provocan tantas muertes para llegar a Europa, vecinas y vecinos de Almería le pedimos, como representante público, que transmita a las autoridades pertinentes nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de estas situaciones.

Visto que el control de fronteras sirve, fundamentalmente, para que sigan muriendo personas y ante lain actividad y la falta de sensibilidad que manifiestan mayoritariamente las distintas administraciones, exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.

Exigimos, por tanto, que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.
Igualmente, exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para desarrollar un procedimiento de identificación de las víctimas y de comunicación a sus familiares.

Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana y nuestras
administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.
No más muertes para llegar a Europa. Por un Mediterráneo solidario.

NO MÁS MUERTES PARA LLEGAR A EUROPA

Una vez más nos hemos concentrado para denunciar la sangría que estamos dejando que se produzca en el Mediterráneo, una vez más, esta vez nos hemos unido al Circulo del Silencio que organiza la Plataforma Almería Unida Contra la Pobreza, nos unimos para denunciar la injusticia a la que lleva la pobreza. Hemos contado además con la presencia de compañeros de CEPAIM Huelva y del Patronato de CEPAIM que se encontraban de trabajo en Almería y se han unido a la reivindicación.

En la concentración hemos denunciado que la mayoría de los inmigrantes y refugiados que hay en el mundo no van de los países “pobres” a los “ricos”, van de países “pobres” a países “pobres”. La gente nos pregunta, ¿pero es que hay nuevos muertos?, al decirle que si se escandalizan, piensan que no es posible la falta de actuación de las autoridades.

Una nueva tragedia de 6 personas que intentaban escapar de la injusticia, de la miseria, de la guerra, de la ausencia de futuro. Una nueva noticia de familias que sufren, de injusticia en un mundo que no deja otra alternativa que jugarse la vida en el Mar.

Seis muertes que hacen un total de 94 personas muertas en lo que va de año en nuestras costas  más cercanas. Con el silencio cómplice de la mayoría de las administraciones y el silencio comprometido y el grito de rabia de aquellos que pensamos que esto no puede seguir. Seguimos pidiendo que cesen estas muertes, seguimos enviando a las administraciones nuestras reivindicaciones.

ESCRITO A NUESTROS RESPONSABLES PÚBLICOS

Ante los reiterados naufragios que provocan tantas muertes para llegar a Europa, vecinas y vecinos de Almería le pedimos, como representante público, que transmita a las autoridades pertinentes nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de estas situaciones.

Visto que el control de fronteras sirve, fundamentalmente, para que sigan muriendo personas y ante la inactividad y la falta de sensibilidad que manifiestan mayoritariamente las distintas administraciones, exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelvan a repetir esta vergüenza y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.

Exigimos, por tanto, que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.

Igualmente, exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para desarrollar un procedimiento de identificación de las víctimas y de comunicación a sus familiares.

Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana y nuestras administraciones no pueden parecer ni aparecer como insensibles a esta dramática situación.

 

MUERTES EN EL ESTRECHO

Otras vez, 11 VIDAS de una vez que se han perdido en las aguas del Mediterráneo.

Al llegar a la concentración hoy unos extranjeros, posiblemente del Norte de Europa me preguntaban el por qué de la concentración; les decía que cada vez que había muertos en el estrecho nos juntábamos para denunciarlo, luego preguntaron qué es lo que pedíamos, les dije que vías segura para venir, se sorprendieron, ¿no pueden venir de forma “normal”?, la respuesta es NO. Desgraciadamente para llegar a nuestro país y al suyo les dije, no lo tienen fácil. Nosotros podemos viajar a Marruecos con nuestro pasaporte sin más, ellos necesitan visados que tardan mucho tiempo en darlo y que por la más mínima razón los echan para atrás. No se lo podían creer, es cierto les dije, aquí y en tu país, ciertamente no es sólo España, es toda la Europa “Civilizada” la que pone unas trabas enormes para una migración “normal”, por eso tenemos que seguir concentrándonos cuando hay muertos en nuestros mares, no tiene ningún sentido, pero así es. ¿Cómo nos sentiríamos nosotros en la situación contraria, si aquí pudiera entrar cualquiera pero a nosotros nos pusieran trabas para salir?

