ESTAMOS DE LUTO

ESTAMOS DE LUTO

No podemos expresarlo de otra manera cuando han muerto 67 nuevas personas en el Mediterráneo intentando alcanzar nuestras costas, estamos de luto, nuestra cuerda se retuerce, no caben más nudos, no cabe más dolor. Hoy hay pocas palabras que decir, pero hay que las sabe decir de forma muy acertada, aquí os dejamos el artículo que hemos leido de Covadonga Porrua, junto con una poesia de Warsan Shire, poeta somalí. Como siempre hemos lanzado y gritado nuestra reivindicación y hemos leido la poesia de Pilar del Rio.

Héroes y tumbas (Covadonga Porrúa Rosa. Publicado en Ideal 19/06/18)

A lo mejor los héroes que tenemos en Salvamento, en la Guardia Civil, en el Frontex han vuelto a lograr el milagro, y esta columna no tiene sentido. A lo mejor, sus dioses y los nuestros, el mío también, han decidido darles una oportunidad y los desheredados han vencido al infierno, y la rabia y la vergüenza que siento se torna en paz. Y entonces puedo comentar con ustedes todas esas cosas que me hacen pensar que vivimos dentro de una enorme coctelera que alguien agita sin parar, y de la que salen condenas judiciales sin precedentes, mociones de censura, cambios de gobierno, ministros y reministros, fútbol y dimisiones y hasta cuñadísimos de alcurnia entrando en la trena por chorizos…

Pero eso no ha pasado. Porque lo peor ha vuelto a suceder. De nuevo, una ola siniestra y gigantesca de injusticia y de dolor, ha llegado hasta nuestra orilla. Como tantas otras veces. Demasiadas. Y todo lo demás se ha vuelto secundario. Porque 67 personas al menos han desaparecido en las aguas azules del Mediterráneo. Esas que miro cada día. En las que me baño y me refugio, esas aguas que me dan tranquilidad y me reconfortan, y llenan de luz, han sido para ellos una tumba. Nunca veré sus caras, ni acariciaré su piel, ni sabré cómo se llama la aldea de la que partieron. Ni quienes eran sus padres. Ni siquiera oiré sus nombres. No conoceré sus anhelos. Si les gustaba leer, o pintar, o contar historias. A lo mejor no sabían. O sí. A lo mejor, entre ellos, entre ellas, se encontraba un genio, capaz de encontrar una solución al cáncer, o a la hambruna. O no. A lo mejor solamente eran hombres, mujeres, niños y niñas con un afán: tener una oportunidad. De vivir y no sólo sobrevivir. De escapar de la miseria. De ser algo felices. De robarle a la vida una esperanza. A lo mejor…

Pero no. Eso no va a ocurrir, porque están muertos. Se han ahogado después de horas y horas en el mar. Porque en la otra orilla, alguien traficó con ellos. Porque a muchas de ellas las violaron hasta dejarlas embarazadas, para que parieran hijos con los que tenerlas atrapadas después en la prostitución. Porque a ellos, simplemente les hicieron pagar una fortuna por meterles en la goma. Redes mafiosas que campan a sus anchas.

Y en esta orilla, la satisfecha y opulenta Unión Europea mira hacia otro lado. Y no impone medidas, ni sanciones, a quien lo está permitiendo. Ni tampoco a los países y a los gobiernos que se niegan a recibirles, y que prefieren dejarles a su suerte, a la deriva. Y oigo quejarse a muchos de lo caro que nos salen los que no tienen nada. 10.000 euros al año cada uno. Y pienso entonces en que nos gastamos 6.000 millones de euros en rescatar a la banca. Y cien millones en este o aquel futbolista. Y sí. Creo entonces, definitivamente, que hemos perdido la conciencia.

Poema de Warsan Shire

Nadie abandona su hogar, a menos que su hogar sea la boca de un tiburón.

Solo corres hacia la frontera cuando ves que toda la ciudad también lo hace.
Tus vecinos corriendo más deprisa que tú. Con aliento de sangre en sus gargantas.
El niño con el que fuiste a la escuela, que te besó hasta el vértigo
detrás de la fábrica, sostiene un arma más grande que su cuerpo.

