El taller de El Puche se caracteriza por ser un espacio de creación, un espacio en construcción en el que los chicos y chicas son los protagonistas y, como la mayoría de actividades que se realizan en el taller, lo cual da lugar a iniciativas como la que nació hace un mes por parte de los chicos de fabricar una mesa de Ping Pong para tenerla en el taller y poder jugar. Es parte del aprendizaje, se sueña y se ve la forma de entre todos hacer ese sueño realidad, a veces no se consigue pero la mayoría de las veces con ilusión y esfuerzo si.
Este ha sido el caso de la mesa de ping-pong, gracias a la donación por parte del I.E.S. Al-Andalus de un tablero de una antigua mesa de Ping Pong, los chicos comenzaron a fabricar su mesa y, para ello, entre todos intercambiaron ideas y reflexionaron sobre la mejor forma de construir las patas teniendo en cuenta los materiales de los que disponían. Así, aprovechando unas vigas metálicas que había en el taller, decidieron empezar a crear una estructura rectangular, a la que se soldarán cuatro partas, y sobre la que se apoyará el tablón de madera. Para ello, los chicos han tenido que cortar las vigas con una sierra metálica, soldar la estructura y lijar algunas partes. Todo esto se ha realizado en un gran ambiente de colaboración y aprendizaje en el que los mayores han llevado la iniciativa y han mostrado a los más jóvenes como realizar estos trabajos. Esto ha sido solo el principio y aún hay habrá que terminar de soldar, lijar la mesa, pintarla, etc, pero gracias al ambiente de trabajo y cooperación que se ha creado entre el grupo estamos seguros que pronto lograrán su objetivo.
Por otro lado también se hacen actividades con la vida cotidiana de los chicos y chicas que forman el taller. En estos días que se está celebrando el RAMADÁN, en el taller de El Puche se ha realizado una ruptura del ayuno en la que han participado muchos de los chicos que acuden al taller y el equipo de dinamización del barrio. Esta ruptura del ayuno fue una iniciativa de los chicos del taller, los cuales querían invitarnos a celebrar con ellos la ruptura del ayuno diario que marca el Ramadán y pensaron que el taller era el mejor lugar para hacerlo.
Durante el Ramadán, mes sagrado del Islam, el ayuno no es el único mandamiento. Este mes se considera el mes de la comunidad y la gente debe ser más generosa, cordial, amistosa y servicial con los demás.
El día se estuvo planificando durante varias semanas en las que se habló quién asistiría, los platos que cada uno llevaría, el horario, etc. Una vez llegado el día, los chicos acudieron al taller a las 21:00 para dejar la comida antes de ir a rezar a la mezquita. Una vez terminado el rezo, volvieron todos al taller para comenzar la ruptura del ayuno. Dátil en mano, sus caras de felicidad mostraban la importancia del momento y las ganas de compartirlo.
Finalizada la comida, la alegría dio lugar a una improvisada fiesta en la que los chicos cantaron, tocaron, bailaron, rieron y compartieron, en sus propias palabras “el mejor momento que se han vivido en el taller este año”
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