En esta concentración hemos contado con el testimonio teléfonico a un amigo del único superviviente, contando como iban callendo de la barca, cómo al final solo quedaba él, cómo le podía la desesperación y después de todo … posiblemente la devolución.

Por eso nuestro manifiesto y nuestra denuncia ante las instituciones:

Nos volvemos a concentrar en señal de duelo y repulsa por dos nuevas muertes, dos nuevas personas, dos nuevas ansias de vivir ahogadas a primeros de marzo en nuestras costas. Son ya 77 en lo que va de año.
A las 10 de la noche del pasado domingo llegó al puerto de Algeciras Salvamento Marítimo con cinco inmigrantes a bordo. Cuatro de ellos habían fallecido tras más de 8 horas en el agua. Sólo sobrevivió Leia, un joven de Gambia de 28 años. Muy afectado por lo vivido cuenta que viajaban doce personas, y que por culpa de la mala mar sus compañeros fueron cayendo al agua uno a uno de la embarcación, una lancha de plástico de juguete, en la que viajaban. Los otros 7 compañeros han desaparecido en el mar.

Son otras 11 personas fallecidas en esa tumba en que se ha convertido el Mediterráneo, esa tumba en la que se han sepultado 498 personas en lo que va de año, según la Organización Mundial de las Migraciones, 88 en nuestras costas más cercanas, 88 nudos de esta cuerda que nos recuerda nuestra propia implicación en estas muertes.

Estamos implicados en estas muertes, tenemos responsabilidad en ellas como sociedad, porque como recordaba Patricia Manrique hace unos días, debemos preguntarnos cómo es posible que conozcamos a diario lo que sucede en el Mediterráneo sin apenas reaccionar, que sepamos que las migraciones son consecuencia directa de las guerras provocadas por siglos de colonialismo y nos engañemos viviéndolas como un fenómeno ajeno, que estemos al tanto de que se están construyendo campos de concentración en Europa y pagando a Turquía o Libia el trabajo sucio sin rechistar, que permitamos que las organizaciones no gubernamentales que rescatan a la gente en el mar o avisan del peligro de quienes están cruzando, sean criminalizadas y reprimidas.
Nuestra sociedad no puede permitir que ningún ser humano muera por buscar una vida mejor, ningún ser humano puede ser considerado ilegal y la huida de las muerte, de la injusticia y la miseria tampoco, ninguna huida por más que ésta signifique saltar ese muro vergonzoso, esas vallas, esas concertinas que separan la vida de la muerte y que llamamos fronteras. Nuestra sociedad no puede seguir optando por proteger nuestro propio bienestar por encima de la vida de las personas, nazcan donde nazcan o vengan de donde vengan. Una sociedad que pone el interés económico, político y estratégico por encima de las personas, es una sociedad fracasada que triunfa sólo en lo económico con las manos manchadas de sangre.

Por eso, asqueados y avergonzados, una vez más, planteamos nuestra reivindicación a quienes tienen la obligación de gobernarnos de otra forma más justa y más humana. No más muertes para llegar a Europa. Por un Mediterráneo solidario.

ESCRITO A NUESTROS RESONSABLES PÚBLICOS

Ante los reiterados naufragios que provocan tantas muertes para llegar a Europa, vecinas y vecinos de Almería le pedimos, como representante público, que transmita a las autoridades pertinentes nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de estas situaciones.

Visto que el control de fronteras sirve, fundamentalmente, para que sigan muriendo personas y ante la inactividad y la falta de sensibilidad que manifiestan mayoritariamente las distintas administraciones, exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelvan a repetir esta verguenza y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.

Exigimos, por tanto, que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.

Igualmente, exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para desarrollar un procedimiento de identificación de las víctimas y de comunicación a sus familiares.

Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana y nuestras administraciones no pueden parecer ni aparecer como insensibles a esta dramática situación.

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MUERTE EN EL ESTRECHO: UNA VERGUENZA PÚBLICA

Una nueva persona ha muerto en nuestras manos, otra vida se ha perdido, ahogada en nuestras costas el lunes 26 de febrero. Con esta nueva persona son ya 75 las vidas perdidas, las personas ahogadas a las puertas de alcanzar la costa que esperaban, 75 esperanzas frustradas.