Solo abandonas tu hogar
Cuando tu hogar no te permite quedarte.
Nadie deja su hogar
A menos que su hogar le persiga,
Fuego bajo los pies,
Sangre hirviendo en el vientre.
Jamás pensaste en hacer algo así,
Hasta que sentiste el hierro ardiente
Amenazar tu cuello.

Pero incluso entonces cargaste con el himno bajo tu aliento,
Rompiste tu pasaporte en los lavabos del aeropuerto,
Sollozando mientras cada pedazo de papel te hacía ver
Que jamás volverías.

Tienes que entender que nadie sube a sus hijos a una patera,
A menos que el agua sea más segura que la tierra.
Nadie abrasa las palmas de sus manos bajo los trenes, bajo los vagones,
Nadie pasa días y noches enteras en el estómago de un camión,
Alimentándose de hojas de periódico, a menos que
Los kilómetros recorridos signifiquen algo más que un simple viaje.

Nadie se arrastra bajo las verjas, nadie quiere recibir los golpes ni dar lástima.
Nadie escoge los campos de refugiados
O el dolor de que revisten tu cuerpo desnudo.
Nadie elige la prisión, pero la prisión es más segura que una ciudad en llamas,
Y un carcelero en la noche es preferible
A un camión cargado de hombres con el aspecto de tu padre.

Nadie podría soportarlo, nadie tendría las agallas,
nadie tendría la piel suficientemente dura.
Los: “váyanse a casa, negros”, “refugiados”, “sucios inmigrantes”,
“buscadores de asilo”, “quieren robarnos lo que es nuestro”,
“negros pedigüeños”, “huelen raro”, “salvajes”,
“destrozaron su país y ahora quieren destrozar el nuestro”.
¿Cómo puedes soportar las palabras, las miradas sucias?

Quizás puedas, porque estos golpes son más suaves
Que el dolor de un miembro arrancado.
Quizás puedas porque estas palabras son más delicadas
Que catorce hombres entre tus piernas.
Quizás porque los insultos son más fáciles de tragar que el escombro,
Que los huesos, que tu cuerpo de niña despedazado.

Quiero irme a casa, pero mi casa es la boca de un tiburón.
Mi casa es un barril de pólvora,
y nadie dejaría su casa a menos que su casa le persiguiera hasta la costa,
a menos que tu casa te dijera que aprietes el paso,
que dejes atrás tus ropas, que te arrastres por el desierto,
que navegues por los océanos,

“Naufraga, sálvate, pasa hambre, suplica, olvida el orgullo,
tu vida es más importante”.
Nadie deja su hogar hasta que su hogar se convierta
en una voz sudorosa en tu oído diciendo:
‘Vete, corre lejos de mí ahora.
No sé en qué me he convertido, pero sé
que cualquier lugar es más seguro que éste’.

Y juntos manifestamos nuestra reivindicación:

Ante los reiterados naufragios que provocan tantas muertes para llegar a Europa, vecinas y vecinos de Almería mostramos, a nuestros representantes públicos, nuestra más absoluta indignación por la continua repetición de esta injusticia.

Visto que el control de fronteras sirve, fundamentalmente, para que sigan muriendo personas, y ante la inactividad y la falta de sensibilidad que manifiestan mayoritariamente las distintas administraciones, exigimos que se tomen medidas concretas y urgentes para evitar que se vuelva a repetir esta vergüenza, y garantizar la seguridad de las personas que se ven obligadas a migrar.

Exigimos que los distintos gobiernos abran vías seguras de migración para las personas que se ven forzadas a dejar sus casas y familias por causa de las guerras, el hambre y las injusticias.

Exigimos que se hagan todos los esfuerzos necesarios para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares.

Nuestra sociedad pierde sus valores fundamentales si no reacciona de forma más humana y nuestras administraciones no pueden parecer, ni aparecer, como insensibles a esta dramática situación.

No más muertes para llegar a Europa. Por un Mediterráneo solidario.

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Sobre el autor

Juanjo Castillo administrator

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