En esta ocasión, casi alcanza ese futuro esperado, esta vida se ha ido ya entre nosotros, cuando intentaban reanimarlo en el puerto de Algeciras. Nos dice la prensa que todas las maniobras han sido infructuosas y el hombre ha fallecido en el puerto. Totalmente cierto, las maniobras han sido infructuosas, todas las maniobras, la legislación, la política de la Unión Europea y de España, la elevación de las vallas en las fronteras, la construcción de fosos, las concertinas, la vigilancia policial, el trabajo de salvamento marítimo… todo está siendo infructuoso. El hombre ha fallecido en el puerto, los hombres, las mujeres, los niños fallecen en el mar, mueren en su tierra, mueren en los puertos, en las cárceles, en los CIES… las personas mueren porque nuestras maniobras de reanimación de este mundo injusto, de esta sociedad injusta, de este sistema económico y político basado en la injusticia no están centradas en las personas.

Una vez más nos concentramos avergonzados por sumar una nueva muerte a esta lista macabra que recoge la incapacidad de frenar el horror. La indignación por esta nueva prueba del fracaso de occidente, del fracaso de las políticas que miran más los intereses económicos y la seguridad de esos intereses que la necesidad de millones de personas de vivir con dignidad, de que les sea reconocido su derecho al pan y a la paz, a poder vivir con los suyos, a moverse libremente cuando lo necesiten, a buscar trabajo, a ser gobernados desde el respeto y la libertad. Nos concentramos a denunciar una vez más el resultado mortal del mundo que no sólo hemos contribuido a construir, sino que nos esforzamos por mantener aún en contra de las personas y a pesar de la muerte de las personas.

Por eso, una vez más, hacemos pública nuestra denuncia y reivindicación:

Ante los reiterados naufragios que provocan tantas muertes para llegar a Europa, vecinas y vecinos de Almería le pedimos, como representante público, que transmita a las autoridades pertinentes nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de estas situaciones.

Visto que el control de fronteras actual no evita estas situaciones y ante la inactividad y la falta de sensibilidad que públicamente manifiestan mayoritariamente las distintas administraciones, exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelvan a repetir estas situaciones y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.

Exigimos, por tanto, que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.

Igualmente, exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para desarrollar un procedimiento de identificación de las víctimas y de comunicación a sus familiares.

Nuestra sociedad y nuestras administraciones no pueden parecer ni aparecer como insensibles a esta dramática situación.

EL DRAMA QUE NO ACABA

El viernes pasado, tres muertos acompañaban a las personas rescatadas en el Mar de Alborán que llegaron hasta Almería; el pasado domingo eran cinco personas más las que no pudieron ser rescatadas, las que desaparecieron en el mar. Son, en pocos días, ocho personas fallecidas que se suman a esta macabra cuenta de víctimas mortales, la cuenta de resultados de esta forma inhumana de administrar el mundo, de gestionar conflictos bélicos, desastres naturales, gobiernos fallidos, dictaduras, injusticias.

Son ocho nuevas vidas perdidas, ocho nuevos sueños ahogados, sumando, solo en lo que va de año y en nuestras costas más cercanas, 74 personas muertas.De nuevo nos reunimos para mostrar nuestra solidaridad, nuestro dolor, para mostrarnos cercanos a las víctimas y sus familias. Pero también nos concentramos para mostrar nuestra repulsa a la aparente falta de sensibilidad de los gobiernos de España y de Europa, a la falta de iniciativas para poner fin a esta sangría humana que nos salpica directamente. Una falta de reacción que nos provoca, una vez más, vergüenza e indignación.

En una parte muy importante, Europa, como el resto del primer mundo, es responsable de las migraciones forzadas, del injusto reparto de la riqueza, del apoyo a gobiernos títere de los grandes intereses comerciales, del desastre ecológico, del apoyo a las guerras abiertas. Somos responsables directos de las causas que provocan pobreza, injusticia, hambrunas y guerras y, por tanto, responsables directos de la necesidad de huir, de escapar de la muerte y la miseria. Nuestra respuesta no puede seguir siendo únicamente el control de las fronteras, no podemos seguir dando la espalda a nuestra responsabilidad en las causas de tantas muertes.

Estas ocho nuevas personas muertas sólo buscaban hacer lo que el ser humano ha hecho desde que se reconoce como tal, lo que hace cualquier ser vivo: intentar un futuro mejor, salvar su vida. Ninguna ley podrá nunca interponerse a las ansias de seguir viviendo de cualquier persona. La gestión de esta realidad, por parte de nuestras autoridades es, por tanto, ineficaz, injusta e inhumana. Dios, la historia o el género humano como tal, en algún momento, pedirá cuentas, señalará responsables, señalará a quienes no han hecho lo posible porque estas muertes no se repitan. Nosotros también lo hacemos mostrando nuestra indignación y nuestra repulsa. No más muertes para llegar a Europa. Por un Mediterráneo solidario.

ESCRITO A RESONSABLES PÚBLICOS

Ante los reiterados naufragios que provocan tantas muertes para llegar a Europa, vecinas y vecinos de Almería le pedimos, como representante público, que transmita a las autoridades pertinentes nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de estas situaciones.Visto que el control de fronteras actual no evita estas situaciones y ante la inactividad y la falta de sensibilidad que públicamente manifiestan mayoritariamente las distintas administraciones, exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelvan a repetir estas situaciones y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.

Exigimos, por tanto, que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias. Igualmente, exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para desarrollar un procedimiento de identificación de las víctimas y de comunicación a sus familiares.

Nuestra sociedad y nuestras administraciones no pueden parecer ni aparecer como insensibles a esta dramática situación.

CONCENTRACIÓN MUERTES EN EL ESTRECHO

Hace tan solo 14 días, desde que nos concentramos la última vez, el 24 de enero. En sólo 14 días esta cuerda de nudos de dolor y de vergüenza ha pasado de 9 a 66. Hoy nos volvemos a concentrar porque hay otras 47 personas fallecidas, ahogadas, sepultadas por este mar negro o rojo de luto y de sangre en que hemos convertido el Mediterráneo. El pasado domingo se
recogían 21 cuerpos y otros 26 se dan por desaparecidos. 47 personas que iban en una barca cargada de sueños, de ansias de encontrar justicia. Una barca de la que sólo quedan 21 cadáveres y 47 vidas silenciadas.

No son los únicos fallecidos desde la última concentración. Según la Organización Internacional de las migraciones 90 nuevas personas se han ahogado frente a las costas de Italia el 2 de febrero, sumando ya 290 muertos sólo durante este año.

El pasado 21 de noviembre también nos concentramos porque tres personas sin rostro habían perdido la vida; casi nunca conocemos sus nombres, pero hoy queremos recordar a dos de ellos junto a estas 47 personas que fallecían este sábado. Las queremos recordar de nuevo porque durante la semana pasada, un vecino de Almería, un hombre senegalés, un hombre
atravesado de dolor, ha estado preguntando por su hijo del que no sabe nada desde finales de noviembre. Lo hemos estado buscando entre listados de personas, pero todo indica que fue una de esas tres personas ahogadas frente a nuestras costas. Su compañero, cuyo móvil fue encontrado en el mar, se llamaba Mouhamadou, tenía 31 años, él tenía 19 años, su nombre era
Moussa Cámara.

Hoy sabemos que hay otros 47 padres, otras 47 madres buscando a sus hijos, maridos buscando a sus esposas, esposas buscando a sus maridos, hijos que ya no verán a sus padres o a sus madres, hermanos, hermanas, amigos que ni tan siquiera saben qué ha sido de los suyos. La mirada de este hombre es la mayor denuncia de la injusticia, de la incompetencia o la
desgana de quienes gobiernan nuestro mundo fijando la atención en el interés económico por encima de las personas. Después de 30 años de tragedia repetida, Salvamento marítimo seguirá intentando rescatar personas, Europa seguirá recogiendo cadáveres mientras mantiene vallas, concertinas, fosos, leyes injustas e inhumanas para defender fronteras e intereses por
encima de las personas. ¿Cuántas muertes serán necesarias hasta que nos demos cuenta de que este sistema económico basado en la injusticia no es humano? Desde la indignación y la vergüenza repetimos una vez más que no reconocemos ninguna frontera, ninguna bandera, ningún interés por encima de las personas. No es este el mundo que merecemos ni nosotros ni
quienes tienen que huir de la miseria o la guerra, no es este el mundo que merecen ni nuestros hijos ni los suyos, y no son estas las personas que deberían gobernarnos si no quieren o no saben dar respuesta humana a esta tragedia humana. No más muertes para llegar a Europa.

Por un Mediterráneo solidario.

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MUERTES EN EL ESTRECHO

Leyendo el manifiesto

Hace apenas una semana nos reuníamos para denunciar la situación límite que se está viviendo por parte de las miles de personas que tratan de alcanzar nuestras costas huyendo de situaciones dramáticas y que en demasiadas ocasiones les costaba la vida ese intento.

Hoy volvemos a denunciar dos muertes más. Dos nuevas vidas que han muerto por la ineptitud de unos dirigentes que los único que hacen es mirar para otro lado. Por una sociedad que en muchos casos no quiere ni saber lo que ocurre. Que piensa que es culpa de ellos, “que no hubieran venido”. ¡Cuanto nos cuesta ponernos en la piel del otro!. Ojalá que algún día nos demos cuenta que los “otros” no son el problema, que hay para todos, que es problema de un reparto más justo y equitativo, que todos cabemos juntos.

En las últimas concentraciones se nos van uniendo algunas personas de las que han llegado en patera o similar, esto nos permite poner rostro a las personas que vienen

Minuto de silencio

MUERTES EN EL MEDITERRÁNEO

Ayer de nuevo nos concentramos por las nuevas muertes en las costas españolas de inmigrantes que trantan de mejorar su vida. Nuevas muertes injustas e inútiles. Nuevas muertes de personas con rostro que huyen de las injusticias que nosotros generamos. Nuevos nudos en la cuerda de la verguenza que pronto hemos iniciado este año.

El manifiesto que se leyó fué:

Comenzamos el año 2018 como terminamos el 2017, con un escenario de muerte y olvido en el mar.

Al menos siete inmigrantes han fallecido y otro se encuentra hospitalizado en estado crítico tras encallar este lunes con una patera en la costa de Lanzarote.

Cinco de las víctimas mortales mostraban signos de hipotermia y ahogamiento, un sexto fue sacado del agua y otro falleció durante las maniobras de reanimación tras mostrar síntomas de ahogamiento

Cuentan los socorristas que el escenario era dantesco: varias personas estaban flotando en el mar y otras, dentro de la embarcación en la que “había agua suficiente para ahogarse, como así fue” “las personas estaban magulladas y con moratones en la cara”. uno de los ahogados que sacaron de la zodiac “no pasaba de los 15 años, era un niño”

Cierto, el escenario era dantesco, sigue siendo dantesco, vergonzoso, pero no sólo este escenario, estos muertos en esta patera.

Seguimos en el mismo escenario dantesco, vergonzoso, criminal que el año pasado sepultó a un centenar de personas sólo en nuestras costas más cercanas. El mismo escenario de guerras, miseria, fronteras e intereses económicos que sigue sepultando en vida a millones de personas que huyen de una muerte segura y sepultando en el mar a miles de los que intentan llegar hasta Europa reclamando pan, justicia o libertad, reclamando un futuro que nuestras armas y nuestros intereses les niegan allí donde nacieron.

También este lunes otras dos ciudadanas marroquíes de 40 años han fallecido cerca de la frontera de Ceuta. Eran porteadoras, no intentaban atravesar el mar, sólo atravesar la frontera para ganarse la vida día a día llevando pesadas mercancías, fardos de hasta 90 kilos, que cargan durante horas sobre su espalda, y aguantando colas, violencia verbal, avalanchas, empujones y golpes.

Una avalancha de personas desesperadas por aprovechar las dos horas en que se les permite cruzar se las llevó por delante a las cinco y media de la mañana. De nada han servido las medidas “drásticas y tangibles” que anunciaron los responsables de los gobiernos marroquí y español tras muertes como estas hace unos meses.
Otras dos mujeres han muerto aplastadas por el sistema económico que mantiene la desigualdad y la injusticia. Quizá algo tengan que ver los 1000 millones al año que supone este comercio, para las ciudades españolas de Ceuta y Melilla.

No hay palabras que justifiquen la repetición y el mantenimiento de la muerte en el mar y en las fronteras. No hay excusas, ni ideológicas, ni económicas, ni patrióticas que justifiquen seguir mirando para otro lado mientras los más maltratados de nuestra historia continúan muriendo.

Por eso repetimos con nuestra presencia y nuestro silencio la repulsa, la condena de este orden injusto e inhumano.

CONCENTRACIÓN POR LAS MUERTES EN EL ESTRECHO

MANIFIESTO QUE SE VA A LEER

Comenzamos el año 2018 como terminamos el 2017, con un escenario de muerte y olvido en el mar.

Al menos siete inmigrantes han fallecido y otro se encuentra hospitalizado en estado crítico tras encallar este lunes con una patera en la costa de Lanzarote.

Cinco de las víctimas mortales mostraban signos de hipotermia y ahogamiento, un sexto fue sacado del agua y otro falleció durante las maniobras de reanimación tras mostrar síntomas de ahogamiento

Cuentan los socorristas que el escenario era dantesco: varias personas estaban flotando en el mar y otras, dentro de la embarcación en la que “había agua suficiente para ahogarse, como así fue” “las personas estaban magulladas y con moratones en la cara”. uno de los ahogados que sacaron de la zodiac “no pasaba de los 15 años, era un niño”

Cierto, el escenario era dantesco, sigue siendo dantesco, vergonzoso, pero no sólo este escenario, estos muertos en esta patera.

Seguimos en el mismo escenario dantesco, vergonzoso, criminal que el año pasado sepultó a un centenar de personas sólo en nuestras costas más cercanas. El mismo escenario de guerras, miseria, fronteras e intereses económicos que sigue sepultando en vida a millones de personas que huyen de una muerte segura y sepultando en el mar a miles de los que intentan llegar hasta Europa reclamando pan, justicia o libertad, reclamando un futuro que nuestras armas y nuestros intereses les niegan allí donde nacieron.

También este lunes otras dos ciudadanas marroquíes de 40 años han fallecido cerca de la frontera de Ceuta. Eran porteadoras, no intentaban atravesar el mar, sólo atravesar la frontera para ganarse la vida día a día llevando pesadas mercancías, fardos de hasta 90 kilos, que cargan durante horas sobre su espalda, y aguantando colas, violencia verbal, avalanchas, empujones y golpes.

Una avalancha de personas desesperadas por aprovechar las dos horas en que se les permite cruzar se las llevó por delante a las cinco y media de la mañana. De nada han servido las medidas “drásticas y tangibles” que anunciaron los responsables de los gobiernos marroquí y español tras muertes como estas hace unos meses.
Otras dos mujeres han muerto aplastadas por el sistema económico que mantiene la desigualdad y la injusticia. Quizá algo tengan que ver los 1000 millones al año que supone este comercio, para las ciudades españolas de Ceuta y Melilla.

No hay palabras que justifiquen la repetición y el mantenimiento de la muerte en el mar y en las fronteras. No hay excusas, ni ideológicas, ni económicas, ni patrióticas que justifiquen seguir mirando para otro lado mientras los más maltratados de nuestra historia continúan muriendo.

Por eso repetimos con nuestra presencia y nuestro silencio la repulsa, la condena de este orden injusto e inhumano.

DÍA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS MIGRANTES

Otros años hemos celebrado este día con una fiesta, es el DÍA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS MIGRANTES, una fecha importante para recordarnos las dificultades que tienen los procesos migratorios y para celebrar lo que aportan estas migraciones. Este año no podemos celebrar, podemos denunciar y, eso es lo que hacemos. Denunciar las muertes en el estrecho, denunciar la esclavitud en Libia, denunciar la pasividad de los gobiernos que se esconden ante estas realidades terribles. Este es año de denuncia.

Por esto hemos puesto un muro donde ir colocando las denuncias o anuncios que queremos transmitir.

El manifiesto entero que se ha leido lo presentamos a continuación:

18 DE DICIEMBRE 2017. DÍA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS
MIGRANTES.
El derecho a migrar es uno de los contemplados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta Declaración Universal no habla de impedir las migraciones, sino de posibilitar las condiciones para que nadie se vea forzado u obligado a salir de su tierra. Por ello, se celebra el Día Internacional del Migrante fijando la mirada en los derechos de todos los trabajadores migrantes y sus familias, sea cual sea su origen.

Pero la actual situación económica, europea y mundial, y las condiciones de guerra y ausencia de derechos en tantas zonas de nuestro planeta, reclaman y hacen urgente la necesidad de la cooperación internacional para hacer frente, de manera integral, a los desafíos de la migración, con pleno respeto a los derechos humanos. Estamos viendo cómo en los últimos años la vulnerabilidad de las personas migrantes, lejos de reducirse, ha ido creciendo y multiplicándose.

Desde hace años, el Mediterráneo está siendo escenario de tragedias por las tentativas para llegar a Europa de personas provenientes de África, Oriente medio y Asia; personas que sólo aspiran a mejorar sus condiciones de vida o que huyen directamente de la muerte. Independientemente de cuáles sean los motivos en estas migraciones, es una tragedia retransmitida diariamente que, más allá de remover conciencias, exige la adopción de medidas que eviten las muertes y las causas que originan las migraciones forzosas. Es cada vez más necesaria la ejecución de políticas racionales de gestión de fronteras y el
rechazo al trato de las personas migrantes como delincuentes; a la concentración de los refugiados en campos en los que escasean condiciones mínimas de respeto a sus derechos; a la proliferación de vallas, alambradas, concertinas; y a las ‘devoluciones en caliente’. Es vergonzoso tener que recordar a los Estados que deben respetar el ordenamiento jurídico y el
derecho internacional.

A este escenario se ha sumado recientemente la escandalosa situación que miles de inmigrantes están sufriendo en Libia. Aunque parezca que la palabra esclavitud no pertenece a este siglo y que su práctica esté prohibida en todos los países del mundo, se destapa la inhumana realidad que hemos podido contemplar en las últimas semanas: la subasta de inmigrantes y refugiados como esclavos. En pleno siglo XXI se pone aún en la picota a seres humanos, convirtiéndoles en mercancía para trabajar sin descanso o en juguetes sexuales de sus amos.

Es justamente en Libia, la última etapa en el continente africano, de quienes han tenido que huir de su tierra y tratan de llegar a Europa, donde los hombres y mujeres, inmigrantes y refugiados, son expuestos, comprados y explotados. Y los que superan ese trance se enfrentan al Mediterráneo, esa fosa en la que este año ya han muerto más de 3.000 personas.

Los migrantes, sobre todo los más jóvenes, son vendidos para trabajar en casas, naves y talleres clandestinos o para exigir un rescate a sus familias y también, en el caso de las mujeres y niñas, como esclavas sexuales o prostitutas. Estas personas son llevadas a plazas públicas o garajes en distintos puntos de Libia, donde se muestran a los posibles compradores. Su
precio oscila entre los 170 y los 430 euros.

¿Qué ha hecho la Unión Europea además de lamentar esta situación? Continuar con su prioridad de poner barreras, su obsesión por impedir que lleguen hasta nuestro territorio más migrantes. Muy poco preocupada de garantizar que se les trata dignamente, la Unión Europea cataloga a otros países como “territorio seguro” y envía dinero para que la Armada Libia impida
la salida de las pateras. Ese mayor control es también el causante de que las personas que huyen intenten hacerlo más que antes a través de Marruecos y Argelia y, de ahí, a España, donde se están alcanzando cifras de hace casi 10 años. Hasta el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ha llegado a denunciar como “inhumana” la cooperación de la Unión Europea con la Guardia Costera de Libia.

Esto es lo que sucede cuando importan más las fronteras que las personas, cuando importan más las patrias y las banderas que los hombres, mujeres y niños que huyen de la muerte, de la miseria y de la injusticia. Esto es lo que sucede cuando el ser humano se degenera, se deshumaniza y llega a convivir con la vergüenza de tratar o dejar que se trate a otros seres humanos como esclavos, con tal de no perder ni un plato de su mesa.

De nada servirá ninguna Declaración Universal de Derechos Humanos si unos perdemos la humanidad y a otros se la negamos cerrándoles las puertas. De nada sirve celebrar un día Internacional de las Migraciones, si olvidamos que quienes emigran son personas a las que debemos justicia, respeto y dignidad.

Históricamente, las migraciones han hecho crecer la humanidad. Desde aquí reivindicamos seguir creciendo como personas y por ello denunciamos las políticas indignas que están matando y esclavizando a estas personas y deshumanizándonos a nosotros.